A veces —y no siempre tan a veces—, uno necesita probar y probar hasta que acierta con la tecla deseada. Con la que necesita, con la que estaba buscando. El fabricante de automóviles Suzuki está en ese momento. Ha lanzado este ejercicio los nuevos Vitara y Baleno, y ahora le llega el turno al S-Cross.
La nota predominante en los tres vehículos reside, a nuestro juicio, en que han conseguido mutar de un modo notable la imagen y percepción estética que parte del público depositaba en la firma nipona. Eso, unido a una acertada —también a nuestro juicio, claro está— acción publicitaria de la mano del actor Florentino Fernández, un tipo a quien no le preguntas si es del Barça o del Madrid, que simplemente cae bien a todo el mundo, está movilizando a toda marcha los resultados comerciales de Suzuki en España.
“El 80%, sí, el 80% de todas las ventas que estamos efectuando del nuevo Vitara se corresponden con nuevas conquistas de clientes, con personas que antes no tenían un Suzuki. Estamos muy contentos con ello y, desde luego, abre nuevos caminos para nosotros”, explicaba esta semana Juan López Frade, director general de Suzuki Ibérica, ante un grupo de periodistas.
Ahora, el turno le llega al S-Cross. Y tiene que repetir, en el ámbito comercial, ese movimiento telúrico y satisfactorio que están proporcionando los nuevos modelos a la red de concesionarios del fabricante.
A simple vista, nos da la impresión de que el S-Cross encaja como un guante a todas aquellas empresas que utilizan un vehículo con ciertas aptitudes offroad, sin que tengan que emplearse a fondo. El mercado corporativo, y específicamente en determinadas actividades, como todas aquellas relacionadas con el ámbito forestal, se centraban en la compra o el renting de enormes todoterreno cuya utilización pura no llegaba al 10%.
Con modelos como el S-Cross, más que de sobra para dichas tareas, por ejemplo. Así lo entienden las empresas de un tiempo ya lejano a esta parte, y así lo entienden las marcas de coches, que ofrecen cada vez más vehículos que juegan muy bien ese terreno mixto que ofrece aptitudes para el campo y comodidad y estética para el ocio.
Por fuera, el S-Cross nos ha llamado la atención porque transmite fuerza. López Frade, el responsable de Suzuki en nuestro país, indicó que cuenta “con más presencia, estilo propio y, sobre todo, robustez”. Además, se han añadido más colores a la gama del vehículo y el equipamiento, incluso desde la versión más económica, mejora en comparación con el modelo al que sustituye.
Los cambios nos parecen más notables en el interior. Tanto en la disposición del habitáculo para el conductor y el acompañante, muy bien resuelta, como por la calidad de los materiales, que nos resultó, y tras conducir el vehículo durante una mañana, uno de los puntos clave del S-Cross.
Y decimos uno de los puntos clave porque lo mejor, para nosotros, llegó al probar la versión 1.4 con transmisión automática. El cambio, con levas en el volante incluidas, es notable. Y dentro de nuestra escala de valores, el sobresaliente lo tiene la relación ZF de un Porsche. Para gustos colores, pero el tiempo de reacción y la respuesta de la transmisión nos parece magnífica. Sí, les recomendamos la versión automática, por si hay alguna duda al respecto. La recomendamos, y mucho.
¿Qué ‘cosas’ y gadgets trae el S-Cross en su equipamiento de serie que antes no llevaba? Pues desde la versión inicial, sistema start and stop, bluetooth, volante con manos libros integrado y sistema de retención en pendiente, por ejemplo. En la medida que avancemos en el pack elegido, el equipamiento crece —y bastante— respecto del S-Cross de 2014.
En relación con los motores, este SUV estrena dos motores de gasolina, un 1.0 que ofrece 111CV y otro 1.4l de 140CV de potencia. Ojo con el S-Cross de un litro y 111CV, porque funciona fenomenal, es barato y puede ser una opción muy recomendable para comerciales que necesiten espacio extra y un vehículo con empaque y presencia.
Otro punto interesante desde el punto de vista corporativo, especialmente si se pone el enfoque en la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), es el componente medioambiental del vehículo. Aun siendo relativamente grande, las emisiones de dióxido de carbono del S-Cross arrancan en unos discretos 113 gramos por km recorrido para la versión 1.0 de 111CV y marcan su tope en 127 gramos con el 1.4 diésel de tracción total.
El nuevo Suzuki S-Cross mide 4,3 metros de largo, se comercializa con cinco años de garantía completa y cuenta con tres niveles de equipamiento. El precio oficial básico es de 19.235€ para el 1.0 de gasolina y el más caro cuesta 28.985€ (1.6 diésel automático con cuatro ruedas motrices).
No obstante, en este momento existe una campaña fija de 2.300€ promovida por Suzuki, a la que se pueden añadir 1.500€ si se elige financiar el coche con la casa japonesa (a través de Santander Consumer).