Actualidad » El gasóleo ha sido tradicionalmente dominante en el sector de flotas.
Parecía que esto nunca iba a suceder. Que el diésel era el mejor aliado de las flotas. Que no había una tecnología más eficiente y que ofreciera una mejor relación entre inversión y consumo. Sin embargo, en los últimos tiempos se está observando un cambio de tendencia en la compra de vehículos diésel en el conjunto del mercado automovilístico español, tanto en los canales de clientes particulares como en el de las flotas (empresas y rent a car).
Se está reduciendo la cuota de los modelos impulsados por gasóleo en favor de otros de gasolina, cada vez con menores consumos, y también de tecnologías con menos trayectoria como la eléctrica, la híbrida, el gas, ya sea GNC o GLP, o la pila de combustible de hidrógeno.
Estos ‘recién llegados’ todavía tienen unos mayores costes de utilización, pero la previsión es que éstos se reduzcan en un futuro próximo y puedan hacerle competencia al rey de las flotas en España y en Europa, el diésel. Unos dicen que este cambio en el paradigma de la estructura de las tecnologías de propulsión en el sector de las flotas, especialmente en el renting, es consecuencia de la mejora de la eficiencia de los motores de gasolina, mientras que otros aluden a una mayor conciencia medioambiental por parte de las empresas a la hora de conformar sus flotas.
Igualmente se señala que el caso del software detectado en millones de vehículos del grupo Volkswagen ha hecho mucho daño a los coches de gasóleo.
Parece que todas las partes involucradas en el sector están de acuerdo en que las restricciones de tráfico en las grandes ciudades europeas y las nuevas normativas medioambientales representan los principales aspectos que pueden provocar un cambio significativo de orientación en la decisión de compra de las grandes flotas.
Ello, en la hora de reducir su apuesta por el diésel y en la estrategia de los fabricantes de automóviles hacia el desarrollo de nuevas formas de movilidad con motores eléctricos, híbridos, híbridos enchufables, de gas o de hidrógeno. Lo que no parece estar tan claro es que el diésel vaya a dejar de ser el rey de las flotas sin luchar. Y menos a corto plazo.
Las normativas sobre emisiones y las medidas de reducción del tráfico en los núcleos urbanos han motivado que los gestores de flotas se planteen la necesidad de tener que comprar coches con etiquetas ‘Eco’ o ‘cero emisiones’ si quieren que sus vehículos puedan circular por las almendras de las grandes ciudades en episodios de alta contaminación o en cualquier otro momento si se opta por restringir la circulación de modelos de gasóleo.
No parece tan evidente que en un futuro próximo el diésel vaya a dejar de ser el dominante del sector de renting, puesto que todavía no hay ninguna tecnología que pueda competir en igualdad de condiciones en términos de TCO y, concretamente, en este canal en el que los vehículos reciben, en la mayoría de los casos, un uso exhaustivo y con un kilometraje medio muy superior al que realizan los conductores particulares.
Algo está pasando…
Parece indudable que, como dice la canción de ‘El Canto del Loco’, ya nada volverá a ser cómo antes en lo que se refiere al diésel, puesto que, desde hace varios años, la penetración del gasóleo en el conjunto de las matriculaciones españolas se está reduciendo desde el ejercicio 2010.
Según datos de la asociación de fabricantes Anfac, en 2010 los automóviles diésel representaban el 71% de las ventas totales, un peso que se ha ido reduciendo anualmente hasta 2016, cuando se situó en el 56,8%, frente a un 40,2% de gasolina y a un 3% de híbridos y eléctricos. En los primeros compases del año esta tendencia sigue acentuándose, de forma que en el primer trimestre los coches diésel eran el 51,3% del total, acercándose a la paridad con la gasolina (44,2%).
En el sector del renting está pasando algo parecido, dado que el año pasado se matricularon, según cifras de la AER, un total de 171.067 vehículos de gasóleo en este canal de mercado, lo que supuso un 62,5% de las matriculaciones totales y representó una cuota del 83,21% en el sector, con un total de 30.741 vehículos de gasolina, un 14,95% del renting.
En los tres primeros meses del año, el desplome continúa, ya que esta tecnología estaba presente en un total de 48.054 vehículos de renting, un 77,76% de todo el canal, frente a la cuota del 20,22% de la gasolina, con 12.494 unidades.
El presidente de la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER), Agustín García, asegura a Fleet People que los modelos diésel son “por ahora” los más eficientes en cuanto a kilómetros y recorridos que, en general, se realizan en este canal.
“Esta tendencia va a ir descendiendo paulatinamente, puesto que los clientes son cada vez más sensibles a los aspectos medioambientales relacionados con el vehículo y a las restricciones de tráfico que se van imponiendo poco a poco en las grandes ciudades”, subraya, al tiempo que destaca que los híbridos están ganando aceptación, mientras que los de gas irán aumentando su presencia.
En este sentido también se posiciona la portavoz de la asociación de consumidores OCU, Ileana Izverniceanu, que indica a FP que el diésel irá perdiendo “claramente” presencia próximamente respecto a otras tecnologías, aunque también la gasolina, a medida que las tecnologías eléctricas vayan siendo más económicas y tengan menos limitaciones.
