viernes 26, septiembre, 2025

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Rescatadores de edificios, la clave de la nueva arquitectura sostenible

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Esther Alonso
Esther Alonso
Gran experta en el área de salud, sector periodístico en el que desarrolló buena parte de su trayectoria profesional, Esther Alonso lleva 15 años escribiendo sobre eyewear y estilo de vida, una pasión-profesión que le permite ofrecer a los lectores de Fleet People las últimas y mejores tendencias actuales en moda, restauración, viajes y cuidado personal. Un auténtico refugio de placer cotidiano para los amantes del genuino lifestyle. Además de Fleet People, ha colaborado con otros prestigiosos medios como El País, El Español y revistas especializadas como Psychologies o Lookvision.

En el plano de la arquitectura, en España cada vez se construye menos… pero se reforma y se rehabilita más. De acuerdo con el último Informe Sobre el Estado de la Profesión de Arquitecto en Europa, realizado con datos de 2016, mientras que en el resto de países de la Unión Europea la intervención (reformas o rehabilitaciones) de edificios representa un 59% del volumen de trabajo de este sector, esta cifra alcanza el 65% en nuestro país.

El motor de las obras es mayoritariamente privado y prueba de ello es que más de la mitad de los trabajos en edificios se centra en el sector residencial —el 60% en Europa y el 65% en España—.

Esta realidad se explica debido a dos razones. Por un lado, está la crisis que empezó en 2008 y que dejó bastante desamparado al sector del ladrillo. Por otro, la necesidad creciente de hacer una arquitectura más sostenible, circular, que se salga del modelo lineal de economía basado en el “coger, usar y tirar”, imperante hasta ahora. Ciertamente, el sector de la construcción tiene un enorme potencial en términos de ahorro de recursos y reducción de residuos.

Según datos ofrecidos por el Consejo de Arquitectos de Europa (ACE), la construcción e intervención de edificios representó en 2017 el 36% del uso total de energía global y casi el 40% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía. En lo que respecta a la Unión Europea, las obras (ya sean construcción, reforma o rehabilitación de edificios), son el objeto de aproximadamente la mitad de todos los materiales que se toman de la naturaleza.

Por otro lado, el sector genera aproximadamente un tercio de todos los residuos. Se impone el desarrollo de principios de economía circular en la construcción. Eso significa cambiar la forma en la que se diseñan los edificios para garantizar que puedan mantenerse, rehabilitarse, reformarse o adaptarse a nuevas necesidades, al mismo tiempo que se optimiza el valor de los recursos que se emplean en ello y se genera el menor número posible de deshechos.

 

 

Parece fácil de decir, pero la cosa tiene mucha miga —o cemento, teniendo en cuenta el tema que nos ocupa—. Tal y como explica a Fleet People la arquitecta Camino Alonso, directora del Estudio Ábaton Arquitectura: “Actualmente, en España la rehabilitación es la actuación más importante dentro de la arquitectura, y la sostenibilidad es una razón muy potente para ello. No debemos colapsar el territorio ni debido a los residuos generados, ni por nuevas intervenciones. Es fundamental dejar que la naturaleza vuelva a nosotros para que todo se gestione de manera mucho más natural”.

 

Camino Alonso.
Camino Alonso.

 

A favor de rehabilitar

Además de la economía y la sostenibilidad, hay otras razones que impulsan estas tendencias rehabilitadoras. El arquitecto de interiores Erico Navazo, director del estudio de interiorismo de su mismo nombre y actual Premio AD Interiorista del Año, detalla a este magacín que “en la arquitectura y en la decoración hay ciclos.

Aunque sigue habiendo reformas muy antagonistas (sobre todo en interiores), cada vez son más los arquitectos que tienden a conservar, en la medida de lo posible, el alma de los edificios”. En esta misma línea, Alonso apunta: “Ha habido una época en la que la funcionalidad primaba por encima de todo y no se contemplaba la posibilidad de convivir con respeto a lo antiguo. Pero parece que las cosas están empezando a cambiar”.

Los dos profesionales entrevistados coinciden en decir que la desaparición casi total de determinadas profesiones es un argumento de peso para apoyar la rehabilitación frente a la destrucción o reforma.

“Los oficios se han perdido, y esta es una razón fundamental para tratar de mantener lo máximo posible los elementos arquitectónicos y decorativos que están en los edificios cuando se va a hacer una rehabilitación. Las reformas inteligentes son las que conservan esa parte de la historia irreproducible, que hace que los espacios tengan un interés especial”, anota Navazo.

Otro argumento a favor de las rehabilitaciones respetuosas se sustenta las personas que viven y conviven con edificios, públicos o privados, y que, en no pocas ocasiones ayudan a impedir la destrucción de verdaderas joyas arquitectónicas o decorativas.

“Gracias a las revistas y las redes sociales, hay un mayor conocimiento del valor de las construcciones y las personas que las conocen porque viven en una determinada zona, (ya sea en un barrio o en un pueblo), son más conscientes de su patrimonio y ya no permiten que se haga cualquier reforma, ni que se destruyan trabajos de valor”, añade Alonso.

 

Todo fachada

Aunque parece lógico dar prioridad a conservar frente a destruir, las rehabilitaciones tienen algunos “enemigos”. A veces los intereses económicos y los egos de políticos y arquitectos, pueden echar por tierra esta tendencia rehabilitadora. “Con relativa frecuencia se destruyen edificios que podrían haberse conservado o se hacen reformas que no tienen mucho sentido. Creo que las intervenciones deben de ser cultas, documentadas, y cuanto más discretas, mejor. Todo es susceptible de ser modificado, incluso las estructuras. Pero, claro, a mi modo de ver, lo ideal es mantener la estética del edificio lo más posible”, subraya el interiorista entrevistado.

