El gestor de flotas ha tenido que hacer frente siempre a numerosos retos externos que, en gran medida, determinan la eficiencia en su gestión, como las fluctuaciones del precio del petróleo, la seguridad de los conductores en la carretera o determinados cambios corporativos que pueden llegar a suponer, incluso, una reestructuración total de la flota. A estos retos se ha sumado en los últimos años la creciente concienciación global por la movilidad sostenible, lo cual, además de un desafío, representa una nueva oportunidad.
Si bien cada uno de estos retos requiere un análisis en profundidad, un primer paso para su abordaje sería el dimensionamiento de la flota para reducir costes e incrementar la sostenibilidad y eficiencia. Algo que cobra aún más importancia en una flota de vehículos comerciales, donde el tamaño, la carga o el mantenimiento de los mismos, por ejemplo, determinan buena parte de su coste.
Según datos del Ministerio de Fomento de 2017, los costes directos de una furgoneta rondan los 50.000 euros al año de media, correspondiendo el 10,7% a combustible, el 2,1% a reparaciones, el 1,6% a mantenimiento y el 1,1% a neumáticos. Tanto si se trata de una flota de 3 ó 300 vehículos, estos porcentajes pueden variar significativamente en función del uso recibido y, sobre todo, de si se está utilizando el modelo adecuado. La edad de la flota también determina en gran medida estos gastos, siendo la edad media del parque de vehículos comerciales ligeros de España de 12,8 años, según datos de 2017 de Anfac.
En lo que respecta al combustible, el tamaño del vehículo y el peso de la carga son dos de los factores que determinan su gasto. Naturalmente, las furgonetas van modificando su carga a lo largo del día, pero un exceso de espacio, por ejemplo, conlleva un excedente de peso y combustible innecesarios. Por su parte, sobrepasar el límite de carga supone un riesgo importante, ya que las furgonetas ven afectadas su capacidad de respuesta, el tiempo de frenada e incluso el desgaste mecánico habitual, aumentando la posibilidad de accidentes. En un segundo plano estarían el combustible adicional que conlleva circular con sobrepeso y las posibles multas y sanciones a las que se expone el conductor.
Adecuar el tamaño de las furgonetas a las necesidades del negocio en cada momento es, como vemos, fundamental. Y hoy en día esto es muy sencillo porque no solo existe una amplia oferta de furgonetas con modelos de diferentes tamaños y prestaciones, sino que reducir o aumentar el número de la flota, el tamaño de los vehículos o sustituirlos por nuevos modelos más cómodos y eficientes está al alcance de todos con el alquiler flexible. La cuestión es saber cómo identificar las necesidades reales en cada situación y qué tipo de flota seleccionar.
La flexibilidad es sin duda una de las características que más valoran las empresas a la hora de evaluar su competitividad. Poder adaptar los recursos a las necesidades específicas de cada momento, sin estrictos compromisos de plazo, sobrecostes, ni penalizaciones, es una ventaja competitiva que cualquier compañía debe valorar. Seleccionar una capacidad de furgonetas adecuada, sin excesos ni defectos, por parte del gestor de flotas, es un primer paso natural.










