PREGUNTA— Señor García, ¿Qué se encontró al empezar en la Asociación y en qué punto lo deja?
AGUSTÍN GARCÍA— La asociación se creó en 1995 y la fundan las cinco grandes del sector, las que estaban operativas. DB CarPlan, que hoy es ALD Automotive, LeasePlan, Dial —que fue absorbida por LeasePlan—, Avis Lease, que fue comprada por General Electric y luego por Arval y Cofile Auto-InterLeasing, que formaba parte del Banco Central Hispano. Quien empezó la gestión de todo y llevó la asociación al principio fue José Luis Criado, quien estuvo hasta el año 2000, creo recordar. Después, Miguel Loboff. Al principio, yo ejercía como tesorero, aunque no había mucho que gestionar…. [ríe] No pagábamos ni cuota. Loboff salió elegido presidente en 2001 y lo dejó ese mismo año. En un momento dado, yo había dejado DB CarPlan, y José Luis Criado, Loboff y Ramón Colau me propusieron que me hiciera cargo de la Asociación como gerente a partir de 2002. Me ofrecieron ser presidente. Y se cambiaron los estatutos, porque el presidente, hasta entonces, tenía que ser un directivo al frente de una compañía de renting. Ocurre lo mismo ahora con José [Martín Castro Acebes], que ha sido designado presidente en virtud de esos estatutos y es ajeno a compañía alguna del sector. Se trataba de dar notoriedad a la asociación, y por eso se hizo también. Los medios de comunicación siempre demandaban un presidente detrás de la Asociación, y siempre figuraba la ‘coletilla’ con el cargo de la empresa, además del de la asociación.
JOSÉ-MARTÍN CASTRO ACEBES— De algún modo, y aunque no fuera así, podría interpretarse que ese directivo actuaba ‘de parte’.
A.G.— Exacto. Por eso se hizo.

PREGUNTA— Y así empezaron…
A.G.— Tal cual, así comenzamos. No teníamos nada, literalmente, porque todo lo que había lo había cedido LeasePlan, después creo recordar que nos ubicamos en Asus Renting, que era donde estaba Dial… Y así estuvimos un tiempo, empezando desde cero, desde luego.
Castro Acebes: Ahora se habla mucho de la experiencia de cliente, pero esto es algo que el renting lleva haciendo desde hace 20 años

PREGUNTA— A pesar de toda la labor que han hecho en la Asociación para que se conociera el término ‘renting’, no ha sido hasta relativamente poco tiempo que se ha convertido en una palabra que, por fin, la sociedad entiende. Quizás, al principio, era un producto demasiado moderno para la época…
J.C.A.— Efectivamente, estoy de acuerdo en que quizás era un producto que se anticipó.
A.G.— Sí, es verdad. En aquel momento eran las multinacionales y las grandes empresas las que hacían uso del renting en España. Por decirlo así, era una actividad importada de otros países de Europa y estas compañías, salvo Auto InterLeasing, que era nacional, eran todas extranjeras. El renting era poco conocido y era una necesidad de la gran empresa que necesita el vehículo para su personal directivo, técnico y comercial. Sería 2002 en esa época, más o menos.
J.C.A.— Realmente, como dice Agustín, había un sustrato también, porque se hacía mucho leasing, pero las empresas estaban demandando más servicios. Venían de Europa vientos de outsourcing, de externalizar los procesos que no eran críticos, y ahí estaba el renting. Fue una fórmula muy avanzada, claro, porque no solo atendía el coche, sino que trataba de dar buenas experiencias y servicios a los clientes. Ahora se habla mucho de la experiencia de cliente, pero es que desde hace 20 años esto ya se hacía en renting, que ha sido muy innovador y avanzado como se está comprobando ahora mismo.

