Desde que era pequeño, el biólogo marino y director de fotografía submarina de National Geographic Manu San Félix, manifestó su pasión por el mar: “Uno de los primeros recuerdos que tengo es ir por el pasillo de mi casa de Lequeitio (Vizcaya), con cuatro o cinco años, con un tapón de sidra en la boca y moviendo los brazos como si estuviera buceando”. Aún hoy, San Félix se emociona al recordar esos largos veranos de tres meses y medio, en los que no había quien le sacara del agua, o de “sumergirse” embelesado los programas de Jacques Cousteau y Félix Rodríguez de la Fuente. “Crecí enamorado de la naturaleza. Estudié en Madrid, en Los Jesuitas, y no pasaba un día que no soñase con Lequeitio, con el mar. Cuando estaba en 8º de EGB y en 1º de BUP, me escapaba en el recreo para ir a la cabina de teléfonos, buscar en las páginas amarillas el Instituto Español de Oceanografía, para preguntarles cómo podía ser oceanógrafo (porque entonces eso de biólogo marino no existía)”. Su compromiso con el mar es sincero “Hago lo que hago porque no puedo evitarlo, porque lo siento y me gusta, lo que no significa que no sea duro. Eso sí, cuento con el apoyo de mi familia, somos todos “oceánicos”, y eso me anima a seguir”.
La aventura de la Posidonia
Hace 26 años que San Félix se mudó a Formentera y, en este tiempo, ha sido testigo de la degradación marina de la zona. “No somos conscientes de todo lo que ha desaparecido, pero todavía estamos a tiempo, no sólo para preservar lo que tenemos, eso no es ni el aprobado- subraya-, sino para ser ambiciosos y recuperar mucho de lo que hemos perdido”. ¿Cómo? Nuestro entrevistado lo tiene muy claro: “Es fundamental que usemos todos los medios tecnológicos a nuestro alcance para revertir esta situación y, también que concienciemos a la población, empezando por los más pequeños. Siempre que voy a dar una charla a un colegio les digo a los niños que sean ambiciosos, no codiciosos, que no se pongan límites y que trabajando pueden conseguir lo que se propongan”.
El biólogo marino es un claro ejemplo de determinación y constancia: hace años que ha fundado la Asociación Vellmarí y emprendido la cruzada de salvar la Posidonia, un alga mediterránea que conforma importantes zonas de producción de oxígeno, es lugar de cría y refugio de especies animales, y “filtro” natural que mantiene limpias las aguas de este mar. Actualmente, la Posidonia se ve afectada por el daño mecánico causado por la pesca de arrastre, el fondeo de embarcaciones, la urbanización de la costa, y la contaminación. Además, San Félix ha creado una app que permite saber cuando un barco se encuentra o no sobre una pradera de Posidonia, para que el capitán no atraque en esa zona, evitando causar daños con el ancla. Posidonia Maps está disponible desde el 8 de junio de este año, Día Mundial de los Océanos.
Loewe y TAG Heuer al rescate del fondo marino
La línea de fragancias más acuáticas y universales, Agua de Loewe, participa en los proyectos de preservación del ecosistema marino de la Asociación Vellmarí a través de una acción de crowdfunding. Por cada foto de inspiración mediterránea subida en redes sociales con el hashtag #AGUALOEWExPOSIDONIA, Loewe donará 1 euro para la preservación de la Posidonia.
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Desde el año 2012, TAG Heuer se ha involucrado activamente en todos los proyectos de San Félix, su embajador, en su trabajo de concienciación medioambiental para destacar la importancia de la conservación de los fondos marinos. Por ello, TAG Heuer sorteará un reloj Aquaracer entre todas las fotografías de inspiración mediterránea compartidas en redes sociales con el hashtag #TAGHEUERxPOSIDONIA.
Duración del crowdfunding del 31 de mayo al 2 de septiembre. Información y bases legales en la web.
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