Con las primeras nieves y el trolley lleno de ganas de concordia, nos fuimos al Parador de Gredos a recordar la Constitución que en diciembre cumplirá cuatro décadas. ¿Sabían que en una de sus estancias se dio forma a la redacción de la Carta Magna? Los siete diputados de la Comisión de Asuntos Constitucionales buscaban el difícil consenso entre partidos. Además, tenían que revisar las más de mil enmiendas que se habían presentado. ¡Y qué mejor sitio que el Salón del Silencio del parador enclavado en pleno Pinar de Navarredonda! Allí, retirados del mundanal ruido, “los padres de la Constitución” se encerraron durante más de una semana para ultimar el borrador.
Era febrero de 1978, los troncos crepitaban en la chimenea. La trascendencia del momento histórico ayudaba a concentrarse a Gustavo Cisneros, Manuel Fraga, Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, Miquel Roca, Gregorio Peces-Barba, José Pedro Pérez-Llorca y Jordi Solé Tura.
Veinte años más tarde, el salón pasó a llamarse de los Ponentes en homenaje a su gran contribución a la democracia. Así lo recuerda la placa junto a la vitrina con un ejemplar de la Ley de leyes y fotos de los protagonistas, con jersey y sin corbata, rodeados de documentos y ceniceros.
Otros salones, también con el calor de la leña y grandes ventanales, invitan a la lectura de periódicos y libros, juegos de mesa o tertulia. En todos se respira la historia del primer parador impulsado e inaugurado por Alfonso XIII en 1928, que quería dotar a España de buenos alojamientos. Los cuadros que adornan la amplia recepción recuerdan ese momento y la época. Tejados de pizarra, piedra, vigas de madera, tarima, muebles castellanos y grabados de flora y fauna contribuyen a disfrutar de su atmósfera acogedora y cálida, enriquecida con la rica gastronomía abulense. Su terraza superior permite divisar hasta el Pico del Almanzor con sus 2.592 metros de altura, y la de abajo, contemplar igualmente vistas preciosas degustando café, refrescos o bocadillos.
Su enclave como hotel de montaña invita a excursiones con mayor o menor dificultad y según las épocas del año. La más importante y para buenos senderistas es la de la Laguna Grande, de origen glaciar. Impresiona por su quietud y las altas montañas rocosas que la rodean. Hay que desplazarse en coche hasta la Plataforma de Gredos donde hay un amplio aparcamiento. Y empezar la subida de tres kilómetros y medio hasta el Mirador de Barrerones. Momentazo selfie y también de recogimiento ante la grandiosidad del paisaje, si el tiempo lo permite. ¡Atención a las horas de luz solar porque luego hay que iniciar el descenso! Otra excursión más asequible para todas las edades es la de Las Chorreras del Tormes: caprichosas cascadas, junto a inmensas praderas y el aliciente de poder visitar, también en la misma zona, el nacimiento de este afluente del río Duero, que riega las tierras de Ávila y Salamanca.
Si no queremos desplazarnos en coche, los alrededores del Parador nos ofrecen la ruta por el pinar, la visita a la ermita o el parque infantil. Y si niños, jóvenes y mayores prefieren quedarse dentro del sólido edificio de granito, encontrarán una generosa sala de juegos con billar, ping-pong, futbolín, cuentos…Todo para redondear la agradable estancia en el Parador de Gredos, importante para nuestra historia particular y clave para la gran Historia de España.