PREGUNTA— Es una actividad que supo encontrar su espacio frente a un leasing que lo acaparaba todo hasta mediados de los años 90 del siglo pasado. Ahí entraron en vigor nuevas medida fiscales que beneficiaron al renting.
A.G.— De un lado, había que utilizar una palabra que fuera diferente que leasing, porque no era el mismo tipo de negocio, y por eso se acordó la denominación ‘renting’.
J.C.A.— Sí, y eso discurrió en línea con el año 1996, en el que efectivamente llegaron nuevas normas contables a España. Bajo ese nuevo escenario, el leasing se vio condicionado a asumir más obligaciones fiscales, y el renting se quedó con la ventaja del servicio, del foco hacia el cliente y, sobre todo, se contabilizaba como gasto. Eso fue una gran ayuda para el renting, porque el leasing había que incluirlo en el balance a partir de ese momento, hacer amortizaciones a otro ritmo… Incorporó un sistema más pesado por lo que muchas empresas, de alguna manera, fueron dejándolo fuera porque no disponía de la flexibilidad del renting.
A.G.— Las multinacionales empezaron a implantar vehículos de empresa. En 1983 llegó Citibank a España y, a partir de 1984-85, a determinados niveles se comenzaron a dar vehículos como remuneración en especie. Y de esto se ocupaba el área de Recursos Humanos. Se encargaban de todo, del coche, del seguro, de todo. Y cuando llegan las empresas de renting, las multinacionales comienzan a externalizar todos estos procesos porque no corresponden a su actividad fundamental. LeasePlan llegó en 1985, y Citibank acudió a ellos al principio para la gestión de su flota de vehículos. Le quitaron ese problema, por decirlo así. Y así es como empezó, literalmente, el renting en España.
J.C.A.— Fíjate Agustín, has aludido al término externalización, y en el año 1985. Ahora se habla de ello como si fuera algo novedoso…
García: Aunque mucha gente diga que el coche ya no es necesario, yo no lo veo así. La gente lo necesita, te da libertad

PREGUNTA— Esa es la impresión que suele llevarse uno cuando se menciona el término renting. Constantemente salen a la palestra teóricas nuevas fórmulas de negocio que las empresas del sector llevan años aplicando.
J.C.A.— Por eso ha sido tan innovador y adelantado el renting, sin duda.
A.G.— Recuerdo el primer contrato que firmamos en DB CarPlan, en 1992. Íbamos con un contrato en el que había que firmar coche por coche. Hoy en día sólo figura un contrato marco y se añade una hoja por cada vehículo. Pero en aquella época eran 30 páginas por cada uno de los coches del contrato. Y la primera operación que hicimos fue con siete vehículos. El directivo de la empresa que tenía que firmar los documentos preguntó: ¿Y este es el servicio que agiliza tanto y que quita problemas a las compañías? ¿Firmando 210 páginas para siete coches? [ríe].. Claro, todo eso ha tenido que evolucionar, y el renting lo ha hecho a pasos agigantados y con el objetivo firme de que la empresa utilice el menos tiempo posible, algo que se ha conseguido hace tiempo. El renting tiene que resolver y resuelve los problemas de movilidad de las empresas. 210 páginas para siete coches era mucho, pero todo eso, lógicamente, ha avanzado muchísimo hasta nuestros días. El renting de hoy no es lo que era.

PREGUNTA— ¿Cuál es el objetivo que se fija para el renting su nuevo presidente? ¿Cuál ha sido su trayectoria hasta aquí?
J.C.A.— Empecé en la empresa pública, en el Instituto de Crédito Oficial (ICO), en el servicio de Estudios, y luego me incorporé a Banco Santander para impulsar una actividad ajena al renting, el leasing inmobiliario. Y ya en 1996 se inició una actividad nueva en el banco, el renting de automoción, que fue Bansacar. A partir de ahí tuve la responsabilidad plena en Santander, tanto de leasing como de renting. Descubrí el renting como algo absolutamente apasionante, muy innovador. Por ejemplo, en mi experiencia, han venido muchos conceptos procedentes de renting que luego han servido como modelos de contratación de productos para las entidades financieras. El avance que se había producido en digitalización en las empresas de renting iba por delante del sector bancario, y cada vez que llegaba una nueva medida o sistema, ya estaba implantada en renting. Los packs documentales, por ejemplo, sobre un producto, estaban instalados de modo digital cinco, seis y siete años antes que algunas entidades financieras. En Santander estuve hasta 2018, tras la fusión con Banco Popular. Previamente había sido, eso sí, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Renting y de LeaseEurope, la patronal europea del leasing.

