50 empleados. Da igual que diseñen videojuegos, escriban reportajes, fundan hierro, sirvan cócteles u ofrezcan vehículos de alquiler. O 10 millones de euros, se facturen como se facturen. A partir del 1 de enero de 2025, todas las empresas españolas que superen estas dos marcas tendrán que presentar su cálculo de huella de carbono. Y, lo que es aún más importante, su plan para reducirla.
Es un cambio de estrategia del Gobierno de España. El Real Decreto RD 163/2014 dejaba entreabierta la puerta a que fueran las propias empresas las que decidieran si hacían esta medición o no. Pero desde su modificación por la ley 7/2021, las cosas cambian. La duodécima disposición de la misma, especifica:
“El Gobierno, previo acuerdo de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, establecerá, en el plazo de un año desde la entrada en vigor de la presente ley, la tipología de empresas con actividad en el territorio nacional que deberán calcular y publicar su huella de carbono […] Asimismo, las empresas que, conforme a lo dispuesto en el apartado anterior, resulten obligados al cálculo de su huella de carbono, deberá elaborar y publicar un plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero deberá contemplar un objetivo cuantificado de reducción en un horizonte temporal de cinco años, junto con las medidas para su consecución”.

El deber está sobre la mesa.
La pregunta es: ¿Están preparadas las empresas del sector de las flotas?
“Las empresas de renting permanecen atentas a todos los cambios normativos que las puedas afectar a ellas o a sus clientes y este es un tema que les preocupa y, sobre todo, les ocupa”, explica José-Martín Castro Acebes, presidente de la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER).

“El asesoramiento, principalmente en materia medioambiental, es un valor añadido y un elemento esencial para ellas en la hora de identificar las necesidades intrínsecas. Las compañías de renting trabajan para personalizar las soluciones que ofrecen a sus clientes, entre las que no solo se incluye un porfolio de productos sostenibles y tecnología enfocada a la medición y la reducción de los impactos de la movilidad, sino también sistemas de compensación y certificaciones que ayuden a las empresas en el cumplimiento de las exigencias normativas”, asegura.
Pero la consciencia del esfuerzo que conllevará este cálculo y, lo que es si cabe más importante, el plan para su reducción, está patente.
Teresa Romo, Directora de Sostenibilidad y Desarrollo de Northgate, una de las compañías líderes del sector, así lo expresa: “En base a nuestra propia experiencia calculando la huella de carbono durante los últimos tres ejercicios, sin duda les requerirá de un gran esfuerzo y dedicación, y de la coordinación de muchas áreas de la compañía. Las organizaciones más digitalizadas partimos con ventaja, y las que no lo estén, deberán reforzar la digitalización y las áreas de data analytic, tan relevantes para automatizar la toma y gestión de datos, así como ganar en capacidad de respuesta y agilidad presente y futura”.
Romo apunta también algunos consejos que surgen de la experiencia de asumir esta tarea: “Personalmente recomiendo hacer un gran esfuerzo inicial a la hora de entender, calcular y fijar la línea base sobre la que marcar el objetivo de reducción, ya que una desviación sobre dicha línea base puede aflorar conclusiones erróneas que lleven a un planteamiento de acciones de reducción incorrectas, así como hacer que el objetivo inicialmente marcado acabe careciendo de sentido”.

Hay una consecuencia directa de esta necesidad de medir la huella de carbono. El impulso que supone a la electrificación. De hecho, este impacto de la electrificación no ha dejado de notarse en la última década.
Las emisiones del sector de automoción caen un 44%
Según la EEA, La Agencia Europea del Medioambiente (el brazo oficial de Europa en materia ecológica), la reducción de emisiones del sector del motor ha sido enorme. De 2012 a 2022 ha caído un 44%. Simultáneamente, la electrificación de la flota ha subido en el Viejo Continente hasta alcanzar, en 2022 ya, prácticamente uno de cada cuatro vehículos (23%).
Alberto Copado, CEO de Alphabet España, compañía del sector de renting, cree, como muchos en el sector, que estas nuevas obligaciones son un espaldarazo al camino ya sin retorno de la electrificación. Aunque cree también que conviene matizar el esfuerzo que puede suponerle a las compañías.
“Si bien un 54% de las empresas españolas planean electrificar su flota de vehículos en los próximos años (EFEM), la entrada en vigor de una legislación más exigente apremiará probablemente a las compañías a acelerar la adopción de la movilidad eléctrica. A pesar de que la movilidad eléctrica supone una gran oportunidad para reducir significativamente las emisiones de CO2 y cumplir con la normativa, existen todavía algunas barreras a las que hacer frente para impulsar definitivamente la electrificación de las flotas”, subraya.

Calcular la huella de carbono de una empresa es una operación matemática laboriosa que se encuentra ya profusamente documentada.
En su guía para el Guía para el Cálculo de la Huella de Carbono y para la Elaboración de un Plan de Mejora de Una Organización (2023), el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico detallan el término Alcance. Esta voz hace referencia al tipo de emisiones, de una tipología de tres, que provoca una empresa en el desempeño de una actividad. Son los siguientes:
Alcance 1: emisiones directas de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Por ejemplo, emisiones provenientes de la combustión en calderas, hornos, vehículos, etc., que son propiedad de o están controladas por la entidad en cuestión. También incluye las emisiones fugitivas (p.ej. fugas de aire acondicionado, fugas de CH4 de conductos, etc.).
Alcance 2: emisiones indirectas de GEI asociadas a la generación de electricidad adquirida y consumida por la organización.
Alcance 3: otras emisiones indirectas. Algunos ejemplos de actividades de alcance 3 son la extracción y producción de materiales que adquiere la organización, los viajes de trabajo a través de medios externos, el transporte de materias primas, de combustibles y de productos realizados por terceros o la utilización de productos o servicios ofrecidos por otros.
Los dos primeros resultan realmente cruciales para el sector de las flotas. Pero el tercero también entra entre las obligaciones de medida de una empresa del sector.

