La temperatura ambiental con la que trabaja un vehículo comercial y el tipo de vía en el que se desenvuelve tienen mucha más influencia en la autonomía que ofrecen este tipo de automóviles que otros factores como la carga que portan, de acuerdo con el informe “LCV: Datos reales para la transición eléctrica de la flota LCV” presentado por la empresa de renting y movilidad Arval.
“Puede parecer un poco sorprendente, pero es la conclusión a la que llegan los estudios que hemos realizado y, fundamentalmente, determinan que la temperatura tiene un gran impacto en la autonomía de los comerciales de menos de 3.500 kilos, un aspecto que es positivo para España, porque los países con un tiempo más cálido se traducen en más autonomía, siempre alejándose de los extremos”, ha remarcado el director de Marketing y Desarrollo de Negocio de Arval, Manuel Orejas.
Además de ello, el tipo de vía por el que transita un comercial es también esencial para determinar la duración de las baterías, bajo un marco ideal en el que se encuentran las vías de tipo urbano e interurbano. La mezcla de uso de trayectos en estos dos tipos de vías proporcionan la mayor autonomía, en tanto que las autovías y autopistas, la menor, según el informe de Arval.
Partiendo de la premisa de que la autonomía real de un vehículo comercial se sitúa en el 80% de lo que anuncia el fabricante de vehículos, la compañía de movilidad ha desarrollado este estudio en un momento en el que las empresas se piensan cada vez más la transición hacia modelos más ecológicos, pero con la incertidumbre que representan incógnitas como, precisamente, la autonomía o un abastecimiento de puntos de recarga suficientes.
“La Ley de Cambio Climático va a cambiarlo todo, sobre todo en el plano de la infraestructura de recarga al obligar a las gasolineras con más ventas a incluir postes a partir de 2023 y 2025, ha indicado Orejas.

“Pero lo esencial”, ha remarcado el ejecutivo, “es que esta problemática de infraestructura o de autonomía es esencial cuando se lleva al plano profesional de un trabajador, porque es su empleo, es su vida. Tiene que tener todos los datos”.
Según las pre visiones de Arval, el coste real operativo de un vehículo comercial enfocado en un profesional que recorre un rango de entre 130 y 160 kilómetros al día arroja, en este momento y de acuerdo con sus propias cuotas de renting actuales, un coste de uso de 5,6 euros por cada cien kilómetros en el caso del eléctrico, un precio que se triplica con una opción diésel.
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En líneas generales, para un contrato de 130 kilómetros por día y 30.000 kilómetros por año recorridos, el coste en cuota de un comercial o TCO total se sitúa en este momento en entre un 5% y un 10% superior en el caso del eléctrico y respecto del diésel, cifras que en el caso de las furgonetas medias y pequeñas está prácticamente empatado a día de hoy, según ha señalado Arval.
En este sentido, y a práctica igualdad de precio para el cliente profesional, Arval apunta a que la movilidad eléctrica aporta hoy un plus en relación con las restricciones de accesos a las ciudades y limitaciones de aparcamiento para los vehículos de combustión tradicionales.
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En la actualidad, el mix de ventas de Arval en el negocio de vehículos industriales de menos de 3.500 kilogramos eléctricos es del 4,5%, triplicando la cuota general del mercado, situada en el 1,5.
Si se tienen en cuenta todo tipo de siluetas eléctricas, el mercado de automoción mantiene una cuota del 1,8%, por el 3,2% de la filial española de Arval, que mantiene un 20% de penetración en el caso de híbridos enchufables, por el 7% del mercado.
Estos datos se colocan ya, en base país, por encima del objetivo estratégico de la multinacional francesa, que ha fijado un ‘target’ de 500.000 vehículos electrificados en el horizonte de 2025.










