PROBANDO» El esperado Seat Ateca amplía el abanico de clientes y aspira a convertirse en el tercer pilar básico de la compañía. De momento, las cifras acompañan
FOTOGRAFÍA: FERNANDO ARÚS
A veces las cosas no salen como uno tiene planeado. Que se lo digan a Seat, que lleva ya mucho tiempo queriendo meter la cabeza en el segmento de los SUV (Sport Utility Vehicle). Nada menos que nueve años dándole vueltas a esta idea.
Primero llegó el concept Tribu, que se presentó en el Salón de Fráncfort de 2007 y ya incorporaba soluciones tan actuales como una serie pantallas multimedia —cuatro, para ser exactos— repartidas por el salpicadero, conexión a Internet y tomas USB.
En 2011 se mostró al público en Ginebra el IBX, un modelo que dejaba a la vista ciertas cualidades offroad e incluso un sistema híbrido de propulsión. Pero nada, el dichoso todocamino no llegaba a las cadenas de montaje. El segmento ya llevaba años despuntando en el mercado y, por un motivo u otro, la firma española no conseguía dar vida a esta historia.
Afortunadamente, todo ha dado un giro y, ahora sí, tras la presentación el año pasado del concept 20V20 que anunciaba por dónde irían los tiros, toca dar la bienvenida al primer SUV de Seat. Y no, no llega tarde en absoluto, porque si atendemos a las cifras de ventas, vemos que uno de cada cuatro coches que se venden en España pertenece a esta categoría, lo que quiere decir que en el ejercicio pasado salieron de los concesionarios nada menos que 260.000 unidades de todocaminos a surcar el asfalto de nuestras carreteras.
El segmento funciona, está muy vivo. ¿Por qué? Las modas son caprichosas y difíciles de explicar a veces, pero si se le pregunta al propietario de un coche de este tipo, lo más probable es que obtengamos una respuesta parecida a esta: “me lo he comprado porque voy muy seguro” o “me encanta la sensación de ir sentado tan alto, desde aquí se domina el tráfico”.
En ocasiones también responde a argumentos puramente estéticos, y es que los vehículos todocamino, sea como fuere, han calado muy bien en la sociedad, no sólo española, sino europea e incluso mundial. Es un fenómeno global imparable.
Evidentemente, no hay marca que quiera renunciar a esta jugosa porción del pastel de ventas (¡hasta Rolls Royce y Lamborghini están desarrollando su propio todocamino!), así que en Seat se han puesto manos a la obra para lanzar una apuesta sólida. Hay tanta oferta en estos momentos que no vale con cualquier cosa.
El Ateca se diseña en Martorell, se fabrica en la planta de Skoda de la República Checa y, siguiendo la tradición, toma prestado el nombre de un municipio español, en este caso perteneciente a la provincia de Zaragoza.
En Seat no se andan con bromas. Quieren hacer de este modelo el tercer pilar de su empresa, en línea con el Ibiza y el León, sus dos grandes superventas. Cómo conseguirlo era relativamente fácil ya que tenían todas las herramientas sobre la mesa de trabajo.
El Ateca se asienta sobre la plataforma modular MQB —la misma del León y de otros tantos modelos del grupo VAG, entre los que figuran el Audi A3 o el Volkswagen Golf—, se sirve de los motores TSI y TDI de última hornada y, lo más importante de todo, ha pasado largas horas en el gimnasio hasta alcanzar ese músculo imprescindible que todo SUV ha de lucir para triunfar.
Es un coche de longitud compacta pero voluminoso y alto, lo que tiene un efecto positivo en la amplitud y la funcionalidad de su interior.
Las dos filas de asientos son generosas, especialmente la trasera, que casi establece un récord en altura libre al techo. Así que habitabilidad no falta. Tampoco se queda escaso su maletero de 510 litros, apenas superado por unos pocos rivales de su segmento. Y si hablamos de almacenaje interior, los múltiples huecos portaobjetos repartidos por aquí y por allá sirven como perfectos vaciabolsillos para todos los ocupantes. Pero lo mejor del todocamino español es que, más allá de sus cualidades prácticas, ofrece ese toque deportivo de sobra conocido en todos los modelos de la marca, capaz de divertir a quien se ponga a los mandos. El Ateca se siente ágil entre curvas, aunque no descuida la suavidad y el silencio en los viajes por autovía.
Que tomen nota los clientes potenciales, ya que aquí puede estar una de las claves que inclinen la balanza a la hora de tomar la decisión de compra.
