Empresas » Northgate sube como la espuma en Bolsa y espera con calma al mejor postor mientras la filial española, clave para la matriz, frena su negocio de usados.
Al universo mundial del leasing y del renting no le quedan muchos blue chips en los que fijarse. El área financiera del gigante automovilístico Daimler ha adquirido los activos de Athlon Car Lease . Y LeasePlan ha sido fagocitada por una amalgama de fondos de inversión.
¿Más movimientos de enjundia? ¿Fusiones entre grandes corporaciones? Es improbable, porque la mayoría son europeas. Una hipotética unión de activos, digamos que entre Arval y ALD, es poco creíble. Las autoridades de Competencia de la UE frenarían la operación en seco.
Así las cosas, las grandes empresas del sector, los poderosos tentáculos del capital riesgo e incluso compañías con intereses indirectos han puesto el ojo en las midcaps del leasing y renting global. La chance es ahora, y todo el mundo mira hacia Reino Unido, un fenomenal oasis para el leasing —1,4 millones de matriculaciones de flotas en 2016— en el que todavía existen claras oportunidades en forma de compañías con entre 50.000 y 100.000 unidades de flota anual.
La firma británica Northgate es un claro ejemplo de ello. Es una de las indiscutibles blue chips del renting. Un caramelo para la industria.
Con sede en Durham, en el norte de Inglaterra, es un actor principal en el alquiler de vehículos comerciales ligeros, un segmento en el que está obteniendo petróleo año tras año.
A nadie que conozca bien el sector se le escapa su performance. A comienzos de febrero pasado, los analistas de la entidad financiera Barclays dieron un aviso que el mercado ha interpretado claramente. Fijó el precio objetivo por acción de Northgate en 600 libras, un 15% más respecto de su valor unitario en enero.
Para hacerse una idea de lo que significa un 15% en Bolsa, cabe reseñar que la autoridad del Mercado bursátil española pone en aviso a cualquier firma cuyo valor cotice en un día por encima o debajo de un 3%.
Preludios… ¿Evidentes?
Barclays puso además el calificativo overweight en su nota de analistas, es decir, Comprar.
A finales de febrero pasado, y de las ocho firmas de analistas que cubren la evolución de la compañía, seis recomendaban comprar. Las otras dos recomendaban mantener los títulos.
La acción de Northgate se revalorizó solo en febrero un 11% —de 509 a 564 libras— y, desde que fue anunciado un nuevo consejero delegado, Kevin Bradshaw, el 5 de diciembre pasado, el valor se ha disparado un 29,6%.
La llegada de Bradshaw, ex de la rent a car Avis, ha sido interpretado como un posible preludio de venta. El anterior CEO de la empresa, Bob Contreras, llevaba nueve años en Northgate. Siempre con buenos resultados.
Además, en verano del año pasado Northgate registró un primer indicio evidente, después de que la gestora de servicios de flotas Redde mostrara interés por sus activos.
Ocurra lo que ocurra, y tarde lo que tarde, parece que la empresa inglesa no caminará sola durante mucho tiempo. Su valor en Bolsa supera hoy los 700 millones de libras y maneja una flota global anual de más de 93.000 vehículos, de los que 40.000 están gestionados por su filial española, clave para el negocio de la empresa.
Northgate España ha obtenido buenos resultados en los últimos años, apoyándose en la acertada decisión de esquilmar de su cartera de vehículos los activos tóxicos del ladrillo y gracias a un crecimiento sostenido en el renting flexible.
Pero otras decisiones no han sido tan acertadas, como la introducción de la línea de negocio de venta de usados, en el canal retail, denominada Van Monster, en teoría una muy rentable área comercial.
A pesar de que en Reino Unido Van Monster funciona como un tiro —en su último año canalizó el 41% de su flota, 10 puntos más—, Northgate se ha visto obligada a “restar prioridad” a Van Monster en España debido a que los costes de reacondicionar los vehículos comerciales, unido al elevado precio de transferencia del mercado de usados actual, no permite rentabilizar correctamente las operaciones. Northgate, que en 2015 vio cómo su beneficio se reducía un 13% en España, cuenta con nueve centros Van Monster en España.
A estos dos puntos tendrán que estar muy atentos los futuribles dueños de Northgate, si es que llegan, o el propio Kevin Bradshaw.
De ello dependen el 40% de los ingresos globales de la empresa.