Todo emprendedor que se precie, o por lo menos el que haya tenido algo de éxito en su aventura empresarial, tiene un sexto sentido para detectar el negocio o algo que se denomina en el argot periodístico como olfato. Esta cualidad no se le puede negar a Mar Alarcón, fundadora y consejera delegada de SocialCar, que ya en 2010 tenía claro que el automóvil iba a sufrir una gran transformación de la mano de la tecnología eléctrica y del coche compartido.
Alarcón asegura que el cariz social también forma de esta plataforma de alquiler de vehículos entre clientes particulares, nacida en un entorno de crisis económica y que recientemente se acaba de expandir hacia la venta de vehículos de ocasión, basándose en la experiencia y opiniones de sus clientes que son los que utilizan los coches de otros.
A pesar de que subraya que su empresa cumple con la legislación vigente, destaca que esta no es la óptima y que las leyes siempre van por detrás de la innovación. Uno de los secretos de SocialCar es que en esta plataforma se mezclan clientes que buscan un vehículo por horas con otros que lo quieren varios días y también con personas que recurren al alquiler ocasional de su coche para sacarse un dinero extra o con los denominados ‘Súper Propietarios’, que pueden ingresar unos 7.000 euros al año cediendo su medio de transporte a otros.
Alarcón, también cofundadora de Social Energy, no tiene coche en propiedad, pero sí muchos a su disposición, y confía en seguir ampliando el radio de acción de la compañía dentro de las fronteras españolas, siempre con el teléfono móvil en la mano y con la intención de satisfacer las necesidades de movilidad de sus clientes.
PREGUNTA— ¿Cómo se le ocurrió la idea de entrar en el negocio de alquiler entre particulares?
RESPUESTA— Soy cofundadora de Social Energy, una ingeniería dedicada a las energías renovables. En 2010 teníamos claro que el coche, en algún momento, iba a sufrir una transformación radical, y pensábamos en el coche eléctrico y en el coche compartido. La movilidad debe orientarse hacia soluciones más sostenibles. Fue ese año cuando empezamos a gestar un proyecto de carsharing para Barcelona. No obstante, la idea de que la flota no fuera propia, como sucede en el caso del carsharing, sino que fuera la flota existente de particulares nos parecía que incorporaba al proyecto un componente social importante. En un entorno de crisis económica ayudar a las familias a rentabilizar su segundo mayor activo nos pareció relevante. Lanzar una plataforma de alquiler de coches entre particulares era complejo, pero muy significativo para la sociedad. Así que, a finales de 2011, nació SocialCar.com como la primera plataforma tecnológica en España que puso en contacto a propietarios de vehículos con otros que necesitan uno de vez en cuando. Y de forma legal y segura.
PREGUNTA— ¿Piensa que el alquiler tradicional está saturado?
RESPUESTA— No, el alquiler tradicional se concentra básicamente en aeropuertos para uso turístico y nosotros en ciudades para un uso recurrente. Hay espacio para todos.
PREGUNTA— ¿Cree que la proliferación e irrupción de nuevas fórmulas de movilidad puede acabar con el negocio tradicional dentro del sector de automoción?
RESPUESTA— Creo que todos los negocios, en general, deben sufrir una transformación hacia la digitalización y deben hacer un esfuerzo en poner al cliente en el centro de sus operaciones. En SocialCar lo que cuenta son los usuarios. Hemos creado una comunidad de personas con un objetivo único, que es satisfacer sus necesidades de movilidad. Nuestra misión es escuchar tanto a ofertantes como a los que usan los coches, y darles las soluciones que requieren.
PREGUNTA— ¿Cómo opina que deben convivir, desde un punto de vista jurídico, las soluciones históricas de movilidad como los taxis, rent a car o empresas de gestión de flotas con otras iniciativas como la suya?
RESPUESTA— La nuestra es una solución que, desde el principio, ha cumplido con la legislación existente. Es cierto que esta ley no es ni ágil ni óptima, ya que la innovación siempre va por delante de la legislación. Y lamentablemente, se asocia el uso de la tecnología con conceptos como la economía sumergida o la evasión de impuestos. Tanto SocialCar como otras plataformas de movilidad respetan las normas fiscales y laborales. Otras optan por aprovechar la escalabilidad para actuar de forma distinta. La Comunidad Europea y otras administraciones locales ya actúan de forma constructiva estudiando los beneficios sociales de las plataformas en lugar de optar por la vía fácil de prohibir a efectos de proteger algunas industrias.