 

Erico Navazo / FOTOGRAFÍA: DANIEL SANTAMARÍA / @FLEET PEOPLE
Erico Navazo / FOTOGRAFÍA: DANIEL SANTAMARÍA / @FLEET PEOPLE

 

En lo que respecta a este tema, las fachadas (sobre todo, las de los edificios emblemáticos), están más protegidas que los interiores; ya que esta parte de las construcciones está muy sujeta a la ordenanza urbanística. Sin embargo, todos conocemos edificios que, aunque estaban enteramente protegidos, su interior ha sido total o parcialmente destruido, conllevando esto la pérdida de obras de una riqueza incalculable.

“A veces, no queda más remedio que quitar algo porque no permite los nuevos usos a los que se destina este espacio, o debido a necesidades de confort. Porque es posible que los interiores antiguos no puedan adaptarse para la vida que llevamos. Eso sí, hay que pensárselo mucho, porque lo nuevo nunca es igual y es una gran tristeza destruir auténticas obras de arte insustituibles”, continúa Navazo.

Desde Ábaton también tienen la misma opinión: “Con frecuencia, nuestros clientes nos piden que saquemos el potencial del edificio y tenemos que hacer trabajos más de arqueología que de arquitectura. A veces se puede, a veces no. Nos encanta la rehabilitación que respeta el alma del espacio, analizar lo que quiso hacer el arquitecto en su día para recuperarlo y darle una traducción más contemporánea en cuanto a la generación de espacio.”.

Es importante apuntar que estos trabajos de rehabilitación tan cuidados y profesionalizados son caros, por lo que no todo el mundo está dispuesto o puede permitirse llevarlos a cabo. La decisión de los dueños, claro está, es la que prevalece.

 

 

Arquitectura: Espacios con alma

Todo es reformable, pero no todo es rehabilitable. Y esto es porque algunos edificios tienen algo que nos conmueve, mientras que otros no. ¿Qué es lo que hace especial a un espacio?

“Los espacios interesantes son los que tienen algo que contar, donde todavía existe un alma que no es reproducible. Esto tiene que ver con la historia que tienen y la forma en que la transmiten. La percepción que cada persona tiene de un edificio depende de su bagaje, de su conocimiento. Así, el que sabe de botánica se fija en unas cosas, el que sabe de arquitectura, en otras. Ese diálogo, esa trasmisión edificio-persona, hace que el espacio te enganche o no. Está claro que no todos los lugares gustan a todo el mundo ni transmiten de la misma manera. Pero, cuando los espacios son interesantes, es muy probable que puedan reconducirse hacia nuevos usos salvo, claro está, que estos sean muy agresivos o precisen imposibles, como la instalación de grandes maquinarias, por ejemplo”, explica Alonso.

Desde el punto de vista de la experta, no sólo los edificios emblemáticos o históricos tienen derecho a ser rescatados.

Para ella, las construcciones industriales que formaban parte de la antigua periferia de las ciudades, con frecuencia de los años 30-40 del siglo pasado, generan unos espacios muy atractivos, con un potencial increíble.

Las casas bajas de la misma época, que salpican algunas zonas urbanas, a las que no se les da mucho valor porque en su construcción se han usado materiales baratos y porque han sido construidas por albañiles, ya que en ese momento no había arquitectos, tienen muchísimo valor y encanto.

En España hay un patrimonio arquitectónico de valor incalculable y, sin embargo, cuesta verlo.

“En ocasiones tengo la impresión de que nos avergonzamos de nuestro pasado. Y no debería ser así. Tenemos unos edificios espectaculares. A veces las ciudades no se protegen como se debería, y no se escucha la opinión de los expertos a la hora de hacer reformas, lo cual es una verdadera pena. Los arquitectos no sólo sabemos de edificios, también sabemos de ciudades y de cómo ayudar a que funcionen mejor”, destaca a Fleet People la directora de Ábaton.

 

 

Si ponemos la lupa en cómo se están haciendo las cosas en España, la arquitecta destaca dos zonas que están trabajando muy bien y por encima de la media: Andalucía y las dos Castillas: “En todas partes se están haciendo trabajos interesantes; pero podría decirse que el centro y el sur de España son las regiones en las que más se está trabajando la rehabilitación con interés en el patrimonio, con orgullo y con inteligencia”.

 

Regreso al pasado

¿Volverías al pasado pero sabiendo lo que sabes ahora? Eso es precisamente lo que se pide hoy en día a la arquitectura y al interiorismo: recuperar/rehabilitar pero integrando conocimientos, técnicas y materiales modernos. Y, claro está, teniendo en cuenta las nuevas necesidades.

En los principios de sostenibilidad recomendados por el ACE subyace la idea de que, para mirar al futuro, hay que conocer, primero, el pasado.

Estos expertos recomiendan hacer trabajos de calidad que permitan cuidar y rehabilitar las construcciones que tienen un interés cultural y hacer obras destinadas a convertirse en patrimonio cultural futuro (casi nada). Aconsejan también diseñar edificaciones resistentes y adaptables a las necesidades cambiantes de las personas que las habitan, y no olvidar que los materiales de vida útil más corta tienen que poderse sustituir de forma fácil.

Y consideran igualmente la importancia de prescribir componentes y materiales que puedan reutilizarse o reciclarse de una manera que sea rentable y respetuosa con la naturaleza.

Parece que arquitectos e interioristas tienen la responsabilidad cultural de construir un futuro sobre los cimientos del pasado. Da la impresión de que han tomado la dirección correcta y suelen llevar planos, así que esperamos que no se pierdan.

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