En la actualidad, la compañía está presente en el 95% del territorio español y hace entregas en más de 1.700 municipios, concentrando, como es lógico, el mayor número de riders y pedidos en las ciudades más grandes, como Madrid, Barcelona y Valencia. Su oferta gastronómica también ha crecido, y en la actualidad ofrecen cien tipos diferentes de comida y 90 grandes marcas de restauración. Además, en los últimos meses, la empresa ha redoblado su apuesta por ofrecer propuestas gastronómicas de alta cocina, con servicios delivery de chefs con estrellas Michelin.
PREGUNTA— En agosto de este año han pasado 20 años desde que el empresario danés Jesper Buch, lanzó Just Eat en Dinamarca. La empresa llega a España en el 2010 ¿Cómo definiría esta década?
RESPUESTA— Ha sido una década de muchísimo crecimiento y de muchísima innovación, en la que se ha creado un sector. Cuando el delivery empezó la tecnología era muy precaria y las personas tenían unos hábitos de consumo muy diferentes a los de hoy. Los pedidos se hacían a través de llamadas de teléfono, no se usaba el ordenador ¡y mucho menos una app en el smartphone! Sin embargo, las cosas han cambiado radicalmente y ahora es todo digital y móvil. Esta evolución tecnológica ha favorecido unos cambios de tendencia de consumo muy importantes. Los pedidos de comida a domicilio han pasado de ser algo anecdótico por hacer una gracia o salir de un apuro, a convertirse casi en un día a día para muchísima gente.
PREGUNTA— ¿Qué ha supuesto la pandemia para la compañía?
RESPUESTA— A nivel humano ha sido, como para todo el mundo, muy difícil. Muchos nos hemos tenido que adaptar al teletrabajo y trabajar en equipo a distancia tiene sus dificultades. Para los repartidores ha supuesto implementar muchísimo protocolo. La seguridad frente al Covid-19 era lo primero y tuvimos que repensar al milímetro cómo debía ser ese protocolo, qué es lo que ocurre desde que un repartidor llega a un restaurante y entrega la comida, para asegurar que todo se hace sin contacto y que es seguro tanto para el repartidor, como para los restaurantes y los usuarios. Esto necesitó mucha adaptación. Por el lado de los restaurantes ha habido otra revolución. Estos negocios no dejan de ser los socios principales en nuestro viaje y han pasado probablemente el peor año de sus vidas. Desde Just Eat se vio rápidamente la necesidad de que teníamos que colaborar en todo lo que pudiésemos y eso tenía dos vertientes. La primera suponía agilizar las incorporaciones: muchos restaurantes veían la entrega a domicilio como una segunda vía de negocio o una diversificación del mismo. Pero, el año pasado, se convirtió para muchos en una de las principales fuentes de ingresos, por lo que tuvimos que agilizar la activación de muchos restaurantes. La segunda vertiente ha sido la de realizar un acompañamiento a todos esos restaurantes que querían hacerlo pero tenían muchas dudas. Les hemos acompañado en todo momento, hemos ido resolviendo sus preguntas y ofreciendo soluciones a problemas que surgían. Creo que esto ha sido clave para lo que ocurrió el año pasado. Si hablamos de cifras, en el 2020 se firmaron unos 9.000 restaurantes: esto significa que firmamos en un año lo mismo que en los nueve anteriores.
PREGUNTA— ¿Qué nos podrían contar de los vehículos de reparto/empresas de reparto con los que colaboran y que utilizan Just Eat?
