El nuevo arancel del 25% impuesto por Estados Unidos a los vehículos importados desde la Unión Europea y el Reino Unido podría provocar una reducción de hasta 200.000 unidades en las exportaciones europeas durante 2025, de acuerdo con la consultora Inovev.
La medida, activa desde el 5 de abril, se aplica de forma adicional a los gravámenes ya existentes, y afecta a uno de los principales destinos de la industria europea del automóvil, que en 2024 canalizó hacia el mercado estadounidense más del 21% de sus exportaciones.
En su análisis, Inovev calcula que Europa exportó cerca de 900.000 vehículos de turismo al mercado estadounidense el año pasado, de los cuales 806.000 procedían de la Unión Europea y 102.000 del Reino Unido.
Si el nuevo arancel se mantiene sin modificaciones a lo largo del ejercicio, el volumen exportado podría reducirse un 22% respecto a 2024, con un impacto directo en los fabricantes que concentran la mayor cuota de mercado en ese destino, indica la consultora.
Los segmentos de vehículos más expuestos serán los C y D, que agrupan el 62% de las exportaciones europeas a Estados Unidos. Modelos como el Mercedes GLC, el Volvo XC60, la Clase C de Mercedes o el Audi Q3 están entre los más vendidos en ese mercado, y «podrían experimentar una contracción de demanda si el incremento arancelario se traslada al precio final del vehículo».

Esta situación «afectaría tanto a la cuota de mercado como a la rentabilidad de los márgenes en un entorno competitivo», ha expuesto Inovev.
La consultora subraya que los grupos alemanes concentran el mayor peso en esta relación comercial, teniendo en cuenta que Volkswagen representa el 26% del volumen exportado desde Europa, Mercedes-Benz el 24% y BMW el 19%.
Les siguen Volvo, con un 13%, y el grupo Tata —propietario de Jaguar y Land Rover— con un 12%.
Estos cinco grupos acumulan casi el 95% del total de exportaciones afectadas por la nueva medida.
Inovev considera que el efecto del arancel «dependerá en buena medida de su duración y del posible avance de negociaciones entre la administración estadounidense y las autoridades europeas».
En caso de que se prolongue más allá de 2025, «algunos fabricantes podrían iniciar ajustes industriales», como puedan ser la relocalización de parte de la producción, la ampliación de líneas en plantas ya operativas o el desarrollo de nuevas capacidades industriales en destinos alternativos como México, desde donde las exportaciones a Estados Unidos «podrían mantenerse en condiciones más favorables».