Y de esa guisa tratamos a los entrepreneurs, que en muchos casos o son empresarios ya, o aprendices de ello y, por tanto, sospechosos no en potencia, sino de facto.
En el número de Fleet People que tienen ustedes entre las manos llevamos en portada a Gabriel Herrero-Beaumont, convenientemente disfrazado del símbolo de su marca, el conejito de Bluemove, una empresa de carsharing que creó allá por 2010 junto con su socio, Jorge González-Iglesias.
Ambos han decidido ceder la mayoría del control de su empresa al gigante del alquiler de vehículos Europcar, una compañía que el año pasado facturó 2.142 millones de euros. Una nadería. Es decir: hete aquí que estos franchutes —dígolo con cariño— van y se fijan en Bluemove y la adquieren.
Bluemove no es Inditex. Ya. Pero con muchos entrepreneurs como González-Iglesias y Herrero-Beaumont se construyen sociedades competitivas y sólidas. Creo que ningún gran diario de este país, en su edición impresa, recogió la información del traspaso de la empresa de movilidad sostenible.
Si estos dos directivos fueran norteamericanos, hubieran nacido en San Francisco y hubieran registrado su sociedad en Palo Alto, webs de referencia como Bussiness Insider o TechCrunch habrían publicado noticias de su startup, de uno de los suyos, hasta la saciedad. Aquí no. Son nuestros, charran castellano y seguro que con la operación se han forrado fijo, ¿verdad? Eso es lo que nos gusta saber.









