Hay dos términos que la primera mujer española en acabar el Rally Dakar de coches repite con frecuencia y naturalidad, sin darse apenas cuenta: enfocar y sensatez (o sus derivados). Podría resultar curioso en Cristina Gutiérrez (Burgos, 1991), que tiene 25 años y se dedica a algo tan aparentemente poco sensato como correr por el desierto en todoterreno. Pero con mirar su palmarés, los prejuicios de ese tipo caen por sí solos.
En un deporte en el que la madurez es un grado (quizás el mayor), alguien que a los 18 se pone a los mandos de un vehículo de estas características, desde los 21 completa campeonatos de España de rallies todoterreno, a los 24 se proclama subcampeona absoluta y un año más tarde queda tercera de las nueve pilotos mundiales seleccionadas por la FIA para su Campus Qatar, tiene que tener la cabeza tan equilibrada como las ruedas, una concentración a prueba de tormentas de arena y una capacidad de decisión inquebrantable. Será por eso que, cuando se le hace una pregunta, tarda alrededor de un milisegundo en responder. Y no es que hable rápido. Sabe muy bien lo que quiere decir. Si las entrevistas llevaran acotaciones, como los guiones, antes de cada réplica de esta deberíamos haber escrito: [Sin titubear]. Apodada Tortu (a veces los motes se pasan de irónicos), todo lo dicho la convierte en una de las grandes esperanzas del deporte español para los próximos años. Y, de paso, en el retrato robot de lo que hay que tener para triunfar en casi cualquier cosa. Negocios incluidos.
PREGUNTA— ¿Cómo llegó al mundo de los rallies de todoterrenos? ¿La afición le viene desde niña?
RESPUESTA— Sí, mi padre siempre ha sido aficionado al mundo del motor, pero no corrió nunca. Era una pasión que enfocó en su hija mayor. Somos cuatro hijos en la familia (dos hermanos y dos hermanas) y yo parece que estaba más receptiva: con cuatro años me inicié en el mundo de las motos, y hasta los 18 no empecé a competir en campeonatos de España con estos coches. Entre medias estuve con karting unos años, y luego hice un curso de Fórmula BMW. El mundo de la competición me encantaba y quería introducirme de alguna manera. Acabé en los todoterrenos, la verdad, porque tenía amigos que competían en esta modalidad y me era más fácil.
PREGUNTA— Además es odontóloga. ¿Cómo compagina estos dos oficios tan dispares?
RESPUESTA— Hago un 50-50 cada semana. Trabajo, hago el máster que termino este año, y aparte está el mundo de la competición. Tengo el tiempo bien distribuido, y todos se van adaptando a mí. Mi familia, desde que empecé, va a todas las carreras. De hecho, empecé con mi hermano como copiloto. Vieron que tenía resultados y siempre me han apoyado. Conforme ha pasado el tiempo, ellos se han vuelto más enfermos que yo. Me dicen: “¿Y el Dakar? ¿Y cuándo vas a esta reunión, y cuándo hablas con…?” Incluso, a veces, soy yo la que pone la cordura. Aunque eso es porque saben cómo soy; si fuera una cabra loca, me dirían: “Tú, a estudiar”. Pero desde muy joven tenía claro que quería tener estudios y una vida laboral, con el hobby añadido del motor, que al final ha llegado a ser una profesión también.
PREGUNTA— ¿Por qué el Dakar y por qué en coches? Muchos empiezan con motos…
RESPUESTA— Las dos ruedas fue algo que sólo probé de niña. Y a mi madre le daba algo de respeto, y me decía: “Tú, con cuatro”. Tampoco el Dakar era algo que viera de pequeña. Fue a los 18, a la vez que empezaba a competir en todoterreno, cuando me fijé vez en este rally: la prueba africana, Jutta Kleinschmidt [la única mujer que lo ha ganado hasta el momento]… todo lo que conllevaba la carrera. Entonces no era más que un sueño que difícilmente se iba a cumplir, pero tenía claro que, si un día llegaba, estaría encantada. Luché por ello y ha llegado.
PREGUNTA— Lo ha hecho muy pronto, porque esta es una carrera para gente con experiencia: la media ronda los 40. ¿A los 25 se veía preparada?
RESPUESTA—Ha llegado antes de lo esperado, sí, pero me sentía preparada. El Dakar se consigue cuando ya llevas muchos años en la competición. Soy la pequeñita del grupo porque esta prueba requiere un cierto palmarés y una determinada repercusión; no se puede hacer de buenas a primeras. Además, comparado con los rallies de asfalto o de tierra, donde hay gente más joven, la media es más alta en todoterrenos porque es algo un poquito más tosco. A mí, empezar joven siempre me ha parecido un plus en mi carrera deportiva. Cuanto más lo seas, más tiempo tienes para hacer tu recorrido, y esta modalidad te permite competir con bastantes años. Hay quien está ganando el Dakar con 50 y muchos.
