El equipo asesor del presidente electo de Estados Unidos, que en próximas fechas accederá a su cargo como nuevo mandatario del país, planea introducir cambios radicales en la política industrial y comercial relacionada con el vehículo eléctrico, lo que supondría cercenar las subvenciones actuales para adquirir vehículos sin emisiones, así como a las estaciones de recarga.
Asimismo, las recomendaciones del equipo de Donald Trump persiguen incrementar las barreras proteccionistas tanto a la entrada de automóviles en el país de fabricación no estadounidense como a los componentes provenientes del exterior que se utilizan para construir vehículos, incluyendo a las materias primas de las baterías que usan los eléctricos, según un documento interno al que ha accedió la agencia Reuters.
Dichas recomendaciones, de materializarse de modo definitivo, representarán un choque frontal frente a la política del ex presidente estadounidense Joe Biden, quien ha abogado en los últimos años por impulsar las ventas de vehículos electrificados y promocionar la producción local de automóviles sin emisiones, además de dejar de lado los vehículos de combustión.
En este sentido, y durante su prepacampaña electoral, Trump ya avisó de que haría lo posible por mantener unas condiciones atractivas, o al menos no onerosas, para los automóviles diésel y de gasolina.
Castigo a las importaciones
Además de los vehículos eléctricos, la nueva estrategia del presidente relacionada con el automóvil también persigue castigar desde el punto de vista fiscal por la vía de las importaciones a las baterías provenientes de países que no sean Estados Unidos, así como las materias primas necesarias para su montaje.
Hay que decir al respecto que este sería un punto de no retorno para la fabricación de baterías en el país, ya que China cuenta prácticamente con el monopolio de la extracción, producción y exportación de las materias primas consideradas como ‘raras’ y necesarias para el montaje de una batería.
El documento en manos de Reuters señala, asimismo, que todo el dinero recaudado a través de esa vía y por el ahorro tras la eliminación de las subvenciones serviría para acrecentar el presupuesto de Defensa del país, así como para incentivar la producción propia de materiales para construir baterías para coches eléctricos, por ejemplo.