La cuadratura del círculo: que Irlanda del Norte y la República de Irlanda sigan sin frontera cuando el Reino Unido salga de la Unión Europea. Este es uno de los muchísimos problemas que Theresa May y los negociadores de Bruselas tienen que resolver antes de marzo de 2019. Para entenderlo, nos fuimos al Valle del Boyne, al noreste de Dublín, con el fin de conocer el lugar de la batalla que lleva el nombre del río, rodeado de belleza y tragedia.
Los verdes prados, la quietud y el aire puro dificultan imaginar la lucha feroz, en julio de 1690, entre el ya depuesto rey católico de Irlanda, Inglaterra y Escocia, Jacobo II, y su yerno, el rey protestante de Inglaterra, Guillermo III de Orange. En Oldbridge House, el elegante palacio barroco que alberga el museo, se reproduce el cruento combate. La derrota del monarca Estuardo supuso el retorno a su exilio francés y el predominio protestante en las islas británicas. En 1919 se estableció la independencia de Irlanda y en 1922, tras nuevas guerras, por el Tratado angloirlandés, la partición de la isla: Irlanda del Norte, para el Reino Unido y el resto para la república irlandesa.
Dejamos atrás el odio y la violencia y continuamos la placentera excursión en coche. Muy cerca, visitamos Newgrange, el túmulo megalítico construido hace unos cinco mil años, en la colina de Tara. Menhires celtas con símbolos geométricos rodean esta inmensa arca, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Europa. Nos adentramos por el angosto pasillo, acompañados por el rayo de sol que penetra hasta inundar la cripta con luz dorada. Y llenos de misticismo y misterio, con el silencio de las montañas suaves que miran al mar, regresamos al bullicio de la capital irlandesa que nos invita a pasear por elegantes calles y plazas de arquitectura georgianas.
Los seguidores de culto de James Joyce podrán disfrutar de las rutas de Leopold Bloom, el protagonista del Ulises, la gran novela del autor dublinés: el puente O´Connell sobre el río Liffey, el Freeman´s Journal, la columna de Nelson… Hoy, todo en pleno centro de la vida cosmopolita y próspera de la capital. Merece la pena adentrarse en el Trinity College, la Universidad más antigua de Irlanda, fundada en 1592. Un atractivo campus, entre bellos jardines. Su magnífica biblioteca alberga el Libro de Kells: los cuatro evangelios escritos en latín, en el siglo IX.
Y por la noche, otro encuentro con la historia: la antigua destilería Jameson que durante doscientos años fue centro de producción y ahora es museo del whisky y restaurante. O la visita a uno de los pub más famosos: el Temple Bar, de 1840, tan querido por turistas como por irlandeses. ¿Será por la buena cerveza y música que ofrece?