La plataforma de coche compartido Blablacar quiere que el juicio por espionaje informático contra su principal competidor, Amovens, se decida en Francia y no en España, según ha informado economiadigital.es.
La startup francesa ha alegado al juez que deben ser los tribunales franceses los que asuman el caso porque la demanda no relata infracciones supuestamente cometidas por la filial española, sino por la matriz (Comuto Francia).
La acusación de Amovens a Blablacar, abierta desde junio, por la utilización de un bot automatizado que sustraía información, mediante screen scraping de su página principal. Amovens considera que Blablacar incurrió en competencia desleal, por lo que pidió que condenaran a la francesa a cesar en dichas prácticas y asumiera el pago de las costas del procedimiento.
La firma dirigida por Mario Carranza ha explicado a Economía Digital cómo detectaron un incremento del tráfico de datos informáticos de la plataforma, hasta el punto de temer que llegaría a saturar los servidores. «Vimos que un usuario sin actividad lanzaba miles de consultas para extraer de forma masiva información detallada de las diferentes rutas, como el número de ofertas, los precios y otras condiciones económicas», ha afirmado.
Los 18 accesos llevados a cabo durante los meses de marzo y abril y otros 13 durante mayo y junio, “se hicieron desde una dirección (IP) que pertenecía a Comuto Francia, tal y como pudo comprobar un perito informático”, ha añadido la compañía.
Después, se realizaron desde IPs dinámicas, que no están asociadas directamente a un titular, o IPs propiedad de grandes empresas, que son más difíciles de rastrear. Blablacar, por su parte, se defiende al asegurar que su actividad siempre ha estado “dentro de la más absoluta legalidad”.
Amovens quiere que el caso se juzgue en España porque la ley lo posibilita “cuando, al menos, una de las demandadas tenga su domicilio en España”, si bien Blablacar considera que su declinatoria es algo normal en esta situación, dado que «se trata de dos empresas extranjeras».
Aademás, la demandante, considera que la justicia ya probó en febrero del pasado año que la filial española de Blablacar y su matriz actúan de manera coordinada. Por ello, infiere que los datos supuestamente sustraídos desde Francia también fueron utilizados por la división española para sus labores de marketing y publicidad.