RESPUESTA— En Just Eat tenemos un modelo híbrido. Tenemos restaurantes que tienen sus propios repartidores y gestionan sus flotas y, por otra hacemos de nexo entre los restaurantes y los consumidores de comida a domicilio. Nos dimos cuenta de que había restaurantes que no sabían cómo llegar a los usuarios y entonces empezamos a esforzarnos para que esas uniones sucediesen. Empezamos a trabajar con empresas especialistas de la última milla, con flotas propias. Hemos delegado en ellos la acción de unir y de mover físicamente los productos de un sitio a otro. En un futuro muy próximo vamos a desplegar Scoober, una forma de operar de Just Eat que ya está funcionando en 120 ciudades en Europa, que consiste, ni más ni menos, en que tendremos nuestra flota propia. Esta nueva forma de trabajar viene no en sustitución, sino en complemento de las dos otras formas de negocio anteriores. Seguiremos con los restaurantes con sus flotas, seguiremos con las empresas de reparto especializadas y complementaremos la foto con nuestra propia flota.
PREGUNTA— ¿Qué porcentaje de su flota es eléctrica? ¿Cuál es el vehículo que más utilizan?
RESPUESTA— Como he comentado, actualmente tenemos un modelo híbrido de reparto y esto implica también cierta diversificación en cuanto a vehículos, pero tenemos claro que nuestra ambición es tener una flota 100% eléctrica, compuesta por bicis y scooters. Ahora mismo estamos trabajando en los detalles, definiendo con qué partners queremos trabajar, qué tipo de vehículos vamos a utilizar y cómo vamos a aterrizar esa ambición, que no deja de ser un desafío bastante grande pero que tenemos muy claro que vamos a ir a por ello. Respecto a cuál es nuestro vehículo estrella, hemos probado varios, entre los que se encuentran varios modelos de las motos eléctricas Silence, y todos ellos cumplen máximas de seguridad y autonomía que requerimos. Solemos pedir a los fabricantes un mínimo de cuatro horas de turno realizadas a una velocidad y con una conducción normales, no de laboratorio. Es cierto que, pensando en el futuro inmediato, pensando en Scoober, hemos añadido una especificación adicional sobre el reemplazo de las baterías: queremos que este sea rápido, seguro y fácil.
PREGUNTA— ¿Hay alguna fecha para la implantación de esa flota eléctrica?
RESPUESTA— Estamos trabajando activamente para que sea rápido. Actualmente nos encontramos en un punto muy avanzado en nuestras negociaciones con posibles proveedores para que podamos firmar en las próximas semanas o meses un contrato de cuatro cifras que implique probablemente más de mil vehículos entre compra directa y otras opciones.
PREGUNTA— ¿Cómo consideran que será el reparto de última milla del futuro?, ¿Creen que tenderá hacia la robotización?
RESPUESTA— El año pasado hicimos una primera prueba piloto de entrega robotizada en un entorno muy controlado, para demostrar que es posible y se puede llegar a hacer. Por el momento no deja de ser una idea a futuro, claro, pero nuestra investigación en este campo evidencia que la innovación forma parte del ADN de la compañía. Esta prueba ha sido quizá la más llamativa, pero no es lo único que estamos investigando: seguimos innovando en muchas cosas que están detrás de las cortinas, que van desde la inteligencia artificial que se está desplegando para mejorar los motores de búsqueda a la opción de hacer pedidos por voz. La parte de robotización más física llevará más de tiempo pero, sin duda alguna, antes o después lo abordaremos.
PREGUNTA— ¿Qué podría contarnos sobre las nuevas oficinas de Just Eat?
RESPUESTA— El traslado comenzará enseguida y está previsto que se termine de ejecutar a finales de este año o principios del siguiente. Es un edificio muy grande, elegido en base a criterios de sostenibilidad en sentido amplio. Primero porque está situado en una localización muy bien comunicada, que permite maximizar la llegada de las personas que se desplazan en transporte público. En segundo lugar, la construcción y el entorno se hizo teniendo en cuenta esa sostenibilidad y eficiencia energética. Por último, cabe señalar que cuenta con infraestructura para vehículos alternativos o eléctricos. Tenemos racks para colgar las bicis y cargadores tanto para motos eléctricas como para coches eléctricos. No queremos que la electrificación sea sólo cosa del reparto y las motos, sino que verdaderamente sea parte del día a día de todos los empleados de Just Eat, para que todos estemos muy alineados en estos valores y esta filosofía de sostenibilidad a futuro.
