El fabricante de automóviles japonés Toyota “ya no piensa solo en fabricar coches, sino en facilitar cómo se mueven las personas dentro de las ciudades”, un cambio de mentalidad que discurre en línea con la profunda renovación conceptual que atraviesa la industria de automoción global.
Así lo ha asegurado el responsable de Nueva Movilidad de Toyota Motor Europe, Stijn Peeters, quien en una entrevista concedida a Fleet People considera que tanto el grupo japonés como la automoción atraviesan una etapa de “redefinición profunda, en la que la movilidad ha pasado a ser un concepto abierto que integra tecnología, servicios y nuevos hábitos urbanos”.
Hay colectivos que no necesitan un coche, sino una herramienta de movilidad. Esa es la diferencia entre construir vehículos y crear soluciones
“El coche ha dejado de ser el eje del sistema”, asegura Peeters a Fleet People, y el ejecutivo continúa: “Nuestro objetivo es entender cómo se desplazan las personas y ofrecerles soluciones que respondan a esas necesidades, desde un vehículo urbano hasta una aplicación de uso compartido”.

Micromovilidad y nuevos usuarios
En relación con las nuevas tendencias de uso y de movilidad, Toyota está orientado puna arte de sus recursos a la creación de vehículos ligeros y urbanos y entre ellos destaca el FT-Me, un microcoche de dos plazas y 2,5 metros de longitud con techo solar y estructura adaptada, que puede conducirse desde los 14 años en algunos países.
Peeters explica que este modelo simboliza la filosofía de la compañía y asegura que «la movilidad para todos no es un lema, es una dirección de trabajo. Significa incluir a adolescentes, personas mayores y usuarios que no pueden acceder a un coche convencional”.
El directivo sostiene, además, que esta visión también implica una lectura social: “Hay colectivos que no necesitan un coche, sino una herramienta de movilidad. Esa es la diferencia entre construir vehículos y crear soluciones”.
La nueva movilidad no consiste en vender más vehículos, sino en ofrecer más formas de moverse
Al respecto, la experiencia de Toyota en los pasados Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París ha servido como punto de partida para esta evolución ya que el despliegue de vehículos eléctricos y adaptados durante el evento “ha permitido comprobar cómo la movilidad inclusiva puede integrarse de forma real en el día a día de las ciudades”, señala Peeters.

La compañía ha trasladado ese aprendizaje a proyectos como el estudio de viabilidad de micromovilidad desarrollado en Derby (Reino Unido), que analiza la aplicación de materiales sostenibles, conectividad avanzada y energía solar integrada en vehículos urbanos.
Las ciudades, nuevo centro de decisión
Peeters reconoce que Toyota “ya no dialoga con los países, sino con las ciudades” y apostilla en este sentido que “ahora nos preguntamos qué necesita Madrid, qué necesita Barcelona”, porque “cada entorno tiene sus prioridades, pero todas comparten la necesidad de reducir emisiones y mejorar la calidad de vida”.
El responsable de Nueva Movilidad de Toyota también considera que la colaboración con los gobiernos locales es y será esencial, tanto ahora como en los próximos años.
“Muchos Ayuntamientos carecen de recursos para ampliar su red de transporte público y las empresas podemos aportar en este apartado soluciones reales, flexibles y sostenibles”.
En ese contexto, Peeters se refiere en concreto a la plataforma Kinto, una herramienta multimodal de Toyota «que combina servicios de uso, financiación y gestión digital de flotas eléctricas, por ejemplo», afirma el ejecutivo de Toyota.
En el apartado de movilidad y urbe, Peeters reconoce que el carsharing “sigue siendo un negocio desafiante”, aunque también observa en este ciertas «señales de madurez».
“El error suele ser diseñar un coche y después adaptarlo para compartir. Ahora lo concebimos para que se pueda compartir desde el inicio de su diseño, con conectividad completa y gestión digital para que este modelo de actividad funcione de verdad”.
Para finalizar, el ejecutivo concluye que los conceptos de nueva movilidad que se quieren aplicar en los países no deben consistir «en vender más vehículos, sino en ofrecer más formas de moverse”.
“Nuestro papel —concluye— es acompañar a las ciudades europeas en esa transición, aprendiendo de cómo cambia la movilidad y participando activamente en ese cambio”.