La firma automovilística japonesa Mazda somete a todos sus modelos a una serie de pruebas en condiciones extremas de utilización con el objetivo de hacerlos más duraderos y de comprobar su fiabilidad, según ha informado la empresa en un comunicado.
En este sentido, la compañía abrió el año pasado un nuevo laboratorio de ensayos ambientales en su sede central de Hiroshima (Japón) para someter sus modelos a las condiciones meteorológicas más extremas.
Además, se llevan a cabo pruebas para estudiar el efecto en los fluidos térmicos con el vehículo en movimiento. El laboratorio puede reproducir temperaturas exteriores que van desde el calor del desierto al frío polar, niveles de humedad entre el 30% y el 80%, vientos de hasta 250 kilómetros por hora y la radiación solar del ecuador.
Por su parte, el laboratorio de ensayos de corrosión de vehículos dispone de una avanzada tecnología de simulación de salpicaduras. Con ella se agilizan los procesos de ensayo y los ingenieros pueden resolver los posibles problemas dentro de los plazos de desarrollo de un nuevo modelo.
El rodaje de Mazda
En las cercanas instalaciones de pruebas de Miyoshi (Japón), los coches se hacen rodar en trece circuitos. Mazda cuenta con ingenieros expertos en detectar defectos y ruidos indeseables.
Por la noche, cuando los ingenieros no están examinando el coche, un robot se encarga de rodarlo por distintos circuitos de pruebas, recorridos bacheados y pistas de tierra encharcadas, como parte de un experimento para mejorar la eficiencia del proceso de pruebas.
Tras todas las pruebas, los ingenieros analizan los datos y proponen mejoras que se aplican a los futuros modelos. Este trabajo propicia nuevos avances en la industria del automóvil, y además, el compromiso de Mazda con el medio ambiente exige buscar nuevas soluciones.
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