Los talleres del País Vasco facturarán 707,6 millones de euros en 2019, un 1,3% menos en comparación con el año anterior, según las previsiones de la tecnológica experta en el sector automoción, Solera, del informe “La descarbonización de la posventa vasca” presentado en el marco de la jornada anual de la Asociación de Empresarios de Automoción de Guipúzcoa (AEGA) celebrada en San Sebastián.
El análisis atribuye esta caída de la facturación a un menor rodaje de los vehículos pues la media de kilómetros recorridos en los primeros cinco meses del año cayó un 2% en comparación con el mismo periodo de 2018. Esta circunstancia impacta directamente en la posventa vasca, ya que cuanto menos se ruedan los coches menos pasan por el taller (mantenimientos, etc.).
Los vehículos por debajo de cinco años los que estuvieron más parados en lo que llevamos de año, hasta un 5% menos, cuando estos son los más rentables para el taller al estar bajo garantía y cubiertos a todo riesgo. Los más viejos, en cambio, apenas vieron rebajar los kilómetros recorridos un 1%, y son los menos rentables para los negocios de reparación, pues se les repara lo imprescindible para que puedan seguir circulando, siempre y cuando el importe de la reparación sea menor a su valor real de mercado que suele estar en un 90% del precio de compra.
Además, hay que añadir que seis de cada diez vehículos en Euskadi superan la década de antigüedad, un dato más acusado en Vizcaya, donde se registra más de la mitad de la facturación de la posventa vasca, que en las otras dos provincias.
Para evitar el envejecimiento del parque, el Gobierno vasco ha lanzado el plan de achatarramiento en marzo, con incentivos a la compra de vehículo nuevo sin discriminación alguna de la motorización.
En mayo, las matriculaciones registraron un alza del 3%, mientras que en los dos primeros meses del año, cuando no había plan, las matriculaciones registraron descensos a doble dígito.
Estos datos, suponen para los talleres un mayor desafío la antigüedad del parque que la descarbonización de la movilidad, que repercutirá en un futuro y en un contexto de parque electrificado con una caída de la facturación del 38%. El motivo está en que un diésel o gasolina lleva 25 piezas más que un eléctrico y, por tanto, desaparecen muchos mantenimientos. La irrupción del cambio de batería, que tiene un coste medio de unos 11.000 euros, no conseguirá compensar plenamente esta caída.
El responsable de Mercado Posventa de Solera España, José Luis Gata, ha afirmado que «la facturación de los talleres vascos caerá en 2019 debido a que se recorren menos kilómetros en cada uno de los segmentos de edad. Así, pese a que hay más coches nuevos y menos entre 5 y 15 años, menor kilómetros es menor carga de trabajo para el taller, con el consiguiente impacto en la caja».










