Por Alejandro Rodríguez, director de Operaciones de Reflex
Aprovecho para que se deshaga el hielo de los cristales. Observo que me queda apenas un cuarto de depósito, así que doy orden en remoto de que me localice de camino al trabajo la estación de servicios con el combustible más barato. Por suerte, ya no pierdo el tiempo cada mañana en buscar las llaves del vehículo. Mi móvil abre sus puertas.
Entro en mi coche (ya en marcha desde hace unos minutos) y le ordeno por voz iniciar la marcha hacia la gasolinera primero y hacia mi lugar de trabajo después. Empiezan a actuar todos sus sensores. Mi automóvil está conectado conmigo, con otros vehículos y con las carreteras por las que voy a circular. El piloto automático comienza la marcha mientras atiendo a mi e-mail y escribo algunas notas importantes. Alcanzo mis destinos sin mayores contratiempos, de forma segura y responsable, acatando todas las normas de seguridad vial existentes. Empieza otra dura jornada en la oficia.
Entro en mi coche (ya en marcha desde hace unos minutos) y le ordeno por voz iniciar la marcha hacia la gasolinera primero y hacia mi lugar de trabajo después. Empiezan a actuar todos sus sensores
Hace unos años, este relato sonaría a ciencia ficción… hoy solo es ciencia. La conectividad en nuestra vida diaria es una realidad creciente y, por supuesto, está llegando a nuestros automóviles de forma gradual pero imparable.
Para el 60% de los usuarios españoles la conectividad de un vehículo es un factor determinante a la hora de elegir modelo, por encima de las prestaciones del mismo. En Estados Unidos, país pionero a la vanguardia de esta tecnología, alcanza el 80% esa cifra de preferencias en elegir tu vehículo. Y es que, en este ámbito, Europa está todavía a cierta distancia de Norteamérica.
El 15% del parque automovilístico de Estados Unidos ya está conectado (por un 6% europeo) según Consumer Electronic Association con un total de 8 millones de vehículos que asiste de momento en todas sus comunicaciones AT y T y, por primera vez, el 69% de las conexiones a internet ya se hacen a través de tablets o vehículos más que a través de ordenadores.
Pero, antes de adentrarnos en el proceloso mundo de los datos, concretemos algo más la propia definición de lo que es un vehículo conectado.
La conectividad busca tres objetivos fundamentales:
- Ayuda a la conducción y entretenimiento.
- Seguridad.
- Autonomía propia del vehículo.
Por suerte para los bolsillos más humildes, ya no es necesario acceder a marcas premium para tener estos sistemas en nuestros coches (aunque, sin duda, marcas como BMW, Audi o Mercedes son la punta de lanza tecnológica) sino que las principales marcas generalistas están también apostando fuerte por instalar wifi que nos dé acceso a una serie de aplicaciones que nos proporcione tanto el mero divertimento como ayudas básicas para encontrar parking, estaciones de servicio, talleres mecánicos, mensajes por voz que nos indiquen si ha habido algún accidente en nuestra ruta o tenemos carriles con alta congestión para desviar el recorrido en tiempo real, etc. Sufrir por los datos de nuestro móvil al bajar música o películas será un problema del pasado, teniendo acceso casi ilimitado a estos contenidos.
Estos sistemas, más o menos desarrollados, toman diferentes nombres según los fabricantes, Connect Apps para Peugeot, Sync en Ford o R-link en skoda o Renault son algunos ejemplos de una conectividad similar con diferentes denominaciones.
En cuanto a seguridad, ya disponemos de algunos elementos desde hace años en los que ni siquiera hemos reparado. Estar conectados con la climatología o la luz del día, nos activa limpia parabrisas o luces cortas, por ejemplo. Los sistemas de park assist, o alarmas de proximidad también forman parte de esa conexión del vehículo con otros coches y con las infraestructuras que nos rodean.