PREGUNTA— ¿Cuál consideran que es el techo del renting en nuestro país? Antes se veía un horizonte más limitado, pero las nuevas fórmulas han abierto completamente las expectativas.
J.C.A.— El renting no tiene techo en España. La realidad es que, con una penetración en las matriculaciones cercana al 22%, que es un listón muy importante, todavía estamos lejos de las medias europeas. En Alemania o Reino Unido tenemos promedios del 40%, por lo que al renting todavía le queda mucho recorrido. Se ha cumplido algo muy importante y es mérito de Agustín y de todos los asociados, y es que el renting está ya en todos los sectores. Queda mucho, sobre todo en particulares, pero es que está creciendo al 100%,. El renting es muy importante para la gran empresa, pymes, autónomos, profesionales, directivos… Y mucho, ya, como segundo coche familiar. En el universo de los clientes particulares empieza a ser muy conocido y muy demandado. Quien tiene, además, un cierto conocimiento financiero, a quien no hace falta convencerle de lo que es el renting, está demandando mucho el producto porque lo conoce bien.
PREGUNTA— España tiene un sentimiento de propiedad histórico hacia bienes como el automóvil y el hogar, pero las nuevas generaciones apuntan hacia un cambio que busca más el uso, lo instantáneo. ¿Por dónde creen que irá el futuro?
J.C.A.— Los españoles están cambiando. Y ese modelo cultural por el que quieres poseer tu casa, pagar al contado y tener tu coche… Está cambiando. Los usos globales nos están llevando hacia un público más homogéneo en costumbres donde prima el servicio, y disfrutar de las cosas aunque no sean de tu propiedad. Accedemos a una cultura distinta, más basada en lo tecnológico y donde lo que importa es disfrutar de las cosas, que funcionen, que sean sostenibles, y no tanto de quién es la propiedad. Aquí mismo lo podemos ver, en las oficinas de la Asociación, que es un espacio de coworking.
García: El renting se ha flexibilizado tanto, se está abriendo tanto, que ahora es capaz de llegar a todos los estratos socioeconómicos

PREGUNTA— ¿En qué medida influye un progresivo empobrecimiento de la sociedad dentro de esa ecuación? ¿Escogemos más renting porque tenemos menos renta?
J.C.A.— Creo que si ahora se habla tanto de servicios es porque alguien, una empresa, hace el esfuerzo de poner unos bienes y servicios al servicio de la sociedad, y eso es lo que permite que la gente pueda usarlos cuando no tienes una alta estabilidad de ingresos o un fortísimo patrimonio. Lo que está viniendo está favoreciendo que crezca la demanda. Y además se percibe. Se objetiviza el gasto. Si alguien sostiene que, por poner un ejemplo, 300 euros al mes de cuota de renting de un coche es caro, yo pregunto: ¿Sabemos lo que nos cuesta un coche realmente? ¿Los cambios de neumáticos, mantenimientos, averías? ¿Quién lleva ese inventario? Diría que no más del 10% de las personas lo saben.
A.G.— Por abundar un poco en lo que dice José, en primer lugar, el que entra en renting no suele abandonarlo. Puede cambiar de compañía, lo cual es bueno, porque así hay competencia. Pero no abandona el producto, porque le deja satisfecho. Repite. En segundo lugar, en España puede haber unos 24-25 millones de propietarios de coches. Hay muchos niveles socioeconómicos, y la clave que estamos viendo en el renting, hoy, es que se está flexibilizando tanto, se está abriendo tanto, que estamos hablando de vehículos nuevos a los que se puede acceder a casi todas las gamas medias por entre 400 y 500 euros. Pero es que ahora está entrando para niveles socioeconómicos más bajos con el renting flexible de vehículos usados. Hay personas que hoy no se pueden comprometer a un periodo de cuatro años de un renting convencional y además tienen una situación económica regular… Pues ya hay compañías con alquiler y opción a compra, como sabe, que permiten utilizar un vehículo durante seis meses abonando una cantidad a cuenta y luego se puede devolver, cambiarlo o comprarlo… Nadie da más facilidades. El propio renting se está adaptando a todas las posibilidades. Y es diferente que fórmulas como el carsharing, por ejemplo. Es distinto. El coche, cuando el usuario eres tú, aunque no seas propietario, pero sí el poseedor, te da una libertad que otros no te dan. Y aunque mucha gente pueda decir que el coche ya no es necesario, no lo veo así. La gente necesita el coche, te da libertad, sigue siendo necesario. Y si nos damos cuenta, ahora mismo la gente ya duda cuando va a comprar un coche si adquirirlo o si hacer un renting. Antes no había esa duda, porque la gente ni conocía el renting.

