martes 11, noviembre, 2025

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Malala Vega, la empresaria que puso de moda el estilo británico

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A Malala Vega, nacida en Argentina pero más española que la tortilla de patatas, le encanta que sus clientes se paseen descalzos por la tienda. Y no es una pose. “No lo hacen todos, claro, pero muchos sí, mientras ojean, tocan y se prueban nuestras prendas. Es como si estuvieran en su casa. Lo disfruto mucho”, explica al periodista, mientras mueve butacas de aquí hacia allá para ubicar el mejor escenario para la entrevista.

Hace ya más de 13 años que fundó Anglomania, situada en el epicentro de la mejor zona de compras de Madrid. Con una idea muy clara. Traer lo mejor del ropero de las firmas inglesas para adaptarlas y sumarlas al vestuario del caballero español.

“Empezamos siendo clásicos, pero rápidamente nos dimos cuenta de que los clientes valoraban también que introdujéramos pinceladas nuestras en las colecciones, con diseños propios. Se empezó a vender muy bien”.

De este modo, la empresaria comenzó con una horquilla de hasta 80 firmas británicas exclusivas, que empezó a compaginar con diseños elegidos personalmente. Esa mezcla fue — y es— la clave de su éxito.

En ese momento, en 2002, no existía en España ningún establecimiento para caballero, ni de cerca, que tuviera tantas marcas inglesas como el de Vega, a quien se puede calificar como una genuina pionera del british style no sólo en Madrid, sino en España.

Empezó a traer marcas que hoy están en la boca de todos, pero que hace una década sólo unos pocos conocían. “Y tenga en cuenta, además, que el español tiene un estilo muy propio. Tuvimos que adaptar esa cultura británica, con determinadas hechuras y formas, y esto nos llevó un tiempo”.

Curtida en mil batallas sartoriales, Vega habla con suma propiedad del universo de la moda exclusiva, y no sólo de la británica, pero es de esta última de la que se empapó durante los tres años que vivió en La City.

 

Nuevos horizontes

La empresaria asegura que una de las claves que explica el buen funcionamiento de su negocio reside en el profundo conocimiento de los materiales y del producto que comercializa.

“Es fundamental. El consumidor de estas prendas conoce muy bien el producto. Y nuestra obligación es estar a su altura. He estado en las fábricas de Turnbull & Asser [presume de ser la mejor camisería del mundo], de Hilditch & Key, en Aquascutum, Burberry… Y no de viaje. Pasando días con ellos y conociendo exactamente su modelo de trabajo”, explica.

Quizás sea ese conocimiento real el que está invitando a Anglomania a dar un paso más en sus propuestas, como confirma su propietaria a Fleet People. Ese paso se encamina hacia la sastrería a medida, un negocio siempre difícil en nuestro país pero que puede proporcionar el plus definitivo a la firma de Malala Vega.

“Estamos en ese punto ahora, porque la verdad es que somos muy fuertes en la confección adaptada de trajes. Y dentro de ellos, en ceremonia”, sostiene. Lo cierto es que si echan un vistazo a cualquier celebración nupcial de la beautiful people en las páginas del Hola, será raro que alguno de sus chaqués, con sus llamativos chalecos especiales, no se hayan zurcido en la planta de abajo de Anglomania.

“Fuimos los primeros en España, y lo digo con rotundidad, que vestimos a un novio con un chaqué azul marino”, apostilla Malala Vega.

Después de tanto tiempo en el mercado, la tienda respira ya con la misma identidad de su dueña, que nos muestra varias de las prendas de factura propia, con un “valor irrenunciable” que muchas firmas no han sabido mantener. La calidad.

“Nuestras camisas con etiqueta propia están construidas con tejidos de Thomas Mason [un proveedor de telas de camisa de prestigio]. Y todo lo que hacemos es así. Estampamos forros especiales, tenemos botones propios, tejidos especiales…”.

Ese aprecio por la verdadera calidad, afirma Vega, se ve en todos los detalles que rodean a su firma. Desde el producto en sí mismo hasta la atención que recibe el cliente.

“Una vez recibimos un encargo de varias camisas. El cliente nos llamó porque decía que los ojales estaban muy abiertos y se salían los botones. Pero nos confesó también que, para quitarse la camisa, le gustaba tirar de ella para que los botones salieran solos. Lógicamente, los ojales se abrieron. Fui personalmente a recoger sus camisas, las llevé a mi camisera y se las devolví como nuevas”, afirma la propietaria de Anglomania, que concluye: “Eso es lo que nos define. Y lo que nos diferencia del resto”.

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