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La prueba de Fleet People: Opel Astra 5p Selective 1.6 CDTI 110 CV

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Opel asegura que si pudiera juntar a todos los Kadett y Astra fabricados hasta la fecha, uno detrás de otro, formarían un atasco de proporciones bíblicas capaz de dar la vuelta a la Tierra dos veces y media. Desde luego, pocas marcas pueden presumir de un hazaña similar.

La historia de los compactos de Rüsselsheim viene de muy atrás. Tanto, que mientras España se fragmentaba a comienzos de la Guerra Civil, el primer Kadett ya asomaba por las puertas de las cadenas de montaje alemanas. Parece mentira, pero fue en 1936 cuando aquella primera generación daba origen a una saga que hoy sigue muy viva. Desde entonces, y si tenemos en cuenta a los dos modelos citados (el Astra es en realidad una evolución del Kadett), son once generaciones y 24 millones de unidades las que han salido a devorar kilómetros por las carreteras del mundo.

Esto quiere decir que Opel no es precisamente inexperta en esto de hacer coches generalistas de tamaño medio. Un segmento que, por cierto, tiene mucho peso en nuestro mercado ya que es el que mayores cifras de ventas acumula. En el canal particular suele ser un modelo de este tipo el que se lleva la palma a finales de año, y en los de empresas y rent a car, más de lo mismo. Así que aquí nadie se anda con bromas.

Sin embargo, hasta hace bien poco la firma germana tenía un problema importante: su Astra no terminaba de convencer. El modelo que se mantuvo a la venta entre los años 2010 y 2015 acabó convirtiéndose en un quebradero de cabeza para directivos e ingenieros, que tenían que lidiar con las críticas de la prensa especializada y de los propios clientes, siempre disconformes con un peso excesivo, unas prestaciones escasas y un diseño interior complejo y poco funcional.

 

Opel

 

Algo había que hacer para solucionarlo. Eso de no aparecer en el top ten de los rankings de ventas anuales —en España— era algo que esta empresa no estaba dispuesta a asumir.

Afortunadamente, supieron escuchar todas las plegarias y se puso en marcha una maquinaria que dio sus frutos rápido. De hecho, la generación actual llegó un año antes de lo habitual. Si el ciclo de vida del Astra suele ser de seis años, en este caso se dio carpetazo antes de cumplir el quinto para dar paso a un nuevo modelo que habría de dejar el pabellón bien alto.

 

Opel

 

En noviembre de 2015 pudimos ver el relevo para comprobar que, efectivamente, no quedaba rastro alguno de todo aquello que le impedía rivalizar con los modelos más exitosos de su segmento.

El mismo Enrico de Lorenzi, director general comercial de General Motors España, dijo en el momento del lanzamiento: “Este Astra marca el comienzo de una nueva era en Opel y representa un gran paso adelante. Nuestros ingenieros lo han desarrollado partiendo de una hoja en blanco en base a un triple objetivo: eficiencia, innovación y prestaciones dinámicas”.

 

Inflexión: borrón y cuenta nueva

No le faltaba razón a de Lorenzi en sus afirmaciones. La generación actual no tiene nada que ver con la anterior, se mire por donde se mire. El diseño es evidente que ha cambiado, gracias a unas líneas más personales y modernas, mejor definidas, tanto en el exterior como en un interior que huye de toda complejidad. Si antes nos quejábamos del exceso de funciones que se agrupaban en la consola central, ahora predomina la simplicidad y el manejo táctil a través de la pantalla principal. Las formas, el tacto, los ajustes y las terminaciones van en consonancia con lo que uno espera de una marca generalista, e incluso un paso más allá. En el nuevo Astra es fácil sentirse a gusto a los mandos.

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También ha mejorado el peso. Unos retoques por aquí y por allá han dado como resultado 200 kilos menos en la báscula, cosa que no está nada mal para un modelo de su tamaño. ¿Las ventajas de la dieta? Innumerables, diríamos, aunque las más importantes quizá tengan que ver con la agilidad, las prestaciones y la eficiencia.

El nuevo Astra es muy agradable de conducir, con un punto de dinamismo elevado que nunca llega a sacrificar la comodidad. Un coche capaz de contentar a casi cualquier tipo de conductor. Además, su oferta mecánica —totalmente renovada— ofrece mejores prestaciones y es menos sedienta.

 

Opel
El mundo es un pañuelo. Darse de bruces con un Google Car no es habitual. Que, además, éste sea otro Opel Astra, no tiene precio, como diría el anuncio.

 

Hablando de motores, vemos una clara apuesta ganadora para el sector de flotas: el diésel 1.6 CDTI de 110 CV, que es precisamente el que aquí sometemos a prueba. Al ser el escalón de acceso en gasóleo, su precio de partida es bajo, pero además tiene otra serie de puntos a favor como son un consumo casi ridículo (3,7l/100 km oficiales, que en la vida real no llegan a cinco), unas cifras de emisiones inferiores a 100 g/km de CO2 que eximen al comprador del pago del impuesto de matriculación y, ya de paso, unas prestaciones más que dignas.

