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Carsharing» La alta contaminación de las grandes urbes hace replantear el uso del coche particular. Firmas como Bluemove prometen dar batalla para aliviar los núcleos urbanos


FOTOGRAFÍA: FERNANDO ARÚS

La ciudad de Madrid ya ha excedido el límite legal de contaminación del aire para 2015. Lo hizo, en concreto, en los primeros 12 días del año, según Ecologistas en Acción. Una contundente muestra del problema que deben afrontar las grandes ciudades del planeta, y que no parece fácil de solucionar si no es con medidas drásticas. Su aire es irrespirable.

El primer señalado a la hora de abrir el debate no es otro que el automóvil, responsable de alrededor del 80% del dióxido de nitrógeno (NO2) presente en las grandes urbes, y que contribuye a generar esas molestas ‘boinas’ de polución sobre ellas. ¿Restricción del tráfico? ¿Cierre total de los centros urbanos? Como con casi todo, en el término medio está el gusto.

La madrileña calle Sagasta es uno de esos puntos ‘negros’ del callejero urbano. La existencia de tres carriles para cada sentido de la circulación en pleno centro de Madrid no impide que recorrer el kilómetro escaso que lo separa de la Plaza de Colón sea un infierno sobre cuatro ruedas.

En uno de sus laterales se encuentra la oficina de Bluemove, compañía de carsharing que este año cumplirá cinco años de existencia. Desde su ventana uno no puede dejar de mirar el bucle de atascos que se suceden sin excepción. Gabriel Herrero-Beaumont (en la imagen izquierda), presidente y cofundador, reconoce que mirar lo que pasa al otro lado del cristal de su empresa es una motivación constante. No es para menos.

El carsharing, uno de tantos ejemplos de economía colaborativa impulsados por la crisis y el desarrollo de las tecnologías móviles, promete ganar cada vez más peso en Europa.  Según un informe de la consultora Frost & Sullivan, en 2020 se esperan unos 15 millones de usuarios en todo el continente, frente al millón existente en 2012.


El volumen de negocio asociado al carsaharing se situará este año en 6.200 millones de Dólares: triplicará el dato de 2013


Otro informe de Navigant Research estima para ese año una facturación del sector de 6.200 millones de dólares, seis veces más que en 2013.

“Nosotros mantenemos ahora mismo un crecimiento del 200% anual. Vemos que hay muchísimas oportunidades en el sector, que viene muchísimo crecimiento, y tenemos muchas ganas de ser una empresa líder en esta movilidad”, afirma Gabriel Herrero Beaumont.

Bluemove
Contra viento, marea… y lluvia. Las empresas de carsharing no lo están teniendo fácil, pero poco a poco comprueban cómo sus coches rotulados y, sobre todo, su concepto de movilidad, capta cada vez más adeptos.

Bluemove cuenta con más de 200 vehículos operando en Madrid y Sevilla, y espera llegar a Málaga —ha firmado un acuerdo con el ayuntamiento—, Barcelona y Valencia

Quien se da de alta en el servicio, a través de la web o de su aplicación móvil, recibe una tarjeta con la que acceder a todos los automóviles, estacionados en aparcamientos localizados en los núcleos urbanos.

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Cuando necesite uno, accede a la aplicación, lo reserva, y lo conduce, a cambio de dos euros a la hora o 25 al día, y 0,25 por kilómetro en su tarifa más barata para particulares, más una cuota mensual pasados los seis meses de bienvenida. Todos los servicios están incluidos, también la gasolina. “Hemos tenido que enfocarnos mucho en desarrollar la usabilidad del producto para que no haya ningún problema al coger el coche. Cualquier problema de uso se nota muchísimo en el crecimiento de la compañía. Es lo que más nos ha costado”, explica Herrero Beaumont, que no esconde las dificultades que hay detrás de un negocio de este tipo: “requiere una prueba y error y unas interacciones con los clientes muy fuertes. Nosotros pensamos que Bluemove es más cómodo que tu propio coche. Pero para que el producto tenga unos niveles de calidad altísimos hay que trabajarlo”.

No ha sido el único obstáculo con el que se toparon Herrero Beaumont y su socio y CEO Jorge González Iglesias. Además de nacer en plena crisis, Bluemove enfocó su concepto en un primer momento a las empresas, como servicio de flotas al uso. 

