En 1986, Enzo Ferrari cumplió 39 años desde que había construido su primer bólido, y planteó a sus ingenieros celebrar el 40 aniversario, que se celebraría un año después, con un modelo especial.
Dicen que el mítico F40 debe su nombre a ese aniversario y a un homenaje a un mercado fundamental para la casa, el estadounidense, por lo que por también quisieron que su denominación fuera en inglés —Ferrari Forty—. Con un imponente propulsor V-8 de tres litros capaz de desarrollar 478 CV de potencia, el F40 se convirtió al instante en el coche de calle más rápido del mundo de su época: 324,1 kilómetros por hora de velocidad máxima. La conexión del modelo con Stefano Casiraghi, un empresario italiano rico amante de la vida y de la velocidad, fue instantánea. Casiraghi, quien se convirtió en celebridad mundial tras casarse con Carolina de Mónaco, falleció trágicamente en 1990 en un accidente a bordo de una lancha offshore y en plena competición. Adoraba las carreras, el olor a gasolina y ganó múltiples premios de motonáutica. De hecho, cuando su lancha fueraborda se accidentó marchaba como líder del campeonato del mundo de offshore. Stefano Casiraghi adquirió el Ferrari F40 de la imagen en marzo de 1989 y lo lució en varias ocasiones junto a su mujer, aunque la alegría le duró poco, porque la princesa de Mónaco, asustada por las características del bólido asociadas a la mentalidad de su marido, le pidió que lo vendieron sólo dos meses después. Esta unidad de F40 cuenta con apenas 4.300 kilómetros en el contador y ha recorrido sólo 600 kilómetros en los últimos ocho años. Lo subastará la compañía RM Auctions el próximo 3 de febrero en París.