A lo largo de 2020, Amazon anunció que comenzaría a efectuar las primeras pruebas on-road con los furgones de reparto completamente eléctricos de Rivian en Estados Unidos.
A finales de 2019, Rivian se convirtió en una compañía conocida en todo el mundo, saliendo de la nada, tras recibir un increíble pedido por parte de la empresa propiedad del multimillonario Jeff Bezos: cien mil furgones eléctricos para atender la enorme demanda de pedidos diarios que atiende el gigante de la distribución global.
Las pruebas comenzaron en Los Ángeles, y durante las últimas semanas se han prolongado en Denver. Dos ciudades diferentes con climas muy distintos. Una buena piedra de toque.

Rivian, que en enero cerró una fenomenal ronda de inversión de 2.500 millones de euros, está respaldada por la propia Amazon, por Ford y por Cox Automotive, dueño de Manheim.
La empresa se introdujo en el mercado en 2009, cuando Tesla apuntaba maneras, y desde entonces ha cambiado dos veces de nombre. Primero fue Avera Motors y luego, Mainstream Motors. Controlada por el ejecutivo R. J. Scaringe, tiene sede en Florida y su puntal básico de producto no radica en las furgonetas, precisamente, sino en un futurista pero bello pick-up que se supone tendrá una autonomía de cerca de 700 kilómetros con una única recarga.
Con una nómina de más de dos mil empleados, la empresa logró captar en 2018, cuando llevaba 10 años sin llamar la atención de nadie, más de 200 millones por cuenta de capitales privado y árabe, lo que despertó el ansia inversora de otras grandes corporaciones. Desde entonces, ha obtenido más de novecientos millones para financiar su proyecto verde.
Rivian: Garantía ‘brutale’
Las primeras entregas del pick-up de Rivian, el R1T, serán entregadas este mismo verano. Para los más escépticos, el jefe de la compañía ha prometido una garantía equivalente a 280.000 kilómetros, y la posibilidad de devolverlo antes de una semana o de recorrer 1.600 kilómetros. Y a sus propios empleados —nadie puede hacer mejor publicidad— les ha ofrecido un bono de mil dólares mensuales durante dos años si adquieren el R1T o su versión capotada, el R1S.
El precio del modelo básico es de 77.000 dólares, unos 63.000 euros aproximadamente.

Rivian acaba de firmar un contrato de suministro de baterías con Samsung SDI —en 2019 llegó a un acuerdo de provisión de baterías para BMW por 3.200 millones de dólares— y dispone en estos momentos una potencial valoración de mercado de —ojo— 50.000 millones de dólares, una cifra que se supone debería alcanzar tras su primera jornada cotizando, previsiblemente a partir del último trimestre de este mismo año.
Los todoterrenos R1 encajan muy bien en Estados Unidos, pero los planes de Rivian pasan por hacerse fuerte en China y en Europa, donde ya ha empezado a buscar localizaciones para albergar una nueva factoría de vehículos. El objetivo, localizar en el viejo continente un automóvil compacto y más asequible que los que actualmente ofrece para ganarse la confianza del también pujante mercado eléctrico al otro lado del Atlántico.
“Disponer de una factoría lejos de Estados Unidos será importante y lo que empujará estos mercados serán nuestros próximos productos”, aseguraba R.J. Scaringe en una entrevista concedida a la agencia de noticias Reuters el año pasado.
Es evidente que una posición en forma de inversión del tamaño que ha efectuado Amazon no caerá en saco roto, y que la apuesta de Rivian se traducirá en una nueva empresa multisostenible cotizando en el parqué.
La pregunta, sin embargo, sigue siendo: ¿Habemus (de nuevo) burbuja?










