ESCRIBE: GERARDO CABAÑAS
Habitualmente se dice que los españoles son early adopters, que les encanta la tecnología y enseguida se lanzan a adquirir el último modelo de smartphone; o que ya no conciben planificar sus vacaciones si no es por Internet.
En el ámbito de la movilidad, en cambio, las cosas están más verdes, a pesar de que recientemente hemos conocido el trayecto Vigo-Madrid realizado por un coche autónomo, el primero en nuestro país. Indudablemente es un hito tecnológico al que, sin embargo, todavía le queda cierto trecho por recorrer, y no me refiero a las obvias mejoras tecnológicas, sino a la consideración que los conductores tienen de él.
Pensando a 25 años vista, uno de cada tres españoles no tiene pensado soltar el volante ni los pedales porque no se fía de la tecnología o por una simple cuestión de gustos, tal como constata nuestro informe El Coche del Mañana. En esta radiografía que los conductores han hecho de cómo serán los coches y la movilidad en el año 2040, lo cierto es que la conducción autónoma pierde adeptos.
Es curioso ver cómo a medida que las noticias sobre esta tecnología se han multiplicado, la opinión de los españoles ha empeorado, de tal modo que si hace un año a un 35% les atraía ceder el control de su coche, ahora es solo un 21%. En cambio, son más los que ven la conducción autónoma como una opción de equipamiento que les ayude en determinadas situaciones, como encontrar aparcamiento y ejecutar la maniobra. La conducción autónoma no es más que la punta del iceberg de todos los desarrollos en los que está trabajando la industria del automóvil. Si bien es lo más actual, hay otras tecnologías con las que estamos más familiarizados y que conviene no perder de vista.
Es el caso de la propulsión, donde la mitad de los conductores piensa que en 25 años predominará la tecnología eléctrica o híbrida, que ya hoy en día están tratando de abrirse paso. Para entonces, los españoles dan por hecho que la autonomía de estos vehículos será suficiente. De momento, la línea roja son 500 kilómetros. Esta es la distancia mínima que un vehículo debe ser capaz de recorrer antes de tener que recargar de nuevo la batería.
En espera de que esta tecnología se afiance en nuestras vidas y sea más cotidiano enchufar un coche a una red que a un surtidor de gasolina, existen otras alternativas de carácter medioambiental que afectan a la movilidad, como por ejemplo pagar una tasa para acceder al centro de las ciudades. Sin embargo, casi seis de cada 10 rechazan este impuesto, principalmente porque consideran que ya pagan suficientes tasas.
El coche del futuro se parecerá al que hoy conocemos: Tendrá un chasis, cuatro ruedas e irá pegado a la calzada
Parece que la movilidad sostenible provendrá más de la industria, con vehículos más eficientes y propulsados por energías alternativas, que de la Administración, con medidas tomadas en un Salón de Plenos. Y provendrá también del propio conductor, concienciado de que debe usar las cuatro ruedas con responsabilidad, alternando el coche con otros medios de transporte como la bicicleta o el tren. Eso sí, todo junto, en un pack, y que se pueda gestionar desde el móvil. Asimismo, tecnología y conductor se unirán en busca de esta conducción más eficiente, gracias a dispositivos que recogen el estilo de conducción de cada uno (consumo, aceleración, frenada, etcétera). Estos datos serán muy valiosos para mejorar la eficiencia al volante, algo para lo que está muy predispuesto el conductor, pero al que la falta información para saber con exactitud qué aspectos debe mejorar y cómo actuar en consecuencia.
Esta función será una de tantas que equipe un vehículo y que nos será tan cotidiana como el ABS, el control de velocidad o el navegador. Otras funciones habituales serán un sistema de sonido 3D para advertir de los peligros. Se trata de un sonido que se emite procedente de la misma dirección que el sonido real, por ejemplo la sirena de una ambulancia. ¿Cuántas veces nos hemos visto en esa situación de escuchar una ambulancia sin saber qué dirección lleva y pasa rozándonos la chapa sin casi darnos cuenta porque hemos seguido avanzando?
Esta es una muestra de la movilidad inteligente, con coches interconectados a través de sistemas car to car, que permitirán que los vehículos hablen entre ellos y se avisen de peligros (un vehículo averiado tras un cambio de rasante, un atasco que se forma tras una curva…).
Son por tanto coches inteligentes y activos capaces de intervenir de forma activa en situaciones de riesgo y que ayudarán en gran medida a la reducción de accidentes de tráfico en nuestras carreteras. No creo que exista la movilidad 100% segura ni el coche 100% infalible frente a la “imperfección del conductor”, pero qué duda cabe de que los avances tecnológicos siempre han sido parte importante en la reducción de la siniestralidad vial, y su importancia aumentará en el futuro.
El informe El Coche del Mañana concluye que el conductor está abierto a cambios y mejoras, pero no a revoluciones. Es más, hay aspectos en los que no cede, como la propiedad del vehículo. Si bien es cierto que no es lo mismo la generación de los años 60 o 70 del siglo pasado que los millennials o los nativos digitales, en conjunto los españoles quieren seguir siendo propietarios de sus vehículos, considerados como un espacio privado como si del hogar se tratase (de hecho es nuestra cuarta pantalla tras el televisor, el móvil y el ordenador, así de doméstico lo concebimos).
No obstante, sí se presenta una alternativa a medio camino entre la propiedad y la economía colaborativa: el alquiler. De la misma manera que los españoles alquilan hogares de su propiedad, casi tres de cada 10 conductores se muestran predispuestos a ceder momentáneamente el control de su vehículo a otro conductor cuando no vaya a utilizarlo, y así puede reducir en cierta medida sus costes.
Todo esto es un esbozo de cómo puede ser el coche del mañana visto con nuestros ojos de hoy. Veremos qué cosas se cumplen de aquí a 25 años. Industria y conductores, oferta y demanda, cada uno llevará su particular iniciativa.
No es fácil discernir quién empieza y quién le sigue, pero avanzamos hacia un coche más eficiente y más seguro, pero que se seguirá pareciendo al que actualmente recorre nuestras calles y carreteras: un chasis y cuatro ruedas, y por supuesto pegado a la calzada. Lo del coche por los aires parece que será cosa de Hollywood nada más y no lo veremos en los concesionarios, o al menos así lo estiman los conductores, al que ni la película Regreso al Futuro les podrá hacer cambiar de idea.
Claro que quizás cuando vayamos a comprar un coche, tampoco lo vamos a ver físicamente. Gracias a Internet y a desarrollos tecnológicos como la realidad virtual aumentada, podremos ver virtualmente el coche que queremos adquirir, tal como quedaría en color, equipamiento, etcétera.
En definitiva, Internet será una gran ayuda a la hora de vender y comprar coches, tan importante como el asesoramiento de los expertos. Porque el factor humano es y será indispensable. Detrás de un holograma, hay una persona aconsejándote y asesorándote. El futuro seguirá siendo de las personas.
