El proveedor alemán de componentes para la industria de automoción Robert Bosch ha proyectado una caída en sus ingresos para el próximo ejercicio y ha dejado abierta la posibilidad de nuevos recortes de empleo en el país, que se sumarían a los 7.000 despidos que ya había anunciado hace meses.
Bosch prevé que su facturación se reducirá este año y calcula que los ingresos se situarán levemente por debajo de los 92.000 millones de euros que obtuvo en el año pasado, pero además considera que el margen de rentabilidad sobre ventas, que la empresa había proyectado elevar en dos puntos porcentuales sobre el 5% registrado en 2023, se quedará finalmente en un 4% en el mejor de los escenarios posibles.
De acuerdo con una entrevista publicada por el periódico alemán Der Tagesspiegel, el presidente de Bosch, Stefan Hartung, ha explicado que la situación en el sector de automoción alemán atraviesa desafíos que «exigen tomar decisiones difíciles» y solicitar una respuesta más activa por parte del gobierno para mitigar el impacto.
Hartung ha subrayado también que, si bien se han realizado ajustes, «no se puede descartar» una necesidad de mayor adecuación en la estructura laboral, y ha pedido al Ejecutivo alemán una intervención efectiva para reforzar la competitividad y estabilidad del sector en Alemania.
Las expectativas de Bosch se suman a la lista de previsiones que viene efectuando las empresas de la industria del sector en los últimos tiempos, con Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles de Europa, en la cabeza.
El constructor alemán ha anunciado ayer una disminución de su beneficio en el tercer trimestre, alcanzando su nivel más bajo en tres años, mientras que su plantilla evalúa una huelga en protesta por las medidas de recorte de costes, que incluyen el cierre de al menos tres plantas en Alemania y más ajustes salariales.