“Con este SUV hemos logrado emocionalizar los vehículos de alta dirección”, subraya a Fleet People el director de Ventas Corporativas de Audi, Borja Peña. Está realmente exultante con la llegada a su portfolio corporativo del nuevo Q8, un vehículo imponente que pretende marcar un antes y un después en el segmento más representativo de los todoterrenos actuales.
El Q8 cumple sobradamente con la exigencia mínima que solicita el potencial cliente de este tipo de modelos: un diseño diferenciador. Si a eso le unimos una calidad de rodaje envidiable y un interior en el que el concepto de última tecnología —la otra premisa fundamental que demanda el cliente corporativo de alto standing— se ha convertido en un estándar para la marca de los cuatro aros, el resultado es una propuesta que, en su vertiente para empresas y autónomos, se nos antoja prácticamente redonda.
Otro plus directo al ejecutivo. Y fíjense que en otra época ni mencionaríamos el detalle, pero la actualidad obliga: el Q8 cuenta con la etiqueta medioambiental ‘ECO’ que concede la Dirección general de tráfico, y gracias a que incorpora en su estructura interna un motor eléctrico de 48 voltios. ¿Qué permite? Circular y aparcar con total tranquilidad en las almendras centrales de las principales ciudades, incluso cuando se den jornadas de restricción al tráfico por episodios de contaminación. Un aspecto como este, y teniendo en cuenta cómo están hoy las cosas, puede considerarse como ¿imprescindible? en el universo de la movilidad de empresa.
Así lo pensamos nosotros, al menos.
El Audi Q8 se puede adquirir en renting por una cuota mensual que ronda los mil euros, dependiendo de los servicios que desee incorporar al contrato.
El Goliat discreto
Un aspecto llamativo de este vehículo es que su tamaño es más contenido que lo que aparenta. Aunque parezca un Goliat, su longitud es algo menor que la del Q7, y sólo es cuatro centímetros más ancho que este. El maletero es enorme, con hasta 1.700 litros de capacidad si se abaten los asientos traseros.
Con todo, lo que más nos gusta del Q8 es su aparente sencillez de conducción. Son más de 2.000 kilogramos en las manos y, a pesar de ello y de su altura, este SUV se maneja con una suavidad excelente: si queremos presionar a fondo, presiona; si queremos un trayecto relajado, se relaja.
El Q8 se ofrece en este momento con un motor diésel 3.0 de 286CV de potencia, y en unos pocos meses llegarán otro propulsor diésel de 231CV y uno de gasolina con 340CV. Las opciones de equipamiento de las que disponemos desde la versión de entrada incluyen tracción integral, módulo de navegación y virtual cockpit —permite la visibilidad integral y digital del cuadro de relojes—, así como llantas de 19 pulgadas o apertura del portón trasero automática, por ejemplo. Los opcionales que incluye la marca son infinitos, como podrán imaginar, así que el Q8 se puede configurar casi completamente a medida.
Y si no lo quiere pensar mucho —algo habitual en la medida en la que el tiempo es básicamente oro cuando se accede a una posición ejecutiva en una compañía—, ahora mismo puede elegir entre tres paquetes especiales que Audi ha configurado para el nuevo Q8, denominados Black, S-Line y Tech.
Estas tres variedades aportan pluses exclusivos pero, si tiene la gran suerte de que le toca renovar vehículo en su empresa o, simplemente, se lo puede permitir como profesional independiente, Audi ha editado una serie limitada a 80 unidades del Q8 denominada First Edition (en la imagen) que cumplirá, delo por hecho, con todas sus aspiraciones.