domingo 10, diciembre, 2023

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From the Inside Talks: La demanda embalsamada

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Me regaña mi editor (Alá le tenga en su gloria), porque escribo sólo cuando me sale de los trimestres. Pero es que todos los días te salen cositas que te alejan de tu feliz vida de escritor (excretor), nimias, inútiles, inanes, como pogüerpoint y ejcel que dejan poco más tiempo líbero que el justo para respirar (entrecortado) entre reunión y reunión.

No es menos cierto (tampoco más) que cada día se te escapa una sonrisilla con ciertos clichés de multinacional, repetidos hasta la “extremaunción”, mientras ves cómo van convenciendo a los de alrededor y te entran ganas de escribir para compartir con ese papelico en blanco que es el Word para no sentirte solo.

Cada día se te escapa una sonrisilla con ciertos clichés de multinacional, repetidos hasta la “extremaunción”

Poco a poco, como en una peli de zombis, vas viendo como, mordisco a mordisco, despido a despido, hay cada vez menos humanos en cada reunión, de esos que levantan la cabeza cuando el jefe dice una gilipollez, a ver si hay alguien más que, como tú, calla por prudencia, pero que pone esa sonrisilla de: Me voy a callar, que hay colegios que pagar, pero esto se lo va a creer la madre del topo.

La penúltima es la de la demanda embalsada.

Si no tenemos nada que vender, ¿por qué salimos más tarde de la oficina? ¿Por qué tengo que hacer más planes de contingencia si lo que tengo es a los clientes cabreados porque no le entrego ni las alfombrillas? ¡Coño, Si el repartidor de Amazon ha entregado más paquetes en mi casa que yo coches a mis clientes floteros!

El caso es que, a un iluminati de los jefecillos, se le ha ocurrido hacer gráficos con la “demanda embalsada” y así andamos: Entre barras, barras apiladas y gráficos en cascada, llevamos un mes sin coger el teléfono a los clientes para poder explicar gráficamente a los grandes jefes (toro sentado y los demás de rodillas), que no entregamos porque no nos entregan, pero que tenemos una ristra de clientes esperando que parece la cola del Goxo de Dabiz en Fernández de los Rivers. O la de Rocco.

Pues todo eso hay que medirlo y graficarlo.

Igualico que Gila: «Hola, ¿¿¿buenaaaaas???? ¿¿¿Es el clienteeeeee?? Que digo que si cuando tenga coches que cuantos va a querer…. Que noooo, que no es pa mí, es pa mi jefe. ¡Ya sabe usted!»

 

Y vamos así, poco a poco, gotica a gotica (de mica en mica s´omple la pica), duplicando demandas reales para que el gráfico quede bonito. Hemos mejorado: Hemos pasado de las promesas autocumplidas a los gráficos autorrellenados y autocumplidos.

Un jefe malo como la Quina que tuve, lo único que me intentó enseñar fue una fórmula excel para buscar el número que tenías que poner

Un jefe malo como la Quina que tuve, lo único que me intentó enseñar fue una fórmula excel para buscar el número que tenías que poner en una celda para que te diese el resultado que querías que te diese. No lo aprendí nunca. Me negué. Jamás nos entendimos. Endulzar la caca no la convierte en Nocilla.

Mejor los jefes listos que quieren saber hasta dónde les llega el barro (a la altura de los kinder schokobons, por lo general) y luego ya vemos cómo lo explicamos para los que tienen que decidir. Los jefecillos malos mienten y pegan patadas hacia delante, hasta que les pillan y entonces las patadas van p´abajo.

 

Total… que el otro día me tuve que salir de una reunión porque me entró la risa floja al darme cuenta de que la demanda no estaba embalsada, sino embalsamada. Que todos los clientes tienen hambre, pero que el día que haya comida no se van a comer cuatro menús y postre y mucho menos a los precios nuevos, que parece que dentro de cada coche vamos a meter un kilo de harina de la risa.

Cuando la churrera de la fábrica empiece a soltar coches como si no hubiese mañana y como si los tuviésemos todos vendidos, volverán las oscuras producciones de nuestras campas los stocks a colgar… y llamaremos, de nuevo, como Gila, al cliente, a preguntar por el “enemigo” y nos dirá:

¡Coño! ¡Si estabas vivo! ¿Qué ya no lo tienes todo vendido? ¿Pues sabes, qué? Que hoy tengo plancha… que ha venido un chino y se lo ha quedado tó.

 

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