MásQRenting, compañía española de flotas, evalúa así cada uno de los alcances: “Emisiones Directas: Este es crucial para el sector de las flotas ya que abarca las emisiones directas de los vehículos operativos. Las empresas deben centrarse en reducir estas emisiones a través de la modernización de la flota, la adopción de vehículos eléctricos, y la mejora de la eficiencia operativa”, afirman.
En el caso de las Emisiones Indirectas de Energia, la compañía sostiene que “con la creciente electrificación de las flotas, las emisiones indirectas de energía también se vuelven importantes. Las empresas deben considerar la fuente de la electricidad utilizada para cargar los vehículos y buscar opciones de energía renovable para minimizar este impacto”.
De su lado, y en cuanto a Otras Emisiones Indirectas, MásQRenting explica que “aunque es más complejo de gestionar, este alcance incluye las emisiones asociadas con la producción de los vehículos y otros aspectos de la cadena de suministro. Colaborar con proveedores sostenibles y optimizar la logística puede ayudar a reducirlas”.
Prestar mucha atención a las emisiones
José-Martín Castro, presidente de la AER, coincide en que las flotas deben estar ojo avizor de todos estos alcances, por más que el primero sea el más evidente a atacar: “Creo que los tres alcances de la huella de carbono son importantes para las flotas. Aunque las de alcance 1 tienen una relación más directa con la actividad de las flotas, los otros dos también son esenciales en la medicación del impacto ecológico de la actividad, lo que resume la necesidad de que toda la sociedad y los sectores de actividad estén alineados”, detalla.
El cóctel tecnológico es una de las claves para esta lucha por minimizar la huella de carbono. La consultora Intellias, una de las líderes del sector tecnológico que recientemente habría su primera oficina española en Málaga, detalló que las grandes palancas tecnológicas para frenar el cambio climático son las siguientes: el análisis de datos, la automatización del suministro y gestión energética y la optimización de la distribución energética.

Para ello, tanto la Inteligencia Artificial como el Internet de las Cosas, el paradigma de objetos conectados que permiten obtener información en tiempo real de cualquier proceso, flujo o dispositivo, con millones de objetos conectados a internet, resultan cruciales.
El sector de las flotas no es diferente. “Si el big data, la IA o la digitalización están impactando de forma directa en el negocio de la movilidad, no hay duda de que lo hacen en materia de sostenibilidad”, detalla Castro Acebes, de AER.
“Las nuevas tecnologías permiten identificar las principales fuentes de emisiones y establecer los objetivos precisos y medibles que tienen que llevar a cabo las empresas para reducir su huella. No se pude alcanzar una movilidad sostenible sin impulsar el desarrollo y la implantación de la tecnología en los vehículos y los sistemas de gestión”, apunta.
MásQRenting puntualiza cómo ciertas tecnologías impactan de manera directa al sector de flotas en el aspecto de hacerse más verde; por ejemplo, el monitoreo en tiempo real posible mediante la dupla de big data e Internet de las cosas: “Los sensores IoT pueden ser instalados en vehículos, equipos y edificios para monitorear el consumo de energía, las emisiones y otros parámetros ambientales en tiempo real. Esto permite una detección inmediata de ineficiencias y oportunidades de mejora. Paralelamente, la recopilación de grandes volúmenes de datos en tiempo real proporciona una visión detallada y precisa del rendimiento ambiental de la empresa”, detallan.
Los planes a los que obliga la nueva ley plantean un paradigma de un lustro. Pero, evidentemente, el sector de las flotas mira más allá, pues esta senda no es solo insoslayable, sino también, ya, de constante y eterna mejora.

“Con nuestra solución de telemetría, Northgate Data, estimamos una reducción de emisiones de 4.315t de CO2 al año por cada 10.000 dispositivos instalados”, especifica Teresa Romo, de Northgate.
“También hemos puesto en marcha iniciativas como la instalación de placas solares en nuestras sedes para nuestro autoconsumo, que suponen un ahorro anual estimado de 242 toneladas de CO2; la compra de energía de origen 100% renovable para el consumo en las horas con mayor demanda energética y/o menor producción solar; la instalación de más de 140 cargadores para vehículos eléctricos en nuestras sedes… Tenemos un firme compromiso con la sostenibilidad, con estrategias orientadas a la reducción de emisiones y ahorro energético que pasan además por impulsar la innovación”.
Alberto Copado, de Alphabet, resume así los retos a futuro: “El sector de la movilidad y en concreto, el de las flotas, es plenamente consciente de su impacto en términos de emisiones de carbono y el rol que desempeña. En este sentido, sabemos que existe camino por recorrer, tanto a nivel de conocimiento sobre el punto de partida como a nivel de ejecución hasta alcanzar el objetivo deseado”, apunta el directivo, que finaliza explicando que “actualmente estamos poniendo el foco en los alcances 1 y 2, que es donde podemos tener mayor control, y donde nos hemos fijado como objetivo absoluto de reducción de emisiones un 10% para estos dos alcances de aquí al 2027”.
El reloj del planeta corre y la única manera de que lo siga haciendo para nuestras sociedades es borrar, en lo posible, esa huella de carbono que lo recalienta y amenaza.










