El servicio de transporte y movilidad compartido Lyft ha anunciado que ha obtenido fondos por valor de 530 millones dólares a través de una ronda de financiación, lo que le permitirá consolidar su modelo de negocio en su lucha para quitarle protagonismo a la plataforma Uber en Estados Unidos.
El principal valedor operativo de Lyft en esta última búsqueda de financiación ha sido el gigante del comercio electrónico japonés Rakuten, que ha suscrito buena parte de la cantidad obtenida por la empresa estadounidense, cuyo valor de mercado se situaría en este momento en unos 2.500 millones de dólares.
Lyft, conocido por su logo identificativo en forma de bigote, opera únicamente en 65 ciudades de Estados Unidos, a diferencia de Uber, que ha extendido sus redes por multitud de países del mundo y que ha conseguido ya más de 4.000 millones de dólares en forma de inversión procedente de diferentes fondos y corporaciones asiáticas para apuntalar y desarrollar su modelo de movilidad colaborativa.
Independientemente del ascenso de ambas compañías, su consolidación real necesitará del refrendo tanto de los organismos públicos, por la vía legislativa, como de las consecuentes decisiones judiciales.
En Estados Unidos, por ejemplo, tanto Uber como Lyft están pendientes de la decisión de un juez sobre el tratamiento que dan a los chóferes que transportan a personas. Las dos empresas entienden que su modelo de negocio se basa en la colaboración de las personas, y que ellos únicamente proveen un servicio tecnológico que lo facilita.
El miércoles pasado, dos juzgados de Estados Unidos dictaminaron que será un jurado el que decida si los conductores que utilizan los servicios de Uber y de Lyft y obtienen beneficio por ello deben ser considerados, o no, empleados de estas dos compañías a todos los efectos.
En San Francisco, en este momento, existen dos class action (demanda conjunta) en marcha promovida por conductores de Uber y Lyft. Piden no ser considerados por las dos empresas, como lo son en la actualidad, como trabajadores autónomos e independientes de Uber y Lyft, y reclaman ser empleados de todo derecho.
Entre otras respuestas, Uber y Lyft consideran que las personas que usan su plataforma como chóferes tienen una ratio de libertad mucho mayor que la que tienen los empleados «normales», por ejemplo la de elegir cuántas y cuáles horas trabajar.
La cuestión no difiere mucho más allá del Atlántico. Uber tiene a media Europa en contra y otra media a favor de su modelo de negocio.
En España, la actividad de Uber está suspendida desde diciembre de 2014, cuando el juez titular del Juzgado de lo Mercantil número dos de Madrid decretó medidas cautelares frente a la compañía, y a instancias de la Asociación Madrileña del taxi, que considera que quienes trabajan con el modelo Uber lo hacen limitando la igualdad de condiciones, por ejemplo en la hora de abonar el impuesto de actividades económicas.
«Uber es una realidad a escala global que deberá ser regulada», ha asegurado en una entrevista concedida a la edición en papel de FLEET PEOPLE el juez que decretó las medidas cautelares contra Uber, Andrés Sánchez Magro.