Si en la generación anterior el Astra con motor CDTI de potencia similar no andaba ni a tiros, ahora la cosa es bien distinta. Es más, no vemos motivo alguno para decantarse por el siguiente escalón (CDTI 136 CV), que es sensiblemente mejor pero también sube de precio de forma innecesaria. En el apartado de la practicidad, el alemán tiene bastante que decir. Curiosamente, a pesar de ser ahora menos voluminoso, ha ganado en amplitud. Tras esos 4,37 metros de longitud —es uno de los compactos más grandes— se esconde un habitáculo muy desahogado.

 

 

Si hablamos, por ejemplo, de las plazas traseras, casi ningún competidor le supera en lo que tiene que ver con el espacio para las piernas o la altura libre al techo. Otra historia es su maletero, que con 370 litros obtiene un simple aprobado. Es un volumen correcto que queda incluso por debajo de la media del segmento ‘C’.

 

Tecnología al alcance de todos

El acabado Selective es el punto de partida. Con este nivel de equipamiento asociado al motor de 110CV obtenemos el diésel más barato de toda la gama. Evidentemente, no cabe pensar en una dotación muy amplia, pero si miramos la lista al detalle sí veremos que, por un precio de partida realmente ajustado, esta versión regala al conductor todos esos elementos imprescindibles a los que ya nadie quiere renunciar.

 

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Hablamos, por ejemplo, del control de crucero, la pantalla táctil de siete pulgadas, el volante con mandos multifunción, el sistema bluetooth para el teléfono, la toma USB, el asistente de arranque en pendiente, el control de presión de neumáticos o la luz diurna LED.

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Todo ello viene de serie, igual que el equipo de audio Intellilink 4.0 con Apple Car Play y Android Auto. Este quizá sea uno de los mejores gadgets que ofrece el coche sin sobrecoste. No nos cabe duda de que los conductores más jóvenes y todos aquellos que están a la última en tecnología lo apreciarán, porque permite una integración total del contenido de los smartphones. Llamadas, música, mapas de navegación, mensajes… En fin, todo aquellos que usamos en el día a día aparece reflejado en el sistema de entretenimiento del Astra para ser manejado de forma sencilla sin tener que desviar la vista de la carretera.

Un verdadero acierto, creemos, porque además de contar con una interfaz personalizada, el conductor se puede ahorrar ciertos elementos opcionales como el navegador, que en este caso tiene un precio de 900 euros. Para muchos todo esto será suficiente; otros, en cambio, querrán más. Afortunadamente, quien necesite ampliar la dotación lo tiene fácil, porque si algo bueno tienen las marcas generalistas como Opel es que sus listas de opciones ofrecen paquetes muy generosos a buen precio.

Pongamos como ejemplo el ‘Pack Selective Wifi’, que incluye por 650 euros: climatizador bizona (ampliamente recomendable frente al aire acondicionado de serie), sensor de lluvia, encendido automático de luces, localizador en caso de robo del vehículo, alerta de colisión, servicio de emergencia 24 horas Opel OnStar y conexión wifi 4G para no hacer uso de los datos del teléfono propio cuando va enlazado al sistema de entretenimiento.

Otra opción interesante es el ‘Pack Drive Assist’, que se centra en la seguridad e incorpora asistentes como el de mantenimiento de carril, el reconocimiento de señales de tráfico y la frenada de emergencia, por unos más que coherentes 400 euros. En definitiva, quien quiera poner en su flota un Astra bien pintón, puede hacerlo sin tener que rascarse el bolsillo más de lo necesario.

Opel parece haber dado en la diana con su nuevo compacto. Es un buen producto en términos objetivos y ya cuenta con la etiqueta de Coche del año en Europa 2016.

Por otra parte, se mueve en un escenario propicio, ya que las ventas de vehículos en España no paran de crecer, especialmente en los canales de flotas. Sin duda, nuestro fleet car de este número va a dar mucha guerra.

 


¿Por qué recomiendo el Astra a una empresa?

Sería muy fácil indicar que el hecho de que sea ‘Coche del Año 2016’ es un argumento de peso. Sin embargo, vas más allá (de ahí el galardón). Para mí es una magnífica conjunción de factores racionales y emocionales, como son su atractivo diseño exterior, su funcional y 5elegante diseño interior así como la mayor eficiencia de sus nuevos motores. Pero, adicionalmente, ofrece elementos que transmiten confianza, seguridad y modernidad mediante su novedoso sistema OnStar (el ángel de la guarda de los ocupantes del vehículo), la conectividad a internet… En definitiva, la mejor decisión.

José Antonio San Pedro es Director de Flotas de General Motors España

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