Portobello Capital, una firma de capital riesgo muy conocida en su sector y especializada en la adquisición de activos de perfil y discreto y elevada rentabilidad, ha anunciado la adquisición la empresa de alquiler de vehículos alicantina Centauro Rent a Car, una empresa de gestión familiar fundada en Benidorm por Francisco Devesa y a cuyo frente está su hijo Erik.
La alquiladora, especializada en el segmento turístico y vacacional y con un portfolio de vehículos de gama media, tiene una cuota de mercado del 4,4% sobre la facturación total del sector alquilador español —fuertemente concentrado, con 10 compañías que controlan el 75% del mercado— y unos 18.000 automóviles en cartera.
“Aportaremos capital y recursos para potenciar el plan de expansión iniciado por la compañía”, ha afirmado sobre la operación Luis Peñarrocha, socio responsable de Portobello Capital.
A nadie escapa que detrás de la operación de Centauro surge la inevitable comparación con Goldcar Rental, también alicantina y con el cartel de ‘Se Vende’ menos de dos años después de que el gigantesco fondo de inversión Investindustrial se hiciera con el 80% de su capital por 400 millones de euros.
Juan Alcaraz, que fundó Goldcar junto a su hermano con cuatro Ford Fiesta y un Ford Escort, estaba completamente convencido de ampliar el negocio de Goldcar tanto como pudiera en el continente europeo. Pero, aun contando con un suculento flujo de caja y una deuda ridícula, en 2014 advirtió que no podía hacer frente al ciclo de expansión de la empresa sin un socio. Y ahí entró la familia Bonomi, que controla Investindustrial.
Futuro expansivo
En 2016, Centauro inició un proceso de internacionalización que le ha llevado a inaugurar nuevas oficinas de alquiler en los aeropuertos de Lisboa, Faro y Oporto en Portugal, donde ya gestiona unos 4.000 vehículos.
Pero el empuje y atractivo del turismo exterior llama a un crecimiento exponencial de la empresa, que prevé facturar 81 millones de euros en 2017, cerca del doble de los 48,1 millones que ingresó por ventas apenas un lustro atrás.
Siendo cifras importantes, y más aún si se tiene en cuenta el ratio de ebitda sobre ingreso de centauro, en el entorno del 20% anual —con más de nueve millones de beneficio bruto por ejemplo en 2014—, la llegada de Portobello Capital servirá para apuntalar los cimientos económicos de otra de las protagonistas del milagro mediterráneo alquilador.
Portobello anunció el 25 de abril la adquisición de Centauro, que hasta octubre de 2016 estaba controlada en un 80% por Centauro SL y en un 20% por Viajes Dinamic SL, ambas en manos de la familia Devesa.
Portobello no llega con las manos vacías a Centauro. Ni es un newcomer. El runrún propiciado por Goldcar en los últimos años, unido a las tensiones geopolíticas que han enviado a la cuenca mediterránea y, especialmente, a España, una oleada añadida de turistas y las previsiones de crecimiento del propio sector, invitan a pensar en que la opción Centauro es, cuando menos, aconsejable desde el punto de vista inversor.
Y Portobello, a cuya cabeza se sitúa el directivo Íñigo Sánchez-Asiaín, tiene músculo financiero para afrontar el reto.
Gestiona una cartera de activos de 800 millones de euros, entre los que figuran la firma que comercializa los conocidos Espárragos Carretilla y EYSA, que no es sino la sociedad que desarrolla una de las dos plataformas de carsharing público de vehículos de la ciudad de Madrid, emov, en joint-venture con Free2Move.
Su ‘Fondo III’, en el que está inscrita la operación de Centauro, maneja 375 millones de euros y bajo su paraguas se gestionan los activos de las angulas Aguinaga, que promocionan los futbolistas Carles Pujol y Xabi Alonso, o la empresa de nuevo cuño creada después de liquidarse la antigua heladera Avidesa, entre otros.
Para Centauro empieza un nuevo ciclo, seguramente expansivo, de mano de un fondo middle market con buena reputación.
La cosa tiene buena pinta.