Los comerciales de VW están en plena forma. Aunque este año no hay novedades en la gama, las tres furgos y el pick-up que dan vida a la división ‘Commerce’ no han dado más que satisfacciones a la marca. El primer semestre de 2018 ha registrado un récord de ventas casi propio de la época precrisis y en Volkswagen tienen claro que van a aprovechar el tirón.
Caddy, T6, Crafter y Amarok son los cuatro actores que figuran en el reparto de la película. Para todos ellos, la firma tiene un plan de actuación con la idea de que sigan empujando tan fuerte como hasta ahora y continúen haciendo crecer la cuenta de resultados.
Pero hoy solo hay sitio para un protagonista. Nuestro Fleet Car de este mes es el más pequeño de la estirpe, el Caddy, el modelo que da acceso a la gama, pero no por ello el menos interesante. De hecho, es el más demandado de todos. En lo que va de año se han vendido cerca de 4.500 unidades, lo que supone un crecimiento del 8% respecto del mismo periodo del año pasado.
Como decía, cada coche tiene su hoja de ruta dentro de los planes de VW, y en el caso del Caddy, la premisa es clara: potenciar la versión de gas natural comprimido (GNC). Una tarea que no pinta especialmente fácil en un entorno, el de los comerciales, que está claramente dominado por el diésel.
Nueve de cada diez coches de este sector siguen utilizando gasóleo por motivos de contención de costes; de la parte restante, la mayoría elige gasolina y una parte residual tira por la calle ‘eco’, es decir, la de las energías alternativas, que es donde se encuadra el VW Caddy TGI.
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Mientras el diésel parece estar herido de gravedad a ojos de la sociedad y los motores de gasolina se plantean como un derroche para el vehículo comercial, las otras fuentes de energía salen a la palestra como opciones salvadoras. En este caso basta un motor TSI, unos depósitos extra para almacenar gas natural y… ¡Voilà! Ya tenemos una furgoneta más eficiente y ahorradora, merecedora además del distintivo ambiental ‘ECO’ que le permite moverse por ciudad sin restricciones y aparcar con reducción en las tarifas de parquímetro, entre otras ventajas.
Hola, Caddy: ¿quién eres?
Pero antes de mirar lo que esconden las tripas de este VW toca presentar al coche en cuestión. Caddy es el primer peldaño de la gama de comerciales y se puede elegir en distintas variantes: con batalla corta o larga, y en versión de pasajeros o enfocada a uso comercial. Para esta prueba hemos elegido la de batalla larga (Caddy Maxi) y para pasajeros.
Con esta configuración, las posibilidades como vehículo recreacional son inagotables. Pueden viajar hasta siete personas en sus siete asientos divididos en tres filas, en disposición 2/3/2. Y lo hacen muy cómodamente, ya que todos son amplios, incluidos los de la tercera fila, que son ‘de verdad’ y no de desahogo para situaciones concretas. Con todo el personal a bordo, por cierto, el maletero tiene una capacidad de 530 litros, que es mucho. Imposible encontrar semejante volumen en un turismo de siete plazas de longitud equiparable.
Si no viaja toda la tropa, se pueden eliminar los dos asientos posteriores y, para ganar aún más espacio, se pueden plegar de una manera realmente sencilla y rápida las tres plazas intermedias. Lo que se consigue así es una zona de carga muy amplia por longitud, anchura y, sobre todo, altura, que permite introducir varias bicicletas sin desmontar, maletas y accesorios de todo tipo y tamaño. Aún así quedará espacio libre al techo en la mayoría de los casos.
El Caddy Maxi es, además, una especie de armario rodante con huecos portaobjetos en todos los rincones imaginables. En el techo, en las puertas, bajo los asientos, en la parte central, cerca de los laterales…