No obstante, cree que este cambio no será tan rápido como muchos esperan y resalta que estará muy vinculado al comportamiento de las administraciones públicas en materia fiscal de incentivo a la introducción de nuevas tecnologías de movilidad. “El canal de flotas no es ajeno a las tendencias del sector y, en los últimos tiempos, las políticas medioambientales de las administraciones van encaminadas a reducir la presencia del diésel en el parque automovilístico español”, destaca el director de Flotas y Remarketing de Toyota España, Vicente Cabello, quien añade que los vehículos híbridos jugarán un papel muy importante en la renovación de las flotas de las empresas por automóviles más eficientes, puesto que esta tecnología está experimentando grandes crecimientos y representa “una alternativa real y mucho más eficiente que un modelo diésel o gasolina”. Las posiciones del sector del automóvil, del renting y de los consumidores parece que están alineadas en relación con el futuro menos esplendoroso que en el pasado para el diésel.
Premisas irreales
El cambio de la ‘dieselización’ del renting hacia una nueva realidad con una tarta más repartida con otras tecnologías se está realizando de una forma progresiva. No obstante, el gerente de Flotas de Mercedes-Benz España, José Manuel Villarrubia, advierte de que si este cambio de paradigma se acelera más de lo esperado, las compañías de renting podrían sufrir consecuencias “muy negativas”, puesto que los cálculos de los valores residuales de los vehículos, que representan una parte fundamental en la operativa del sector, “estarían basados en premisas no reales”.
Entre los efectos “impredecibles” que podrían experimentarse destacan el impacto sobre los precios de los vehículos nuevos y de ocasión, problemas de suministro por parte de los fabricantes al no poder atender la nueva demanda, cambios en el cálculo de los valores residuales y podrían ocasionar una modificación de las inversiones de las marcas y de la industria auxiliar.
A estas hipótesis también se suma el gerente de Flotas de Mercedes-Benz España, José Manuel Villarrubia, quien afirma que las limitaciones en las grandes ciudades obligan a empresas y particulares a incluir el factor contaminante en la toma de decisión para renovar su vehículo, un suceso que “no es una moda pasajera”.
“A día de hoy es imposible predecir cuál será el equilibrio del diésel frente al no diésel, lo que sí se puede afirmar es que las matriculaciones de no diésel (motores de gasolina, híbridos y eléctricos) irán creciendo de forma exponencial”, subraya Villarrubia en declaraciones a Fleet People.
Además, el directivo indica que parece que la tendencia a este cambio está siendo suave y alerta de que si fuera un cambio brusco podría tener consecuencias “impredecibles” que afectarían a los precios de los coches nuevos y usados, al cálculo de los valores residuales. Y también ocasionaría problemas de suministro a los fabricantes al no poder satisfacer la demanda.
La regulación, lo que más pesa
Existen muchos indicadores que muestran cómo esta pérdida del peso de los modelos de gasóleo no es una casualidad, ni una decisión caprichosa por parte de los gestores de flotas, sino que es el resultado de diferentes situaciones que han ido presionando a la hora de hacer menos competitiva esta tecnología frente a otras. Como ejemplos se encuentran la mejora de la eficiencia de los propulsores de gasolina, la llegada de nuevas tecnologías más respetuosas con el medio ambiente, la mayor conciencia ecológica de empresas y conductores, el impacto del caso Volkswagen y, por encima de todas estas razones, las restricciones de circulación de las ciudades a los modelos más contaminantes.
La portavoz de la OCU asegura que el “escándalo” de Volkswagen no ha afectado a la tecnología diésel en concreto y opina que, en el caso de las grandes flotas, el punto de vista económico puede tener un peso muy importante, “quizás por encima de otros aspectos, como el medioambiental”.
Respecto de las medidas de los ayuntamientos, Izverniceanu considera que las empresas tendrán que buscar alternativas al diésel si sus vehículos están destinados a uso mayoritario en ciudades con limitaciones de este tipo, mientras que en ciudades en las que no existan dichas barreras “es probable que continúe la presencia del diésel en las flotas”.
Por su parte, el gerente de Flotas de Mercedes-Benz España califica lo sucedido con Volkswagen como “un caso puntual” y asegura que son los anuncios por parte de las administraciones locales los que realmente influyen a la hora de elegir un tipo u otro de propulsión en el vehículo del parque corporativo que se va a sustituir. Así, señala que las compañías de renting se tendrán que adaptar a las normativas vigentes y añade que también lo harán las empresas usuarias de este tipo de servicios, en relación con las decisiones que tomen las administraciones locales apoyándose en los altos índices de contaminación, “sin entrar a valorar si son o no correctas”.
