Vincent —sí, Vicente— fue un fabricante de motocicletas británico cuya vida industrial se prolongó poco más de 30 años. Fabricaba motocicletas, como la Black Shadow, con motores que compraba a terceros, y su momento de mayor éxito comercial llegó justo después de la Segunda Guerra Mundial.
Llegó a construir y comercializar la moto más rápida del mundo en 1948 —la Black Shadow— y ese tirón le sirvió para intentar comerse el mercado estadounidense.
Como tantos otros, sucumbió en el intento. En 1955 ya no disponía de pulmón financiero alguno para producir en serie, y tres años presentó suspensión de pagos. El modelo de la imagen, una Vincent HRD de la Serie A Rapide de 998 centímetros cúbicos (1939) está bastante ‘tocado’, pero mantiene su singularidad por una razón.
El año pasado se subastó el que se consideraba era el último de estos modelos producidos antes de la IIGM —alcanzó unos 350.000 euros—… Hasta que ha aparecido la belleza (algo descompuesta) que ven en la imagen. Se supone que es la última de una saga. Y se subastará el próximo 24 de abril en la Spring Stattford Sale que organizará la casa Bonham’s en la localidad inglesa.
Precio de salida: 190.000€ – 250.000€