La casa Heritage sacará a la venta una edición en perfecto estado —de revista— del primer número del superhéroe Batman (DC, 1940), pero también otra de Snoopy (Schulz, 1958), ilustraciones artísticas de Spiderman y otros números especiales y únicos de Los Vengadores, Star Wars… Son cómics. De papel. Antiguos. Y se espera que la recaudación de los tres días se contabilice en clave de seis ceros. Seis.
Millones de dólares, sí.
Sólo el negocio de las subastas de arte mueve en el entorno de 55.000 millones de dólares cada ejercicio en el planeta, según la entidad suiza UBS. Y las de coches de colección han triplicado su valor de facturación en la última década, desde 465 millones de dólares en 2008 hasta más de 1.200 millones del ejercicio pasado, según Classic Car Auction.
En los últimos años se han pagado más de 400 millones por un único cuadro, por ejemplo, 32 millones de euros por un Ferrari de 1957 y 71,2 millones por un pequeño diamante rosa, el CTF Pink Star dentro de un negocio, el de las subastas de joyas de lujo, que cada año mueve en el entorno de 1.200 millones de dólares.
La conocida casa Christie’s colocó objetos por unos 5.000 millones de euros en 2016, un 15% menos que en el año anterior, pero que nadie se engañe: la caída del valor de la libra influyó mucho en ese descenso, y otro factor clave: las transacciones privadas gestionadas por la subastera crecieron por encima del 25%, hasta cerca de mil millones. ¿La razón? Hay nuevos postores, pero de un perfil diferente: son más discretos y, preferiblemente, de origen asiático.
Sotheby’s, su principal rival —entre ambas casas gestionan un tercio de las subastas mundiales— facturó una cantidad similar, también con un descenso similar. No obstante, igualmente vio crecer mucho su negocio de transacciones privadas.
Mareo numérico total
Volviendo a la fiebre por los cómics, y si apuramos las cosas un poco más, la locura a golpe de martillo que se espera en el encuentro de Estados Unidos (aunque permite pujar por internet) podría lanzar el precio de uno solo de los cómics representados a la línea de más de un millón de dólares, que es el precio más alto que ha alcanzado un cómic vendido por Heritage Auctions, 1.075.500 dólares en junio de 2017.
Lo más increíble no es ese precio de subasta, sino que en septiembre del mismo año, una vez adjudicado el cómic —el de Batman que ven a la derecha—, se ofrecieron 1,4 millones de dólares por el ejemplar. La persona que había pagado esos 1,075 millones dijo que no. Unas horas más tarde, también el 9 de septiembre, volvieron a subir la oferta al nuevo dueño: 1,5 millones por un cómic.
De nuevo, rechazó la oferta.

Siendo cifras ciertamente mareantes, se alejan incluso de la llamativa realidad de las subastas y las cifras que se manejan en ellas.
Para ser el campeón mundial de las subastas de cómic hay que llegar a los 5,77 millones de dólares pagados por el número uno de Action Comics, que supuso la primera aparición pública de Superman. Es la imagen de portada de este reportaje de EXTRA.
Por la primera vez que se vio a Batman en un tebeo se han pagado 3,19 millones y la primera edición de Superman —como superhéroe ya en solitario— le costó a su flamante propietario 1,92 millones de dólares, de acuerdo con el especialista en valoración de activos Nostomania.
¿Cómics? Tanteemos algo de más valor, teóricamente. Monedas.
¿Saben cuál es la moneda más cara del mundo? Sí, un pedazo redondo de níquel, o de plata. Aunque fuera de diamantes, sí. Una moneda.
El top pagado por una moneda acuñada son 9.660.000 dólares. Lo hemos escrita en cifra redonda. Cristiano Ronaldo y Lionel Messi tendrían que trabar duro —bueno, no tanto, algo más de un año— para permitirse un dólar de plata de 1804, uno solo de los 15 acuñados por Estados Unidos para obsequiar durante la primera incursión diplomática en su Historia al entonces Lejano Oriente.
Allí está la clave
Y allí es donde se cuece todo ahora mismo, y desde hace algunos años. probablemente sea la causa del furor y crecimiento exponencial en las valoraciones de activos subastados en los últimos ejercicios. Los nuevos millonarios asiáticos.
Desde hace dos años, existen más milmillonarios en Asia que en Estados Unidos, por ejemplo. La cuestión no es esa sino que son, por así decirlo, nuevos millonarios —637 chinos, en concreto, por 537 estadounidenses y 342 europeos— dispuestos a invertir la cantidad necesaria en el producto deseado, independientemente del efecto inflacionista que pueda provocar en el mercado.
No hay tantos milmillonarios en el mundo, pero pueden cambiar el statu quo de un bien en un milisegundo. Sólo con apretar el pulsador de su ratón o el botón de su iPad.
En total, 1.550 en el mundo, de acuerdo con las firmas UBS y PWC. Personas con más de mil millones de dólares en el banco, líquidos y sin contar con bienes inmobiliarios ni cualquier otro tipo de activo. Tampoco acciones. Tanto Christie’s como Sotheby’s han inaugurado nuevas sedes en China a lo largo del año pasado, y su facturación procedente de clientes de dicho país sumaba ya en el entorno de un tercio del total.

“Muchos de nuestros lotes son vendidos en un porcentaje elevado en Asia, sobre todo los de más valor económico. Lugares como Hong Kong son muy relevantes desde hace algunos años”, ha indicado recientemente el consejero delegado de Sotheby’s.
Otro de los negocios de subasta que más están creciendo al calor de la inversión asiática es el de los automóviles clásicos de colección, cuya facturación no deja de crecer ejercicio tras ejercicio. La casa inglesa RM Auctions, una de las más conocidas del sector junto con Bonhams, terminó el año pasado con varios cientos de millones gestionados en pujas.
Su tradicional Leggenda e Passione, una retrospectiva comercial que organiza en septiembre de cada año con vehículos italianos en los que la firma Ferrari tiene prevalencia, sumó 63 millones de euros a su cartera en la pasada edición.
La empresa maneja un promedio de entre 15 y 25 millones en ventas por evento y en su próxima jornada de pujas, que se celebrará en París el próximo 7 de febrero, se cerrarán entregas por unos 30 millones de euros.
Asia y Aquí, Ahora
“La industria de las subastas está evolucionando a toda velocidad y lo curioso es que ya no se trata de suscribir un valor por millones, sino que puedes hacerlo a través del móvil o de una puja a través de un canal on-line. Nos estamos moviendo rapidísimo y no hablamos de una evolución, sino de aquí y ahora”, explica Rob Weisberg, el consejero delegado de Invaluable, una firma de subastas on-line de arte y antigüedades.
La rápida proliferación de nuevos actores —asiáticos— en el mercado de las subastas lo ha cambiado todo en términos económicos, pero a ello se ha sumado, como apunta Weisberg, la entrada en escena de nuevos modelos de pago en forma de dispositivos tecnológicos que hace tan solo tres años no permitían abordar pagos de un extremo a otro del planeta accionando un simple botón y, lo más reseñable, con garantías ante posibles irregularidades.
Las consultoras del sector calculan que únicamente en el principal mercado subastero del mundo, el del arte y las colecciones de antigüedades, el canal on-line pasará de suponer un 10% del total de la facturación a rebasar la barrera de 10.000 millones de dólares, desde el actual 3,5%.
Independientemente de la pujanza de nuevos ricos o de nichos de mercado sin explorar, la única realidad palpable hoy pasa por asumir que el martillo ha pasado a mejor vida.
Las subastas del mañana, que ya son hoy, se mueven a golpe de clic.