Hay que reconocer que los estadounidenses son bastante ingeniosos en la hora de poner motes, elegir apodos y denominar las cosas.
En el ámbito crediticio y prestatario, Estados Unidos califica los créditos underwater (bajo el agua) como aquellos cuyo valor del bien adquirido se sitúa por debajo de su préstamo asociado.
En el ámbito del automóvil, este indicador muestra cómo evoluciona el mercado de crédito de vehículos en, así como su grado de presión y cómo afecta a la renta de las personas en el país.
La consultora Edmunds elabora de forma periódica un análisis en el que establece cómo evoluciona el ritmo de préstamos cuando se adquiere un vehículo y se da como parte del abono a cambio el usado propio —cuyas cuotas no se han terminado de satisfacer aún—.
Al finalizar junio pasado, y según Edmunds, al menos una de cada cuatro operaciones al adquirir un vehículo nuevo en el país a plazos fueron underwater, esto es, se adquirió el coche nuevo a plazos dando otro usado a cambio que no se ha terminado de pagar, “estando en negativo”.
El resultado de finales de junio es el más elevado de los últimos cuatro años en el país, con un 26,6% de créditos underwater registrados y respecto del 23,9% de junio de 2024. Asimismo, es la segunda cifra más alta desde el 32% registrado en marzo de 2021.
Es importante reseñar que, de ese 26,6%, más o menos un tercio se asocia a personas que deben entre 5.000 y 10.000 dólares del coche antiguo al adquirir el nuevo, pero casi un 25% debían más de 10.000 y un 10%, más de 15.000 dólares.
Un promedio de cerca de 6.000 euros
En relación con la cantidad que se debe aún del coche viejo cuando se efectúa la operación de adquisición a plazos del coche nuevo, el promedio actual es de 6.754 dólares (5.799 euros al cambio actual), lo que a su vez representa un nuevo registro histórico, según Edmunds.
“En la medida que los compradores contratan nuevos préstamos con tipos de interés mucho más altos que los de hace solo unos años, ni siquiera las potenciales deducciones fiscales pueden compensar los miles de dólares más que pagarán en intereses”, asegura Ivan Drury, director de Análisis de Edmunds.
El ejecutivo apunta que decisiones como acceder a hipotéticas ofertas sobre coches nuevos, el crecimiento en el precio de los automóviles o la escalada de los tipos “agravan los efectos negativos de decisiones como cambiar de coche muy pronto o refinanciar la deuda con un nuevo préstamo, aunque esas opciones pudieran parecer viables en otros años”.
Drury cree que esta escalada de decisiones concluye “con un porcentaje cada vez mayor de propietarios en números rojos, con miles de dólares de deuda, lo que significa que muchos corren el riesgo de quedarse atrapados en un ciclo de endeudamiento cada vez más difícil de romper con el paso del tiempo”.
Para aportar al lector una idea de lo que representan este tipo de préstamos —más del 80% de las ventas de vehículos en el país se fraguan a través de créditos, y el año pasado se comercializaron 16,5 millones de automóviles en EEUU—, Edmunds sostiene que el abono promedio de una letra mensual de coche por parte de un ‘cliente underwater’ a junio de este año fue de 915 dólares (785 euros), 160 dólares (137,5 euros) más respecto de la media general mensual del país, que es de 765 dólares, unos 650 euros.
Otro elemento más que significativo muestra cómo esos consumidores que han subrogado sus préstamos de automóvil para adquirir uno nuevo financian, como media, 12.145 dólares más (10.436 euros) en la operación total en comparación con el comprador ‘normal’ que compra un vehículo nuevo a plazos.