No sé ustedes, quizás los más viejos del lugar sí, pero yo no he conocido una triada como esta en mi vida.
Covid-19, semiconductores y maldita sea la Guerra. No sé qué va a ser lo próximo. No me negarán que esto no es normal.
Convivimos con dos momentums excepcionales en la Historia.
De un lado, el que nos atañe a todos los que estamos en esto de la movilidad, con increíbles operaciones financieras y la lucha, la ya indisimulada batalla, por resetear el pasado y tejer los mimbres de un futuro casi inmediato que pasa por crear grandes campeones empresariales.
Ahí está Stellantis (PSA y Fiat), ahí está Volkswagen con Europcar, ahí está ALD Automotive con LeasePlan.
Y lo que está por venir.
En el otro lado, la más absoluta de las desgracias, de la mano de Rusia y su injustificable ataque a Ucrania.
Y los estertores de la pandemia y de la crisis, que esperemos quede en eso, en estertores. Hoy, no sabría qué decirles al respecto. Ojalá que lo que se suponía iba a ser una franca recuperación a partir del segundo semestre, siga siéndolo. Quién sabe.
Pero, como siempre, quedémonos con la parte positiva. Con la esperanza. Con ese genial caldo de cultivo de la multimovilidad que se está amalgamando en Europa. Un viejo continente que puede estar gastando su última bala en lo tocante a competitividad y al concepto genérico de mandar.
En alguna ocasión, y en este espacio, he mostrado dudas en relación con las operaciones de concentración a las que estamos asistiendo. Sobre todo, desde el punto de vista de las Autoridades de Competencia.
Pero qué quieren que les diga.
No hay nada como que a uno le abran la mente. Cada vez estoy más convencido de la necesidad de mantener campeones locales que consigan mantener el statu quo. Porque si no lo hacemos nosotros, otros vendrán que lo harán.
Y viva el libre mercado, y esto vaya por delante. Pero es que lo que viene va mucho más allá de una alianza, compra, o como prefieran llamarlo.
La globalización se está cargando los mercados estancos. Hoy, el cliente cosmopolita manda. Y cuando quiere un producto, poco le importa en realidad si detrás están Asia, Oriente Medio, Europa o América. Importa poder abastecerle bien. Si desde Europa ponemos vallas al campo, no sé qué va a ser de nosotros cuando ninguna de las empresas europeas tenga su raíz aquí, sí, en Europa.
Ya saben, el que se mueve, no sale en la foto. Pero, en este caso, es al revés: el que no se mueva.
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