De fructificar las conversaciones sobre la posible adquisición del fabricante de automóviles Opel por parte del grupo francés PSA Peugeot Citroen, reconocidas por el propietario de estas dos últimas marcas, no supondrían grandes cambios en el orden mundial del motor y dejarían intacta la clasificación de ventas de automóviles global por grupos constructores, según los datos de venta de General Motors y de PSA del ejercicio pasado.
Prácticamente cualquier movimiento en el top ten de los 10 grandes del motor por volumen de ventas, en forma de fusión o adquisición, supondría el cambio de posición de alguna de las automovilísticas que reinan en el planeta, excepto si ese cambio afecta —si finalmente se produce— a PSA y a General Motors.
General Motors es el quinto fabricante mundial por volumen de ventas de automóviles, por debajo de Hyundai-Kia y por encima de Ford Motor Company.
Desprenderse de Opel, su principal bastión de ventas en Europa, le quitaría ipso facto 1,159 millones de unidades anuales (las que vendió el año pasado). Ello colocaría a GM en unos 6,8 millones de automóviles vendidos por año, comparados con los 6,3 millones que comercializó Ford el año pasado.
Esto es, General Motors se mantendría quinta.
En el caso de PSA Peugeot Citroen, las ventas de sus dos marcas alcanzaron 3,248 millones de unidades el año pasado. Adquirir Opel supondría para la compañía francesa comercializar 4,40 millones de automóviles al año. Una cifra reseñable, pero todavía lejana del grupo italiano FCA, que en 2016 concluyó con 4,86 millones de unidades. PSA terminó 2016 como el noveno fabricante mundial de vehículos.
El background de Opel: muchas novias
No es la primera vez que alguien, y sobre todo alguien del sector de automoción, se interesa vivamente por Opel. Cuando su matriz General Motors quebró y fue rescatada posteriormente por el Gobierno de Estados Unidos, en 2009, el grupo Fiat quiso comprar Opel. El entonces y actual consejero delegado de Fiat, Sergio Marchionne, puso toda la carne en el asador para adquirir, pero se encontró tanto con la renuencia de Angela Merkel, la canciller alemana, como con la del propio Gobierno de EEUU.
El ímpetu e instinto de Marchionne propició que algún año más tarde pudiera hacerse con el control del grupo Chrysler y de todas sus marcas (Chrysler, la icónica Jeep y Dodge), lo que le permitió aumentar volumen para no ser fagocitada y, de paso, iniciar un proceso de saneamiento en el grupo Fiat que todavía continúa hoy.
Incluso los concesionarios de automóviles europeos de Opel se agruparon y efectuaron un oferta multimillonaria por Opel. Dicha oferta se realizó de la mano con el fabricante de componentes canadiense Magna, pero tampoco llegó a buen puerto. La asociación de concesionarios de Opel europea siempre culpó a Angela Merkel de que no se consolidase la operación, que a punto estuvo de cerrarse.
Chevrolet, Cadillac, Hummer
Desde entonces y hasta hoy, General Motors inició un proceso de consolidación de sus marcas fuertes en el plano global, con Chevrolet como su principal valedora. En Europa, ha intentado complementar las ventas de Opel con la introducción de Cadillac, Hummer y especialmente con Chevrolet, esta última con la que incluso ha llegado a patrocinar a uno de los grandes equipos de fútbol planetarios, el Manchester United.
Pero fue suprimiendo paulitanamente las ventas de las tres marcas debido a su escaso punch comercial. Opel siempre ha sido un gran valor para GM en el viejo continente, pero el gigante del motor pocas veces ha conseguido que dé beneficios.