PREGUNTA— ¿Llegará un momento en el que habrá más renting de coches seminuevos que de nuevos?
J.C.A.— En un segmento determinado de cliente, podría llegar a suceder, sí. Perfectamente. Realmente, el renting se apoya en la renovación del parque, es el producto que más lo hace, y el producto más utilizado en empresas, mucho más que el leasing y la propiedad. Es difícil aventurar si el renting, con el tiempo, se convertirá en un estándar en cuanto a los vehículos usados, pero desde luego es un mercado que está ahí. Y las compañías que quieren estar cerca de los clientes lo van a utilizar.
A.G.— Es verdad que el coche usado puede ofrecer más flexibilidad, pero si la diferencia entre uno nuevo y un usado no es significativa, puede que muchos clientes se decanten por el nuevo… Y al contrario. La verdad es que lo importante de todo ello es que existe cada vez más una amplia oferta de renting, y se ve todos los días. De nuevos y de usados.
Castro Acebes: Con una penetración del renting del 22% sobre las matriculaciones, estamos lejos del 40% de Reino Unido o de Alemania

PREGUNTA— El auge del cliente particular es necesario e interesante pero, en situaciones como la actual, ¿No temen que este tipo de clientes suponga un riesgo excesivo de morosidad?
J.C.A.— Bueno, antes que nada sí que es importante reseñar que las medidas que hay ahora no se pusieron entonces, en la última crisis de hace una década. Creo que las compañías de renting se han puesto en el lugar del cliente, han ampliado contratos, se han dado moratorias… No diré que no vaya a haber alguna morosidad, que seguro la habrá… Aquel que se quede sin empleo, por mucha voluntad de pago que tenga, seguramente no podrá hacerlo. Creo que las enseñanzas de la crisis de 2008 están en el ADN de la sociedad y del sector. Las empresas han cambiado de la estrategia de crecimiento, e inmediatamente, hacia una de apoyo al cliente, de ofrecer carencias, ampliaciones, apoyo… Evidentemente, la situación es complicada en la economía, pero el sector está dándolo todo y se han encontrado muchas soluciones y mucha flexibilidad.
A.G.— El producto renting es hoy muchísimo más flexible que hace 10 años, y esto tiene también su ventaja. Por ejemplo, entre el 15 de marzo y el 15 de mayo pasados, el renting perdió 4.000 clientes. Seguro que han sido clientes, muchos de ellos, de renting flexible, que han tenido la oportunidad y la capacidad de devolver el coche sin ningún tipo de penalización. Es decir, que no han necesitado ni moratoria. Pero es que desde el 15 de mayo hasta el 30 de junio pasado hemos aumentado en 5.000 clientes nuestra base. ¿Son clientes nuevos? Algunos lo serán, pero otros se corresponderán con personas que se habían quedado sin actividad y que la retomaron después de la desescalada. ¿Qué quiero decir? Que vemos claramente una pujanza en el producto, y en julio entraron varios miles de clientes nuevos más.
J.C.A.— Hay un elemento claro, como dice Agustín, y es que el producto renting está siendo punta de lanza en la recuperación.

PREGUNTA— ¿Qué ocurrirá con el diésel en el universo del renting? ¿Desaparecerá? ¿Será minoritario?
A.G.— El diésel irá a menos, pero no se va a extinguir de la noche a la mañana. En lo que va de año, y en el apartado de renting, ha bajado en el entorno de dos a tres puntos, pero… ¡ha subido en el conjunto del mercado! Bajamos más que el mercado… El diésel seguirá descendiendo, pero seguirá comercializándose y, al final, no habrá problema con la venta de esos vehículos diésel usados, que al final es la cuestión de fondo relevante. Hoy en día, el diésel sigue siendo una buena opción para las empresas porque las compañías de renting le aportan un valor residual aceptable.
J.C.A.— Hay un contexto muy claro, que es el escenario 2050 de emisiones. Pero no hay alternativa, todavía, a los recorridos largos en cuanto a eficiencia de consumo. Y existe un deseo de acabar con el diésel por las emisiones de partículas que, a día de hoy, no se corresponde con la realidad desde el punto de vista medioambiental. Pero es muy difícil cambiar ya esta tendencia.