PREGUNTA— ¿Sus ‘riders’ son ‘freelances’, provienen de empresas de trabajo temporal, están en plantilla…?
RESPUESTA— Apostar por tener riders con contrato ha sido siempre una máxima para Just Eat. Trabajamos con flotas especializadas y nos aseguramos de que todos sus repartidores tengan un contrato laboral. Apostamos claramente por la regularización del trabajo de los repartidores, lo que implica una profesionalización de los riders que contribuye a mejorar el servicio y redunda en valores a futuro. El modelo Scoober se realizará con empleados y esa es una apuesta que se hizo hace muchos años, cuando decidimos dotarnos de la capacidad de ser el nexo de unión entre los restaurantes que no tienen flota y los usuarios. Es una apuesta firme de la compañía que se realiza no sólo en España, sino también en las 120 ciudades en las que está Scoober.
PREGUNTA— ¿Qué particularidades tiene Just Eat que lo diferencian de la competencia en el ámbito de la movilidad? ¿Se puede ser “más rápido” en el ámbito de la movilidad que la competencia y cómo se logra?
RESPUESTA— La sincronización es clave en todo esto. Desde que se hace el pedido a través de la app hasta que éste llega al consumidor, pasan unos 30-35 minutos en los que tienen ocurren muchas cosas: el restaurante recibe el pedido, se canta en cocina, se prepara… Paralelamente a esto, los repartidores tienen que acercarse al restaurante y llegar en el momento justo, para que la comida no espere y se enfríe (evitando llegar demasiado pronto, porque adelantarse también puede producir ineficiencias). Después de esto, el rider tiene que desplazarse lo más rápidamente posible y con seguridad hasta el usuario y hacer la entrega siguiendo todos los protocolos marcados. Para favorecer este proceso de sincronización también es fundamental tener una red de restaurantes amplia y de calidad, con la suficiente densidad que permita abastecer a muchas personas sin que el repartidor tenga que hacer desplazamientos de decenas de kilómetros. Toda esta coreografía empresarial consigue reducir tiempos de espera y darle al usuario al final lo que quiere: tener su pedido correcto y con seguridad lo antes posible.
PREGUNTA— ¿Algún dato sorprendente que haya captado su informe gastrómetro?
RESPUESTA— El gastrómetro es un informe anual que realiza Just Eat, y es el mayor análisis del sector de comida a domicilio. El último presentado es el de 2020, sobre los datos de mercado de 2019. El año pasado se han hecho varios anexos por el Covid, sobre todo para ayudar a los restaurantes en este momento de caos. Una de las sorpresas que nos llevamos con el gastrómetro es que cuando hablamos de comida a domicilio solemos pensar en las plataformas, pero es mucho más amplia: el último informe señala que la facturación de las plataformas de comida a domicilio ascendió en 2019 a 740 millones de euros mientras que la venta on-line más la telefónica, al margen de las apps era muy superior, alcanzando los 2.418 millones.
PREGUNTA— España, es, además, un país en el que comer fuera y pedir a domicilio está muy extendido.
RESPUESTA— Sí, y otro dato sorprendente es que la comida en España sigue siendo parte central de nuestra cultura y nuestra forma de disfrutar. Los días de mayor frecuencia de pedidos son los días familiares como el Día de la Madre o San Valentín… y los eventos de amigos (Eurocopa, finales de realities…). La comida ha tenido un papel importante durante el Covid, porque en esos momentos tan duros del confinamiento, pedir la comida era una ilusión. Para mí, por ejemplo, pedir el viernes durante los primeros meses de la pandemia era abrir la ventana al mundo, salir de la rutina. La comida ha sido muy importante para romper las rutinas del confinamiento y ha favorecido que muchas personas se digitalizasen a nivel doméstico. La pandemia ha acelerado muchísimo una tendencia que venía, está claro. Y el móvil ha tenido mucho que ver en esto, ha sido un cambio paulatino pero que se ha ido extendiendo y al que ahora no podríamos renunciar.