La conectividad hace que en caso de accidente se active una alarma a los servicios de urgencias geolocalizando nuestro coche para que acudan en nuestra ayuda aun sin pedirla (este sistema, por cierto, será obligatorio en todos los vehículos a partir de Marzo de 2018) salvando según estimaciones y solo en Europa, mas de 2.500 vidas.
Los impactos por alcances tenderán a desaparecer y el error humano, presente en el 90% de los accidentes según ANFAC, disminuirá drásticamente cuando el parque automovilístico español y europeo desarrolle e incluya estos avances tecnológicos.
Hemos avanzado por tanto un camino lleno de incertidumbres, largo y complejo del que aún queda mucho por recorrer. A día de hoy, los avances son palpables. El gremio del taxi, pionero en ellos y banco de pruebas en numerosas ocasiones ya los conoce y los aplica. Hoy la conexión de su vehículo con su smartphone y con las condiciones de la vía les avisa de futuros clientes, proyecta eventos donde sus servicios vayan a ser necesarios, les desvía a tiempo real evitando accidentes, colapsos, obras. Saben en cada momento el consumo real de combustible y pueden redirigirse hacia las estaciones de servicio más económicas.
Los impactos por alcances tenderán a desaparecer y el error humano, presente en el 90% de los accidentes según ANFAC, disminuirá drásticamente cuando el parque automovilístico español y europeo desarrolle e incluya estos avances tecnológicos
Sus vehículos conectados hoy día, aparcan solos, avisan de maniobras bruscas, evitan salidas del carril. Muchos de ellos con asistente de golpe frontal paran el vehículo ante una posible colisión en milésimas de segundos y dejando apenas unos centímetros de distancia con el predecesor. La geolocalización nos mantiene ubicados en el mapa en caso de accidente grave, nos optimiza recorridos, nos adelanta una serie de informes adaptados al conductor o gestor más exigente.
La conectividad hoy es un activo fundamental, imparable, que ya utilizamos aunque no hayamos escuchado jamás este término. El objetivo final es conseguir un vehículo autónomo que circule por nosotros en piloto automático. Para ello, ya poseemos el núcleo de su desarrollo. Conocemos como funcionan los sensores, tenemos navegadores avanzados y el vehículo ya circula y aparca solo sin necesidad de nuestra atención.
Ahora debemos combinar todos estos elementos y añadir un estudio de las propias vías por las que circulamos (estudio que por cierto lleva a cabo la Universidad de Málaga) para que los 25 prototipos impulsados por Google para que circulen por California o los camiones fabricados por Daimler homologados para las carreteras de Estados Unidos, sean una realidad en pocos años.
En la medida que nos puede afectar, Reflex tiene una política muy activa no solo en fomentar el Renting de vehículos conectados con los últimos avances conocidos sino en desarrollar nuestras propias aplicaciones ya vigentes para conductores y responsables de flotas, que les permitan conocer, por ejemplo, las estaciones de servicio con mejor precio que les rodea, enviarnos en tiempo real tanto fotos como partes de accidentes para que empecemos a gestionarlo sin demora, descargarse ficha técnica, seguro obligatorio o impuesto de matriculación o conocer al instante cuando le corresponde a cada vehículo la próxima revisión. Todo ello, desde cualquier smarphone o dispositivo conectado.
Sobre esta plataforma seguiremos desarrollando toda aplicación que sirva para mejorar el contacto entre nuestros clientes, gestionando de forma más rápida y eficaz cada incidencia sin perder el nexo humano al que damos una importancia capital.
Con la movilidad eléctrica se abrirá un campo aun mayor de conectividad, recargando en remoto baterías o informándonos de todos los parámetros que puedan estar fallando en nuestro coche de forma similar a la información aeronáutica que se da a los pilotos.
De momento, el objetivo a medio plazo es alcanzar a Estados Unidos y llegar en 2022 a los 700 millones de vehículos conectados en todo el mundo. ¿Ciencia Ficción o simplemente Ciencia? Habrá que esperar hasta entonces para comprobarlo.