Volkswagen Vehículos Comerciales conmemora este mes el 50 aniversario del lanzamiento de la primera LT, su primer vehículo pensado, diseñado y producido con la mente puesta en el transporte profesional.
La LT, que mantuvo su cadencia productiva durante 20 años, abrió la llave de paso profesional para que Volkswagen se hiciera hueco en un segmento que años más tarde sería ocupado por otro actual icono de la firma, el Crafter.

Este modelo, nacido en 1975, contaba en su fecha de lanzamiento con una masa máxima autorizada de entre 2,8 y 3,5 toneladas, una cifra muy poco común en la época, lo que rápidamente enganchó a un nuevo núcleo de clientes profesionales, que se dieron cuenta de que acababa de llegar al mercado una furgoneta que ponía en primera línea de su diseño la practicidad de la carga y el uso eficiente del espacio disponible en el vehículo.

La configuración inicial del LT se centraba en denominaciones en relación con el peso que podían cargar, a saber, y de acuerdo con Volkswagen, las variantes LT 28, LT 31 y LT 35. En su versión inicial, ofrecía 7,85 metros cúbicos de capacidad de carga, un 50% más que el T2, con 34 centímetros más de longitud y 30 de anchura.

Hay que apuntar también que este modelo fue desarrollado con una configuración de cabina adelantada y motor frontal colocado sobre el eje delantero, lo que permitió liberar la parte trasera y permitir, por tanto, aumentar el volumen y capacidad del modelo, también pensando en el cliente profesional.

La gama lanzada inicialmente por Volkswagen para el LT incluyó un gran abanico de posibilidades para los clientes, un aspecto que también gustó mucho. de este modo, se podía escoger entre la versión furgón, combi, minibús, plataforma abierta, cabina doble y chasis-cabina, asociadas de modo adicional a dos configuraciones de batalla y sendas alturas de techo.

La marca ajustó asimismo el diseño interior del LT con criterios ergonómicos, desarrollados en colaboración con especialistas y ubicando en el centro de todo al profesional. Por ejemplo, y en este apartado, utilizó soluciones técnicas como la suspensión independiente en el eje delantero, poco habitual en la época.

A diferencia de las grandes prestaciones que ofrecen hoy los comerciales, el LT ofrecía en su versión de arranque un propulsor de gasolina de dos litros y 75 CV de potencia más un diésel de 2,7 litros y 65 CV. Ahora parecen pocos CV, pero en ese momento resultaban más que suficientes y un adelanto tecnológico significativo.