PREGUNTA— Los rallies son por lo general velocidad, pero esto se basa más en la aventura y en la resistencia, ¿No?
RESPUESTA—No basta con ser buena piloto, tienes que tener la mente muy fría, sí. Hay muchos momentos en los que, siendo joven, no la tienes tanto. Pero yo me he adaptado muy bien a la competición. Venía del karting, y allí siempre tienes que ir al 100% de tus capacidades, mientras que aquí debes ir manteniendo la concentración muchas, muchas horas. Más de seis, más de siete y, en el Dakar, más de 12. Hay que tener la mente en calma porque en muchos momentos te apetecería acelerar y no puedes, y en otros la concentración baja, pero tienes que estar ahí para subirla. Al principio, cuando empecé a competir, me costaba mucho adaptarme a tanto tiempo de conducción, porque iba al límite. Conforme pasaron los años e iba acumulando experiencia, cada vez le cogía más el gustillo. En el Dakar, como no vayas con la mentalidad de estar infinitas horas en el coche, lo llevas mal.
PREGUNTA— ¿Cómo se prepara física y mentalmente para correr por primera vez una prueba de estas características?
RESPUESTA—Llevamos una preparación anual. No corro sólo para esa carrera, sino que estoy todo el año entrenando, haciendo pruebas cada mes. Pero es verdad que mi primera edición ha sido un poco extraña, porque cada temporada se programa desde los meses de marzo o abril, como tarde, y la mía estaba enfocada al Campeonato del Mundo, porque la FIA me había seleccionado para correr en Qatar. Me estaba preparando para esas pruebas y para el Campeonato de España, porque la oportunidad del Dakar no surgió hasta el mes de octubre. Fue todo muy rápido: el equipo ya iba a ir con Isidre Esteve, pero queríamos saber si tendría capacidad para hacerlo también conmigo. Yo era muy sensata: estaba preparada, pero tenía que tener claro que ellos también. Y al final nos lanzamos a por ello, a prepararlo todo en escasos tres meses. Confiaba al 100% en mí y en el equipo, DKR Raid Service, que tuvo que montar y desmontar el coche en apenas un mes.
Hay que tener la mente en calma (…) Al principio, cuando empecé a competir, me costó mucho adaptarme, iba al límite
PREGUNTA— ¿Qué es lo más duro en un Dakar? ¿Cuál fue su peor experiencia?
RESPUESTA—No hubo nada grave en particular, pero en todas las etapas supimos resolver los problemas. El peor fue un día en que perdimos el embrague, porque en los anteriores había caído lluvia, que es algo con lo que este componente sufre… Nos quedamos sin él en el kilómetro 7, y la etapa era de 500. En ese momento lo vi difícil, la verdad: que aguantase la caja de cambios cambiando a trompicones… Pero ahí estuvo el Mitsubishi, que aguanta muy bien. No se rompe de buenas a primeras.
PREGUNTA— ¿Qué le pasaba por la cabeza durante esas horas de angustia?
RESPUESTA—No piensas mucho cuando estás en esas situaciones, sólo en terminar. Quizás los peores momentos llegan cuando estás a punto de acabar, porque después de todo el esfuerzo que has hecho… Además, el final era en una zona de dunas por la que pasar sin embrague resultaba un poco descabellado. Si se te para el coche ahí, tienes que tirar de motor de arranque para volver a ponerlo en marcha. Y llega un punto en que sólo con eso ya no es capaz. Era un tramo muy complicado, así que había que pasar a muerte. O se te rompía o no. Por eso también la suerte es muy importante.
PREGUNTA— No creo que fuera sólo cuestión de fortuna.
RESPUESTA—No, aunque también es importante. Sobre todo tienes que saber hasta qué punto va a aguantar el coche. Fue la etapa más exigente mental y físicamente, porque estuvimos 14 horas conduciendo. Tienes que tener la mente en terminar. Porque si tú misma no confías en ti o en tu equipo, por un lado o por otro te vas a venir abajo. Esa jornada fue un antes y un después en la carrera.
PREGUNTA— En esas situaciones comprometidas, el Dakar obliga a improvisar, pero haciéndolo bien, fríamente.