El diésel pasa a un segundo plano
En Fleet People hemos elegido la versión 1.4 ecoTSI de 150CV con cambio manual, tracción delantera y acabado Xcellence, el más alto de gama. ¿Por qué ésta y no otra? Porque es la más vendida, al menos de momento. Contra todo pronóstico, los primeros meses de comercialización del Ateca dejan a la vista un cambio de tendencia en la elección del usuario. Por primera vez la gasolina se impone —de largo— al diésel. Probablemente la demonización a la que se está viendo sometido el gasóleo tenga mucho que ver en todo ello. A estas alturas son varias las ciudades europeas que tienen en sus planes restringir el uso de este tipo de coches en las zonas céntricas y, ya se sabe, ‘cuando las barbas del vecino veas pelar… pásate a la Sin Plomo’.
En cualquier caso, el 1.4 TSI es una buena apuesta. Se sitúa en el segundo peldaño de su grupo por potencia y podríamos definirlo como uno de esos motores que dejan huella gracias a su relación entre finura, prestaciones y consumo. Se trata de la última evolución de un TSI que lleva años dando guerra dentro del grupo Volkswagen, y ya viene de serie con interesantes sistemas como el de desactivación de cilindros para aumentar la eficiencia durante la conducción.
Sin adentrarnos mucho en aspectos técnicos, sólo diremos que gracias al turbo, suple la escasez de cilindrada y entrega cada uno de los 150 caballos de una forma tan enérgica como ordenada. Si por algo destaca este motor es por su buena respuesta a cualquier régimen, lo que lo hace muy utilizable y agradable en ciudad o carretera.
La sorpresa, en cualquier caso, es su baja sonoridad, casi imperceptible en el interior del coche. Ni ruidos ni vibraciones se escuchan de puertas adentro. Queda claro que los ingenieros han trabajado a conciencia para hacer que el pasaje se sienta a gusto.
Eso sí, el gasto de combustible no es tan bajo como lo pintan. En la ficha técnica figura una cifra de 5,4 litros cada 100 kilómetros que, en la práctica, aumenta en dos litros fácilmente si se circula de forma despreocupada.
Quiere esto decir que quien busque el máximo ahorro o suela recorrer grandes distancias al año, casi mejor que apunte hacia un TDI, que castigará en menor medida su cartera en el día a día y le dará unas prestaciones parecidas; para todos los demás, el TSI de esta prueba puede ser muy recomendable, entre otras cosas porque su precio de partida es bastante más bajo y compensa durante mucho tiempo ese consumo más elevado.
Respecto al nivel de acabado Xcellence, como decíamos unas líneas antes, no deja de ser curioso que sea precisamente éste el que haya elegido la gran masa de compradores en los primeros meses de ventas. Se trata del más alto de gama y, de alguna manera, deja entrever que el cliente del Ateca no se conforma con medias tintas. Entre su lista de elementos de serie figuran asistentes a la conducción como el detector de fatiga, el que cambia las luces largas y cortas de forma automática o el que frena el coche cuando el conductor está distraído y se acerca a un obstáculo.
También incluye delicatessen como la pantalla táctil de ocho pulgadas con cámara de visión 360 grados, faros Full LED, asientos deportivos con una tapicería exclusiva y hasta un paquete de iluminación que cambia el ambiente interior.
En definitiva, incorpora casi todo lo deseable en un coche actual. Y decimos casi porque quedan jugosos dispositivos en la lista de opciones para redondear el equipamiento, aunque a precios asequibles en su mayoría.
Los SUV, el futuro a corto plazo
El Ateca es un modelo estratégico en los planes ventas de Seat, no sólo en el canal de particulares sino también en el de flotas. De hecho, es precisamente en este último donde esperan obtener resultados muy ambiciosos de hasta 3.000 unidades anuales que, de alcanzarse, auparían al SUV al segundo puesto de su segmento.
Antes de su comercialización ya acumulaba un volumen notable de pedidos en firme y la situación ha ido mejorando hasta este mismo mes de septiembre en el que han empezado las primeras entregas a clientes. La cosa pinta bien para el Ateca, que parece haber conectado con una clientela nueva capaz de dibujar suculentas cifras en las cuentas de resultados.
No nos cabe duda de que Seat ha abierto una caja de Pandora con su nuevo modelo.
¿Qué será lo siguiente? Un coche parecido, aunque más pequeño y derivado de la plataforma del Ibiza. Pero de esto ya hablaremos el año que viene.
¿Por qué recomiendo el Ateca a una empresa?
El SEAT Ateca es un modelo que aúna diseño, versatilidad y conducción dinámica, erigiéndose como uno de los SUV más innovadores del segmento. Ofrece novedosos y avanzados sistemas de ayuda a la conducción Y una conectividad de última generación. Las motorizaciones destacan por su eficiencia y no hacen más que poner en valor la idoneidad del Ateca para ser tenido en consideración por parte de los clientes corporativos. Estamos convencidos de la buena acogida que tendrá el modelo en el canal de empresas. Es un vehículo moderno y atractivo, incorpora tecnología a raudales y su relación calidad precio es sumamente equilibrada. El Ateca cuenta con atributos más que suficientes para convertirse en el tercer pilar de volumen de SEAT.