En 2010 ya teníamos claro que el coche, en algún momento, iba a sufrir una transformación radical
PREGUNTA— ¿Qué acogida está teniendo el servicio que ofrece SocialCar entre sus clientes y entre los rivales? ¿Cuáles son los principales puntos de mejora que observa dentro del negocio?
RESPUESTA— Contra todo pronóstico, cuando la opinión generalizada era que en España teníamos un fuerte apego al coche, SocialCar ha conseguido gestionar una flota de 15.000 coches de particulares y una comunidad creciente de 200.000 usuarios que alquila coches en más de 600 poblaciones para su movilidad tanto habitual como vacacional. Las mejoras o, mejor dicho, la evolución irá acompañada de la mejora de la conectividad del vehículo.
PREGUNTA— ¿Cuando fundó la empresa, llegó a pensar en algún momento que iba a producirse un boom de nuevos modelos de movilidad tal y como se ha experimentado en nuestro país? ¿Piensa que este fenómeno tiene visos de continuar su crecimiento en el futuro a medio y largo plazo?
RESPUESTA— En 2012, tras nuestro lanzamiento, surgieron la mayoría de empresas de carsharing existentes hoy en día en España, así como plataformas de viajes compartidos, de taxi compartido o de servicios de vehículo con conductor. Junto con nosotros experimentaron muchos, la movilidad requería nuevas fórmulas más actuales y eficientes. El boom ha sido la rápida penetración de estas soluciones en el día a día del usuario, la escalabilidad que éstas tienen. Ya hay muchas personas que en ciudades como Madrid o Barcelona no tienen coche y alquilan el de sus vecinos cuando necesitan uno. Mejor un coche entre varios que varios coches sin usar.
PREGUNTA— Recientemente, la compañía ha ampliado su negocio a la venta de vehículos de ocasión ¿Cómo se ha gestado ese cambio? ¿Qué tal está siendo la experiencia?
RESPUESTA— La decisión de ampliar el alquiler a la venta fue en respuesta de las peticiones de los usuarios. En concreto, propietarios que alquilan sus coches deciden renovar sus vehículos, otros ya saben que quieren un coche, pero a la vez alquilarlo en SocialCar… Ambos acudían a nosotros preguntando: ¿Qué coche me compro? ¿Cuánto puedo ganar con éste o con este otro? Sin buscarlo, nos convertimos en prescriptores de coches. Es verdad que nuestra propia experiencia nos dice qué marca y qué modelo se alquilan mejor en cada ciudad, y qué dicen los usuarios de las prestaciones de cada vehículo, qué es lo que valoran más. Miles de personas dejan claras sus preferencias en la plataforma con las evaluaciones que hacen públicas después de un alquiler. La experiencia está siendo positiva, nuestros compradores valoran las condiciones de compra y saber de dónde viene el coche. Y qué ingresos puede generar.
PREGUNTA— SocialCar está atrayendo el interés de muchos stakeholders, y uno de los más sonados ha sido el RACC. ¿Cómo se distribuye ahora el capital de la firma y cómo lo hacía antes?
RESPUESTA— Es cierto que la última incorporación a la compañía como socio ha sido el RACC con la adquisición de un 6%. El resto se reparte entre los emprendedores, un selecto grupo de business angels y el reputado fondo de capital riesgo Cabiedes & Partners. La incorporación del RACC beneficia a ambas partes con una visión más estratégica.
PREGUNTA— En su opinión, ¿La sentencia que se prevé que se dicte en la Comisión Europea respecto de Uber puede cambiar el ‘statu quo’ de la movilidad actual?
RESPUESTA— La movilidad debe seguir evolucionando hacia soluciones flexibles, económicas y eficientes, pero sobre todo sólidas. Aparte de Uber y su repercusión en las administraciones, son muchas las partes que están construyendo una movilidad ad hoc con los tiempos en los que vivimos.