RESPUESTA—Siempre planificas, pero muchas veces la etapa no tiene nada que ver con lo que habías previsto: tanto si te encuentras con alguien de frente como si te pierdes, o si se rompe alguna pieza que te hace modificar el ritmo. Hay que ir improvisando y, sobre todo, tener muy claro que tu objetivo es llegar al final sea como sea. Con ese convencimiento, y sabiendo reaccionar a tiempo, es suficiente. Esta disciplina es así. Cuando corres un campeonato de España, o un Mundial es lo mismo, sólo que el Dakar tiene más historia: es más duro y son más kilómetros. Lo bueno es que llevo siete años compitiendo y ya me espero todo lo que pueda surgir. Si el coche tiene este sonido sé que puede ser de aquí… lo conozco muy bien.
PREGUNTA— De lo que este rally enseña, ¿Qué se llevaría al ámbito de la empresa y de la dirección?
RESPUESTA— Los valores que creo que puedo transmitir: juventud, dinamismo, tomar riesgos… Los sponsors que me están apoyando ahora, en su mayoría, no habían trabajado antes con una deportista, y han quedado muy contentos porque incluso entre sus trabajadores acaban calando las ganas de seguirme. Soy una mujer joven con un palmarés detrás; lo que es importante, porque por mucho que seas mujer y joven, si no tienes triunfos, será difícil que alguien te apoye.
“Cuando voy de copiloto soy muy exigente. Y sufro”¿De dónde viene su apodo? Me lo pusieron mis amigas de pequeña, me llamaban ‘Tortu’. Creo que era para reírse de la situación, porque ya entonces iba todo el día con la moto por ahí… ¿Es más de series o de películas? Películas. Me gusta empezar y acabar las cosas el mismo día El postre de su infancia. Con chocolate. Un brownie ¿Cómo es cuando va de pasajera? Muy exigente. Y sufro mucho de copiloto, así que siempre prefiero coger yo el coche Un lugar que nos recomiende descubrir. Costa Rica y Bolivia ¿Gimnasio o deporte al aire libre? Al aire libre Si el día tuviera 25 horas, podría… Hacer más, porque hay veces que me faltan horas. Aunque pensándolo bien, esa hora 25 quizás la tendría para descansar ¿Qué cualidad admira más? Esta es difícil. La sensatez ¿Hay algo en lo que esta sociedad se haya pasado de revoluciones? Sí. No tener tiempo para nada. A veces me gustaría que reserváramos un poco para nosotros mismos y para disfrutar ¿Frutería de barrio o supermercado? De barrio. Está siempre más bueno cuando es de la huerta ¿Qué música lleva en el coche? Latina. Y animada. No me gusta un grupo en especial, sino la que me anima. Puede ser de todo. Sia, Adele… ¿A dónde tiene pendiente viajar? Indonesia. Un libro que le haya marcado.‘La vida es un regalo’, de María de Villota ¿Quién es su ídolo? En el mundo del motor, María de Villota, Laia Sanz y Carlos Sáinz, y fuera de ello, Rafa Nadal. ¡Ah!, Y Fernando Alonso, que es la inspiración de mi casco Algo que haya llevado al Dakar nada práctico, pero imprescindible. Llevo siempre dos pulseritas del Pilar en el coche. Me las regalaron dos amigos, me protegen mucho |
PREGUNTA— ¿Empezará 2018 también en Sudamérica?
RESPUESTA— Nos ha picado el bichito del Dakar. Quiero repetir y hacer una temporada centrada en ello, para luchar por la categoría T1S, en la que he corrido este año. Ya no me basta con acabar, voy a pelear por ese objetivo. Para ello, vamos a mejorar el coche: más potente, con una suspensión mejor, y se van a hacer ciertas mejoras para tener más competitividad. Si vamos con las garantías que llevábamos este año, creo que estamos en condiciones de lograrlo.
PREGUNTA— Es ambiciosa…
RESPUESTA—Sí. Hay que ir renovando… sueños. He cumplido dos ya, porque el mío era estar en el Dakar, ni siquiera terminarlo. Llegué y lo terminé. ¡Es complicado hacerlo el primer año! Ahora me propongo otras metas. Me queda mucho por hacer y aprender. Me iré poniendo objetivos realistas, nunca algo a lo que no pueda llegar.
PREGUNTA— Esta vez tendrá algo más de tres meses para planificar.
RESPUESTA—Todo con tiempo se prepara mejor, y yo estoy más tranquila, obviamente. Esos tres meses fueron de no parar quieta. Es bueno tener tiempo para sopesar cada cosa.
PREGUNTA— ¿Es muy cerebral?
RESPUESTA—No. Cuando me pongo el casco, el cerebro está, pero también el corazón. Me muevo mucho por impulsos. Sí, sí.