“Aprendimos muchísimo de sus necesidades, que son muy concretas. Pero vimos que la aceptación sería más rápida en el consumidor final. El gestor de flotas verá más fácil introducirlo si sabe de gente que ya lo ha probado”, explica el presidente de Bluemove. Pese a haber apostado por el cliente particular, el 30% de la cartera de clientes de la empresa son negocios: “para ellos es muy importante saber qué usos dan sus empleados a los coches. Nos piden comodidad, ahorro, sostenibilidad, pero también requieren funcionalidades extra: qué empleados tienen los coches, cómo lo utilizan, poder asignar vehículos a departamentos…”.

Herrero-Beumont calcula un ahorro del 60% respecto al renting clásico ya que “la flota se optimiza mucho porque los coches se comparten por muchos empleados”.

Competencia

Bluemove
Lejos, también. El presidente de Bluemove no esconde que la compañía quiere crecer también fuera de España. “En este momento hay dos millones de usuarios de carsharing en Europa, pero en 2020 serán 20 millones”, asegura.

Las compañías de renting no son la únicas con las que Bluemove puede competir. Avancar, filial de ZipCar, uno de los grandes del sector y Respiro son rivales en el alquiler por horas, además de algunas marcas que empiezan a ofrecer el servicio.

Parecen demasiados actores para un sector que aún no ha llegado a su maduración: ¿concentración a la vista? “Es importante que haya muchas empresas en un sector nuevo. Cuantas más inviertan se va a crear un sector más fuerte. Hay que tener en cuenta que hay ciudades como Berlin en la que hay 10 compañías”, relata Herrero-Beaumont. Otra sombra que puede cernirse sobre el sector, como en tantos otros, es Uber.

Suspendida en toda España su actividad original, el transporte de pasajeros con conductor, por el juez Sánchez Magro, la empresa norteamericana busca vías de negocio.

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Con un valor de mercado de 36.000 millones de euros, puede permitirse sondear alternativas.  “Estoy de acuerdo con todo lo que contribuya a ir hacia una nueva movilidad. No tenemos ningún miedo a nada ni a nadie, tampoco a Uber”, indica seguro el jefe de Bluemove, quien señala su verdadero rival a batir:  “nuestro rival es el coche particular. Hasta el taxi es complementario”.

El papel de la administración

Por si fueran pocas las curvas que deben superar empresas como Bluemove, queda una que nunca falla: la de las administraciones. Por un lado, por su lentitud regulatoria. Por otro, por un doble discurso respecto al uso del automóvil. En cuanto al primero, el juez Sanchez Magro señalaba en el anterior número de Fleet People la necesidad de dar cobertura legal a las nuevas formas de movilidad y de economía colaborativa, Uber incluida. Para Gabriel Herrero-Beumont, la velocidad en este aspecto es decisiva: “Vivimos en una época de mucha innovación. Esto se está acelerando y la ventaja competitiva de los países va a ser su capacidad de adaptarse a estos nuevos tiempos. Algo hay que hacer para hacerlo todo más rápido. Si no, todas las empresas innovadoras van a nacer fuera de España. Hasta los legisladores tienen competencia ahora mismo: los de otros países. Tenemos que ponernos las pilas”.

Bluemove

Todo depende, al fin y al cabo, de la implicación de todas las partes.

Pero, mientras los ayuntamientos de las grandes ciudades trazan planes para reducir el tráfico por sus calles, peatonalizarlas y fomentar transportes sostenibles, el Estado ha destinado mil millones en ayudas a la compra de turismos nuevos.

En marzo, las ventas de este tipo de automóviles superaron las 100.000 unidades por primera vez en cuatro años y medio, el 45% efectuadas por particulares: “la movilidad se tiene que modernizar. Los grandes grupos cada vez ven menos su negocio como pura venta de coches, sino como estaciones de servicios de movilidad. Es cuestión de tiempo que vaya cambiando.  En unos sitios será más rápido y en otros menos, pero es inevitable”.

El presidente de Bluemove defiende con entusiasmo no solo la actividad de su compañía, sino del carsharing como un sector renovador. Afirma estar en contacto habitual con las administraciones para convencer la importancia de su impulso, y que pronto sea una alternativa de movilidad mucho más numerosa en España.

Mientras, Herrero-Beaumont anticipa sus ambiciosos planes de futuro: “nos gustaría crecer internacionalmente, tanto en Europa como fuera. Se estiman 20 millones de usuarios en Europa para 2020 y ahora hay dos millones. Son cinco años para captar clientes. Hay empresas y competencia, pero tenemos muchas ganas de competir”.

Las ganas, como combustible para que la propiedad no sea la tónica en el sector del automóvil.

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