PREGUNTA— Con la introducción en el área de venta de coches usados ha ampliado su negocio, que también toca el renting ¿Cómo valora esta rama de negocio?
RESPUESTA— Ya disponemos de coches en renting o vehículo nuevo financiado, siempre pensando en este nuevo propietario que quiere poseer y usar un coche sin renunciar a la eficiencia. Pensando en que éste ya no sea únicamente un gasto, sino una inversión.
PREGUNTA— ¿Cuántos usuarios tiene en la actualidad en España? ¿Con cuántos prevé contar en 2018?
RESPUESTA— En España tenemos en este momento, como le comenté anteriormente, aproximadamente unos 200.000 usuarios. La intención es seguir creciendo, sabemos que muchos aún no nos conocen.
El alquiler tradicional se concentra en aeropuertos para uso turístico y nosotros, en ciudades. Hay sitio para todos
PREGUNTA— ¿Cuál es la flota que gestiona en el mercado español? ¿Cuál es su objetivo a medio plazo?
RESPUESTA— Tenemos en la plataforma unos 15.000 propietarios de coches. Es interesante ver cómo crece el número de propietarios que deciden publicar sus coches en la modalidad de “Reserva Instantánea” en la plataforma, es decir, están anteponiendo el alquiler de sus coches respecto al uso privado, buscando otras soluciones de movilidad en caso de necesitarlo, como es el transporte público.
PREGUNTA— ¿Cuál es el importe medio que suelen ingresar los usuarios que ceden sus coches? ¿Y el período medio de alquiler?
RESPUESTA— En la plataforma se puede encontrar al usuario medio que alquila el coche de vez en cuando durante el año, y que gana una media de 2.000 euros por año. Luego existen los “Súper Propietarios”, quienes ganan una media de 7.000 euros al año. La media de alquiler oscila entre tres y cinco días en periodos vacacionales y entre uno y dos días para una utilización recurrente. Además, SocialCar absorbió en marzo de este año la oferta particular de furgonetas campers y autocaravanas de la plataforma Areavan, siendo el alquiler medio de estos vehículos de ocho días.
PREGUNTA— Parece que su empresa está pisando fuerte en el territorio español. ¿Prevé expandir su presencia a nuevos países?
RESPUESTA— De momento, seguiremos explorando la transversalidad de la movilidad en España.
PREGUNTA— ¿Cree que la conflictividad que se está produciendo entre Uber/Cabify y los taxistas se puede reproducir también entre el sector del alquiler de vehículos y de nuevas fórmulas como la suya?
RESPUESTA— No creo. Partimos de bases muy distintas. En el alquiler de coches sin conductor no se da la polémica de las licencias administrativas, las cuales fueron eliminadas en 2010. Siempre y cuando se cumpla con lo que está escrito, lo cierto es que existen pocas las probabilidades de conflicto. De hecho, SocialCar ya colabora con empresas tradicionales de relevancia y siempre hemos mantenido una excelente relación con las más significativas, dando a conocer nuestro negocio y nuestra operativa a quienes se han acercado con interés. Veo más margen para la colaboración que para el conflicto.
PREGUNTA— Al hilo de todo lo que ha comentado en la entrevista, Considera que la figura del automóvil en propiedad tiende a desaparecer, especialmente en las grandes ciudades, para dejar paso a nuevas fórmulas como el carsharing o la propuesta que ofrecen ustedes en SocialCar?
RESPUESTA— En las grandes ciudades urgen soluciones de movilidad flexibles, bajo demanda, sostenibles y que liberen espacios ocupados por los coches infrautilizados como la nuestra. Aunque eso no significa que los coches que cumplan con esa función no puedan ser propiedad de otras personas. Eso es lo que defendemos desde SocialCar. Nosotros lanzamos hace un tiempo el servicio “Aparca y Gana” en ciudades como Barcelona y Madrid, el cual permite a los propietarios de coches dejar su automóvil en aparcamientos céntricos de las ciudades durante periodos en los que no los utilizan y poder atender los alquileres que reciben e incrementar así sus ingresos. Estos coches sirven a otros usuarios, y descongestionan las ciudades, aunque la titularidad sea de una persona.
“Odio una palabra: odio”
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