Los ingenieros han sabido aprovechar las posibilidades que ofrece esta carrocería para sacarse de la manga espacios útiles que sirven para guardar toda clase de enseres. Y no me refiero a los típicos vaciabolsillos para llaves, cartera, móvil y demás. Hablo de dar cabida a botellas grandes, un ordenador, una carpeta… Apuesto a que en el hueco superior del techo se podría vaciar el equipaje de fin de semana de dos pasajeros, aunque no esté pensado para ello. Es decir, más que un coche, es un auténtico compañero de mil batallas.
POR QUÉ RECOMIENDO EL CADDY TGI A UNA EMPRESAEl Caddy TGI con etiqueta ECO de la DGT es una excelente alternativa para las empresas y profesionales del transporte. A la versatilidad del Caddy, se suma un importante ahorro de combustible, de hasta un 50% respecto a la versión de gasolina. Este modelo tiene, además, unos costes de mantenimiento y un TCO (coste total de propiedad) contenido, similar al de cualquier versión del Caddy equipada con motor de combustión. Y todo ello, sin comprometer la autonomía, ni el espacio, ya que la carga útil es prácticamente la misma que la del resto de versiones de este modelo. Su motor 1.4 TGI de 110 CV ofrece una autonomía total de 810 kilómetros, de los cuales 610 se realizan con gas. En el caso del Caddy TGI Maxi la autonomía llega a los 940 kilómetros totales (760 kilómetros con gas). Pero sin duda, una de las grandes fortalezas de este modelo es su valor residual, que en el caso del Caddy es muy superior al de su competencia. Este es un factor clave, ya que el valor residual influye directamente en las cuotas cuando trabajamos en operaciones de renting, la opción de compra más extendida entre las empresas. ALBERTO TEICHMAN DIRECTOR GENERAL DE VOLKSWAGEN VEHICULOS COMERCIALES
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Una furgoneta que en su variante de pasajeros está bien rematada por dentro, con terminaciones agradables, con soluciones de modularidad bien pensadas y con un equipamiento que puede incluir todo o prácticamente todo lo que se le pueda exigir a un turismo generalista de su tamaño.
Para viajar a todo gas
Bajo la piel del VW Caddy Maxi TGI se esconden cinco depósitos que almacenan gas natural comprimido (GNC) para alimentar al motor TSI, que también puede funcionar con gasolina sin plomo convencional.
No es un híbrido, como algunas marcas dicen de sus modelos de gas, porque no entran en juego dos motores. Es un coche bifuel, cuyo propulsor está preparado para funcionar con los dos carburantes mencionados. ¿Ventajas? Muchas. ¿Inconvenientes? Los hay, pero menos.
Si empiezo por la parte positiva, la versión TGI es ahorradora en el día a día sin alterar las prestaciones del motor. El kilo de gas, al menos de momento, es más barato que el litro de gasolina o de gasóleo, por lo que las cuentas salen. Y la etiqueta ECO es garantía para poder entrar en ciudades como Madrid sin afectarle las restricciones por contaminación. Además, esta catalogación le otorga ventajas fiscales y le permite aparcar en zonas de estacionamiento regulado con una bonificación del 50%.
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Es importante saber que los depósitos de gas no quitan espacio al maletero (reduce unos 50 kg a la capacidad de carga). Y para aquellos que van con la calculadora en la mano, que sepan que el TCO o coste de propiedad es muy competitivo respecto de otras versiones de la Caddy.
Sobre el papel, todo genial, ¿verdad? De momento, sí. Y sigo. Me ha encantado la idea de que el protagonista en este VW sea el gas y no la gasolina a la hora de definir las capacidades de los depósitos. Son 37 kilogramos de GNC frente a 13 litros de gasolina, lo que se traduce en una autonomía de más de 700 km con gas y de menos de 200 km con gasolina.
En otros modelos sucede justo a la inversa, ya que el gas es el que funciona como extensor de autonomía en vez de ser la fuente principal. Si de lo que se trata es de ahorrar, nada mejor que esta combinación.

Frente al uso de gasolina, el GNC plantea un 30% menos en el coste del carburante, un 15% menos de emisiones de dióxido de carbono y un 80% menos de óxido de nitrógeno.
Se matan tres pájaros de un tiro, no hay duda.
También me ha sorprendido gratamente el nivel de sonoridad y refinamiento interior a la hora de circular. Seguramente sea porque directamente se asocia comercial a diésel, pero lo cierto es que la experiencia de conducción cambia como la noche y el día frente a un TDI. Por momentos, uno llega a olvidar que va viajando en una furgoneta.
Un poco más de vidilla no vendría mal
Y tras la de cal, llega la de arena. Si el VW Caddy tiene un claro enfoque lúdico-recreacional o incluso laboral, lo normal es presuponer que va a ir cargado de peso de forma constante. Si tenemos en cuenta que el propio coche no pesa poco (casi 1.700 kg) y que tiene mucha superficie frontal, entonces está pidiendo a un gritos un motor solvente que lo mueva con alegría. Y lo que plantea esta versión TGI de gas natural es una mecánica eficiente y ahorradora, pero no precisamente alegre. El 1.4 TSI de 110 CV hace lo que puede: acelera de forma suave y con cierta contundencia en las primeras marchas e incluso mantiene buenos cruceros a regímenes muy relajados. El cambio DSG de seis velocidades pone su granito de arena a la hora de aportar comodidad, buena gestión y un acertado modo de conducción a vela para reducir aún más el consumo.

Pero no, no le sienta como un guante al coche este TSI, porque si algo necesita un vehículo de este tipo es capacidad de empuje. Y en eso no hay quien gane a los turbodiésel, que son los reyes del par. El motor que hoy sometemos a prueba es cumplidor pero se queda escaso cuando toca adelantar, subir puertos o arrastrar muchos kilos de carga. Por lo tanto, no es la opción más apropiada para quien busque una respuesta medianamente certera a las órdenes del pie derecho.
Otro asunto es el de los puntos de repostaje de GNC, que hoy superan la cincuentena en España, aunque hay previsión de que acaben siendo cien a finales de año. Hasta que no haya más gasineras, encontrar un surtidor puede ser un quebradero de cabeza para quien viva en determinados puntos de nuestra geografía. Así que toca estudiar bien el mapa del gas natural antes de tomar la decisión de compra.
En cualquier caso, no seré yo quien ponga freno al progreso por estas cuestiones. Dejando a un lado el tema de las prestaciones y el suministro, lo cierto es que son muchas las ventajas que plantea un producto como este. Las energías alternativas proliferan en detrimento de los combustibles de siempre y en este escenario, el GNC es una apuesta fácil porque apenas necesita reforma en un motor y sus beneficios en costes son evidentes desde el primer km recorrido.
Desde Volkswagen aseguran que la posventa hoy se puede hacer cargo de casi todas las reparaciones necesarias en el sistema de gas y que ese “casi” desaparecerá dentro de poco cuando ya por fin puedan cubrirlo todo. Visto desde fuera, queda claro que el Caddy TGI es una apuesta realista en la movilidad eco del futuro más cercano.