Al mismo tiempo, Agustín García explica que el problema detectado en el software de vehículos del consorcio alemán Volkswagen “estigmatizó un poco al diésel” durante un tiempo, aunque destaca que la Unión Europea “tenía y tiene previstas” medidas para que las emisiones en laboratorio y en condiciones reales de uso de los vehículos vayan convergiendo. En lo referente a las políticas de circulación que están llevando a cabo algunos ayuntamientos españoles y europeos, el máximo responsable de la AER subraya que se ha observado una reducción del peso de los vehículos de gasóleo en el canal de renting en los últimos años.
Aunque también apunta que en este canal los modelos se renuevan cada cuatro años, por lo que incorporan los últimos avances en seguridad y en materia medioambiental y la tecnología más avanzada, por lo que esta nueva realidad se alcanzará tras una adaptación paulatina, que no tiene porqué ser traumática. Desde el punto de vista del responsable de Flotas de Toyota España, el escándalo del diésel de Volkswagen ha podido afectar de manera negativa a la tecnología diésel, aunque asegura que desde hace tiempo ya se estaba observando una tendencia del sector hacia energías alternativas.
“Todas las tecnologías alternativas entrarán de una forma u otra en el canal de flotas. A día de hoy, los híbridos son la mejor opción para una empresa que pretenda tener una flota eficiente, comprometida con el medio ambiente y con un funcionamiento similar a un vehículo convencional”.
89%
La cuota diésel en el mercado de empresas de renting es predominante, pero ha cedido en casi cinco puntos desde 2015.
Al hablar de lo que está sucediendo en las grandes ciudades, Cabello apunta que muchas empresas han detectado ya la necesidad de cambiar su estrategia y decantarse por modelos más eficientes que los diésel.
Así, resalta que si un representante de una compañía necesita entrar al centro de Madrid en días de alta contaminación, con los protocolos más restrictivos activados, tendrá que utilizar un vehículo con etiqueta ‘Eco’ o ‘cero emisiones’ o no podrá acceder a la parte más céntrica. “Por ello, compañías de todos los sectores apuestan cada vez más por modelos con esta catalogación y ahí, los híbridos de Toyota, son referencia. Esta circunstancia, previsiblemente, no sólo se mantendrá, sino que se acentuará en los próximos años, por lo que Toyota continuará con su apuesta por una tecnología eficiente, medioambientalmente sostenible y de bajo de adquisición y mantenimiento”, subraya el directivo en declaraciones a Fleet People.
¿Si no es el diésel qué será?
Que el diésel está perdiendo punch en el conjunto de las matriculaciones de automóviles en España y del canal de renting, ya sea por un motivo o por otro, es un hecho y parece que esta afirmación cuenta con la aprobación de los diferentes actores implicados en el sector.
Lo que no es tan fácil es poner de acuerdo a todos en relación con cuál es la tecnología o tecnologías que irán comiendo terreno al todopoderoso motor de gasóleo y si algún día este tipo de vehículos dejarán de ser los más vendidos entre los profesionales.
Los gobiernos de los países europeos, entre ellos el español, están trabajando en la línea de impulsar la introducción de vehículos de energías alternativas a la combustión tradicional (diésel y gasolina). Así, el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017 incluye una partida de 16,6 millones de euros para el denominado Plan Movea, a través de la que se subvenciona la compra de vehículos eléctricos, de hidrógeno, de gas licuado de petróleo, de gas natural comprimido y licuado y de motocicletas eléctricas, así como a la puesta en marcha de puntos de recarga en zonas de acceso público.
Igualmente, los PGE también cuentan con una dotación adicional de 50 millones de euros un poco misteriosa y que alude a ayudas a financiar actuaciones de apoyo a la movilidad eficiente y sostenible.
La estrategia que están adoptando los gobiernos central y locales en España es clara y a ella se están sumando los grandes fabricantes de automóviles que están destinando grandes inversiones al desarrollo de nuevos modelos impulsados con energías alternativas como la eléctrica, la híbrida, la híbrida plug-in, la de gas (ya sea comprimido o licuado) o la de hidrógeno.
En esta línea, José Manuel Villarrubia señala que Mercedes-Benz invertirá 10.000 millones de euros en la electrificación de sus vehículos, en comparación con los 3.000 millones de euros que destinará a la mejora de los motores convencionales.
A pesar de que parezca que los gobiernos y los fabricantes reman en el mismo sentido hacia una movilidad más verde, esta estrategia todavía no se está dejando notar en las cifras de ventas en España, puesto que los modelos híbridos y eléctricos sólo representaron el 3% del total de matriculaciones en 2016 y el 4,4% en el primer trimestre. Esta situación es similar a la que se experimenta en el renting, donde los modelos de gasolina y gasóleo representaron más del 98% de las ventas en 2016 y también en los primeros tres meses del año actual.
El diésel ha visto cómo su cuota en las ventas de renting se ha visto reducida, con una gran progresión de los modelos de gasolina, lo que se explica por los menores consumos de estos y por la perspectiva de limitación de la circulación de estos coches en las grandes ciudades.
Pero, con la calculadora en la mano, los vehículos de gasóleo siguen siendo la opción más rentable y con menores costes de utilización para las empresas.
La pregunta es: ¿Cuándo dejarán de serlo?