Nadie puede negar que es una jugada maestra. Con mayores o menores detractores, pero lo es. Las nulas emisiones a la atmósfera de los automóviles con el logo de Tesla Motors se computarán dentro de la gama de vehículos del grupo automovilístico italiano Fiat Chrysler Automobiles (FCA) con el fin de que la compañía minimice las potenciales multas que impondrá la Unión Europea por rebasar los límites fijados en la expulsión de gases de los coches a partir de 2020.
No estamos hablando de peanuts.
La consultora británica Jato, que precisamente establece cada año el análisis más fiable sobre emisiones medias de dióxido de carbono de los automóviles del mercado europeo, estima que la industria del motor tendrá que hacer frente a una multa de 33.600 millones de euros el próximo ejercicio en desfase de emisiones de CO2, y teniendo en cuenta sus resultados de emisiones medias del año pasado.
En 2018, el promedio de emisiones de los 23 principales países del entorno continental fue de 120,5 gramos de CO2 por kilómetro. En tanto que el objetivo fijado por Europa es alcanzar un objetivo medio de 95 gramos de CO2 por kilómetro para la flota automovilística europea, la penalización a partir de 2020 también es clara: 95 euros por gramo de CO2 que rebase el límite de 95 gramos.
Viendo así las cosas, la jugada de Mike Manley, el máximo responsable mundial de FCA Automobiles (en la imagen), parece, como mínimo, acertada. Sólo en Estados Unidos y gracias a que solo fabrica vehículos eléctricos, Tesla Motors ha recibido ya créditos de emisión por valor de más de mil millones de dólares, un interesante sistema que, de acuerdo con la ley del país, permite a los fabricantes revender ese extra de emisiones en forma de créditos a otros constructores de vehículos.
En 2017 y 2018, la marca californiana generó 385 millones por este concepto.
Reduciendo la penalización
El grupo italiano no ha especificado la cantidad que ha pagado a Tesla para incluir en su gama las nulas emisiones de sus deportivos, aunque la cifra se ha cerrado en “cientos de millones de euros”.
“Estamos totalmente comprometidos con la reducción de emisiones de todos nuestros productos, este acuerdo nos proporciona flexibilidad para continuar ofreciendo los vehículos que desean nuestros clientes cumpliendo las políticas de compliance con el menor coste posible”, ha asegurado FCA sobre su acuerdo alcanzado con Tesla Motors.
FCA registró el año pasado unas emisiones medias de 133 gramos de CO2 por kilómetro en su flota de vehículos comercializada, atendiendo al promedio de sus firmas. La marca Fiat está situada en este apartado con 119,2 gramos; Alfa Romeo reportó 128,9 gramos, Jeep, 142,5 gramos y Abarth, 141,7 gramos.
Previamente a que FCA anunciara su acuerdo con Tesla, consultoras como Jato predijeron que, en una línea de reducción de emisiones lineal hasta 2020, FCA contaría con una penalización de unos 3.373 euros por coche. Teniendo en cuenta unas ventas anuales de un millón de unidades, la multa superaría con creces los 3.000 millones de euros.
Dicha cantidad, eso sí, puede verse —y más que probablemente se verá— bastante reducida con la llegada de los eléctricos de Tesla al cómputo de FCA.
Los fabricantes de automóviles que trabajan en Europa afrontan un futuro incierto en relación con los objetivos medioambientales que han planteado las autoridades europeas respecto del negocio de las cuatro ruedas.
Y FCA ha dado un primer paso adelante al respecto que, a juzgar por lo visto, puede convertirse en una zancada de dimensiones considerables.