Los enormes pero, sobre todo, diferentes escenarios que está describiendo la nueva movilidad están apremiando a los grandes operadores del sector a moverse más que rápido. Casi a volar.
La progresiva consolidación de las multinacionales del leasing y renting de los últimos años, en un entorno de actividad empresarial en el que cualquier minúsculo movimiento estratégico ha sido tradicionalmente contemplado como más que significativo, ha dado paso a una vorágine de alianzas, fusiones, compras y movimientos accionariales.
Todos ellos tienen, fundamentalmente, un único objetivo: estar debidamente posicionados cuando las nuevas fórmulas de movilidad que no cesan de emerger adopten un contenido realmente completo. Cuando su esencia descubra al sector qué esconden de real y qué de volátiles.
ALD Automotive es una de las compañías que más y mejor se están moviendo —y pescando, por qué no decirlo— en el banco de peces tecnológico del Siglo Veintiuno.
Operaciones de calado internacional como acceder a los valiosos perfiles de gustos y preferencias de una consolidada base de datos de más de dos millones de usuarios de la compañía de transporte compartido BlaBlacar o la compra, ya en España, de las operaciones de renting de la entidad financiera BBVA y, anteriormente, de Goldcar, buscan no solamente ampliar cartera e incrementar cuota de mercado. También persiguen prepararse, conocer y estudiar con minuciosidad cómo funciona la mente del comprador privado de automóviles, del autónomo liberal, por ejemplo, que en lugar de comprar un vehículo prefiere abonar una cuota mensual con equis servicios.
Se trata de abrir nuevos campos para colocar la base del renting del futuro que, como más de una voz subraya, podría llamarse cualquier cosa menos renting.
A moverse
Bajo ese escenario, ALD ha anunciado recientemente una píldora más dentro de su afán por descubrir esos perfiles que conforman la nueva movilidad. Acaba de alcanzar un acuerdo con la plataforma de Amovens que permitirá a esta última ofrecer a sus clientes un producto de renting especialmente diseñado para el consumidor privado, con 36 meses de duración y 20.000 kilómetros anuales. Más que de sobra.
“Este acuerdo nos permitirá alcanzar volúmenes importantes y conocer más sobre los hábitos de pago por uso de los clientes de hoy y mañana”, asegura José Luis Hernández (izquierda de la imagen), director comercial Retail y B2C de ALD.
Los más de 5.000 contratos de renting para cliente privado que espera cerrar ALD a través de este canal
—mil antes de que concluya este ejercicio— le permitirán a la compañía que dirige el ejecutivo Pedro Malla en España incrementar su volumen de negocio, sí.
Pero lo más importante es que obtendrá el consejo de Amovens sobre cuáles son las principales preferencias de movilidad de su más de un millón de usuarios.
No es poco, precisamente.
“Este tipo de renting permite al usuario, además, subarrendar el vehículo, por lo que con unos pocos subalquileres, unos 10 al mes, podría tener amortizada la cuota de un mes”, considera Mario Carranza, consejero delegado de Amovens.
El promedio de cuota mensual de renting del proyecto será de entre 190 y 500 euros al mes, en función del vehículo, cuya titularidad, mantenimiento, reparación y servicios correrán por cuenta de ALD Automotive.
“Cada vez habrá menos compra y más pago por uso. La gente quiere pagar por los servicios que recibe y en el momento que los recibe: el gimnasio, Spotify, Linkedin, Just Eat… Todo funciona así”, afirma Carranza, cuya empresa maneja un parque de 6.000 vehículos cuyos usuarios utilizan su plataforma tecnológica para alquilar el vehículo particular a cambio de una cuota diaria que fija el propio usuario.
Está claro que el concepto de uso, de movilidad y de automóvil y su función están mutando al 100%.
Quien sepa dar con la tecla que mejor enganche al usuario, habrá descubierto El Dorado de la movilidad del Siglo XXI. Eso, seguro.
