O eres muy fanático de los cochecitos de colores que corren por raíles, o de los coches en general, o de cómo se escriben bien todas las cosas. Incluso de cómo se escribe la historia, o seguro que ya estás en la fase de buscar el título del artículo en Google para ver si se escribe: Con x, con dos xx, con tres xxx, como la cerveza mexicana (vaya, otra x) o si te sobra o falta una K. Komo al cuscús o al KuKusKlander.
También puede pasar que lleves tanto tiempo metido en automoción, que pienses que Fornicar es un concesionario y no lo que hacías en un coche cuando eras joven. Si te gustaba “esto” (“los cochecitos”), ya sabes de que te hablo.
Claro que te gustaba le chica y lo que hacías con ella, pero también recordabas al día siguiente qué marca y modelo habías disfrutado. A lo mejor te habías fijado por primera vez en tu vida en la habitabilidad de los asientos traseros, porque en el trajín, solo buscabas espacio, pero al día siguiente, además de tactos, olores y sabores, te acordabas también de en qué p… coche había tenido lugar el frotis. Porque eres un car guy.
Si fueses un car gay, habrían pasado otras cosas, pero te acordarías también del modelo. A lo mejor también de la cilindrada, pero no estábamos divagando sobre sexo, sino sobre coches.
puede pasar que lleves tanto tiempo metido en automoción, que pienses que Fornicar es un concesionario
Si te gustan, te gustan. Si no, te equivocaste de sector. Bueno, en realidad, todos nos equivocamos de sector. Aunque nos gusten. O, precisamente, porque nos gustan, no supimos escapar. Todos los que estamos, vivimos de esto y lo odiamos casi tanto como lo amamos, nos equivocamos de sector. Porque nadie nos contó lo que pasaría.

Era como cuando el abuelo de tu vecino estaba encantado si acababas de Director de Oficina en un banco. Era un trabajo para toda la vida… (va a ser que ya no. Ni en banca ni en automoción).
Presumía tu madre: Está en la … (puedes poner aquí cualquier marca de automoción), pero en OFICINAS… ¡en la CENTRAL! (como si fuese la de la policía), pero al final, jugabas con coches y pensabas que iba a ser para siempre.
Te gustaba todo: el sector, el sueldo, que todos los vecinos supiesen que cambiabas de coche cada poco y siempre estrenabas el último modelo. Los viajes de empresa, las convenciones, a las que nadie quería ir, pero como se les ocurriese no invitarte, te pasabas mosqueado un año, hasta que asumías que no volverías o decidías contar a tus vecinos, que no tenía importancia que no te invitasen, por mucho que la tuviese para ti.
Pues ahora te llaman raro si te gustan los “escalestris”. ¡Friky!. Esa palabra te la han enseñado tus hijos, pero tú, te lo montas en el salón una vez al año (las pistas, no lo que te montabas antes en la trasera de los coches), con la escusa de que al niño le va a gustar. Pero te gustas a ti mismo. No. Mentira.
Ahora cada mote tiene una frustración detrás, clavada en el eje trasero que hace que el coche ya no sea una maqueta con motor que da vueltas
Te gusta que te guste lo que te gustaba cuando la vida te gustaba. Pero ahora montas las pistas y cuando llevas unas cuantas vueltas, empiezas a ponerle motes a los coches. Y los motes no son los del colegio, los motes malvados de niños, con crueldad infinita, pero con un trasfondo de inocencia.
Ahora cada mote tiene una frustración detrás, clavada en el eje trasero que hace que el coche ya no sea una maqueta con motor que da vueltas, ahora hay un amor al sector, a los hierros, que se ve triste, tristísimamente, empañado por lo que hemos vivido al volante y con ruedas.

Ahora ves los coches dando vueltas a la pista y casi tienen el nombre de las personas que te has cruzado en el sector, de los departamentos por los que has pasado, de esos trocitos de corazón que te has dejado. Como los trocitos de las escobillas, que se iban desgastando poco a poco y luego el coche ya casi no corría. Te das cuenta de que eres el mismo coche, pero con las escobillas desgastadas.
La vida, para los chicos grandes de los coches, es como un escalestrik, hay quien piensa que si aprieta el gatillo del acelerador a tope, van a ganar, no se va a salir nunca y se sale a la primera curva. Hay quien se da cuenta de que si vas muy despacio, no te sales nunca. El juego es aburrido, pasas budgets, haces paguerpoint y sigues dando vueltas, aunque no hayas ganado una sola carrera.
Porque hay otros que aprenden a acelerar en las rectas y frenar en las curvas y te pasan tres y cuatro veces, pero no pasa nada, el lento está tranquilo. Tarde o temprano, los que corren para llegar al objetivo, se salen. Les sacan 10 vueltas, han demostrado mil veces que son mejores que ellos, pero algún día los que corren para hacer la cifra, se salen de la pista y ellos, los que no se salen nunca, siguen por tu carril. Por tu guía. Sin desgastar las escobillas.
Hay otros que aprenden a acelerar en las rectas y frenar en las curvas y te pasan tres y cuatro veces, pero no pasa nada, el lento está tranquilo
Ahora que ya sabemos cómo funciona el juego, deberíamos poder decidir cómo hacer las cosas o si queremos salirnos de la pista o del sector, pero ya no podemos. Decidimos sin querer hace tiempo. Solo podemos matizar. No somos el tonto que acelera a tope, se sale en la primera curva y se carga el coche. Ni queremos ser el que va tan despacio que jamás se saldrá.
Afortunadamente, somos los que aceleran y frenan, los que cuidamos el coche y las escobillas como si fuese nuestro y mientras hacemos todo, disfrutamos. Todo el rato. Sobre todo en las curvas.
La cuestión, el problema final de todos, es que el xcalextrix está pasado de moda.

Ha pasado de ser el sector en el que todos los niños grandes querían jugar, a ser el juguete que le tienes que explicar a tus hijos: Esto, hijo mío, aunque no te lo creas, era el juego al que querían jugar todos los niños de tu edad cuando yo era niño. Ya nadie quiere entrar en este sector.
Ahora quedamos los nostálgicos y los que creen que con el paso al digital (cambio de carril, repostajes…) todavía queda algo de lo que fue. Pero el siguiente gran coche, lo imaginará alguien que tendrá ni idea de lo era un coche cuando éramos niños y que jamás montó un Scalextric.
Mientras, intentaremos seguir dando todas las vueltas que podamos, hasta que nos manden a boxes.