Hace no mucho tiempo, en un país muy, muy, muy lejano, rodeado de agua del Océano Pacífico, con una renta per cápita de unos 40.000 dólares por año y unas 10 empresas de fama internacional y facturaciones en suma en línea con nuestro PIB (solo Canon facturó 30.000 millones de euros en 2019), había un presidente más poderoso que los demás que llegó a ser el número uno en ventas mundiales (y se mantiene año tras año en los puestos de cabeza, aunque según nuestros datos, detrás de VW), que tenía muchos hijos.
Uno de ellos, Corolla, siempre le daba alegrías: buenas ventas, éxitos deportivos, clientes satisfechos…
Pero, un día, el conocido y respetado Corolla fue cambiado en Europa por su hermano Auris, nacido entre algodones y con intenciones buenas para el nuevo Siglo XXI. Y el presidente todopoderoso se dejó llevar por sus asesores, y toda la corte quiso lo mejor para Auris, quien hacía todo lo que podía para ganar las batallas con su docilidad y anodina estética.
Hasta que, tras muchos años de intentos, el presidente del país lejano llegó a una conclusión válida en cualquier reino y era: “Si algo funciona, no lo cambies”. Así, Corolla vuelve para lucir con luz propia en el corazón del segmento ‘C’ y ha sido llamado a reverdecer viejos laureles y alcanzar nuevas cotas de éxitos y hazañas.
Y, colorín colorado, este cuento…
De nuevo ha empezado.
Gracias por leer esta improvisada fábula con, esperamos, una sonrisa —y algo de paciencia—. Pocos aficionados al automóvil no conocerán el nombre Corolla pero, lo más seguro e importante es que pocos habitantes del planeta tierra no relacionarían Corolla con un coche. Con un buen coche, por cierto. Y eso, Toyota, no se toca.
Un escalón más
La decimosegunda y actual generación del Corolla está disponible desde finales de 2019 y destaca en dos aspectos globales: la nueva plataforma y el aumento de la oferta mecánica híbrida.
Con la nueva plataforma —sabemos el nombre, pero no queremos aburrir—, la marca consigue subir un escalón más, no solo en la dinámica de conducción o en los niveles de seguridad, sino en las posibilidades de diseño. No es nuevo descubrir que el diseño es el primer motivo de compra de un coche y muy barato tiene que ser para que lo compremos sin que nos guste.
Las fotos que, con bastante frío y no sin dificultades, hemos realizado para la prueba, te permitirán opinar sobre la belleza —o la falta de esta— del nuevo Toyota Corolla. Nosotros “nunca” juzgaremos la belleza de un coche, pero sí permitidnos que digamos que es mucho más agresivo, elegante y desafiante de lo que era antes el Auris.
Y eso, en principio, es un valor positivo en un coche.
Saliendo del charco del diseño, vamos a centrarnos en lo tangible.
Todos los modelos de Toyota basados en la nueva plataforma GA-C, derivada de la TNGA —vaya, hemos dicho el nombre— dan prioridad a la seguridad activa y pasiva.
De esta manera, la nueva familia Corolla ha sido diseñada para cumplir los estándares de programas independientes de pruebas de colisión, proporcionando más seguridad activa mediante los sistemas y funciones mejoradas de Toyota Safety Sense.
Por ejemplo, consigue cinco estrellas en pruebas EuroNcap y, más importante, una puntuación global del 95%. El nuevo Seat León con, por ejemplo, airbag delantero central y un año más de juventud, se queda en un 92%.
Esa elevadísima puntuación es fruto de la rigidez y el estudio de la nueva plataforma y su carrocería, pero también hemos de agradecer el interés de Toyota en montar elementos como frenada de emergencia con detección de peatones y ciclistas, avisador de salida de carril, llamada de emergencia en caso de accidente, control de crucero adaptativo y, por suerte y además, un largo etcétera. Sentados al volante nos encontramos con un coche bien hecho.
Muy bien hecho.
Que nos perdone VW con su Golf, Renault con su Megane o, incluso, Mercedes con su Clase A.
El Toyota Corolla saca pecho ante cualquiera. Y mantiene una característica propia de la marca, y también de Lexus: la suavidad. Materiales, sonido de puertas, tacto de volante, manejo de botones…
Todo es smooth, ejem, suave.
En coches alemanes apreciaremos su solidez, en los franceses los materiales diferentes, en los italianos el diseño… Y en los japoneses las cosas son suaves. No débiles, ojo. Son resistentes, duraderas y fiables como las que más. Pero su tacto es suave, meloso.
Toyota Corolla: Posición al volante
Tiene una buena postura de conducción, un tanto impersonal, todo sea dicho. Encontramos la postura idónea gracias a los múltiples reglajes de banqueta, respaldo y volante, con altura y profundidad, por supuesto. Pero, al final, vamos sentados menos integrados en el habitáculo que en un Mazda3, por ejemplo.
Aparte de la pantalla a color combinando con el cuadro analógico para los relojes, encontramos una pantalla táctil de ocho pulgadas en el salpicadero y, para estar a la última: monta de serie cargador inalámbrico de smartphone, conexión auxiliar y USB, bluetooth, conectividad para Apple Car Play y Android Auto y reconocimiento de voz. Por 850 euros podéis montar el cada vez menos necesario navegador.
Decimos esto porque, entre las tarifas de datos ilimitadas y Google Maps, el navegador del coche sirve para cada vez menos. Vosotros veréis.
Ya que estamos hablando de equipamiento, estamos conduciendo la versión de acceso a la gama, denominada Active Tech. Cuesta poco más de 21.000 euros, con el descuento oficial de algo más de 5.000 euros incluido.
Y nos es grato informarte que tiene todo lo que hace falta. Podréis elegir llantas, cuero o cosas accesorias como el navegador, la pintura o la bola de remolque desmontable, pero la columna vertebral del coche (seguridad y equipamiento), viene de serie en todos los Toyota Corolla.
Con esta buena nueva, arrancamos y nos ponemos en marcha muy contentos.
Lo hacemos en modo eléctrico, por defecto. El Toyota Corolla que probamos tiene un motor de combustión y uno eléctrico y, siempre que tenga batería, el coche inicia la marcha en con el motor eléctrico. Es más, ni siquiera arranca el motor de combustión, por los que os tendréis que acostumbrar a que el coche está arrancado sin hacer ruido.
Si no pisamos a fondo y rápidamente el acelerador, el Corolla continua en modo eléctrico. Incluso si vamos a 120 km/h en autopista y el terreno es favorable y no demandamos una gran fuerza por parte del motor, comprobaréis cómo puede rodar en modo eléctrico a esta velocidad. Es decir, que ruede en modo eléctrico no depende de la velocidad, depende de la respuesta que demandemos del motor.
Entrando un poco a desglosar el plano mecánico, hemos de indicar que, aunque hay una versión híbrida de 180CV con motor de gasolina de dos litros, la nuestra tiene un motor de gasolina de 1.8 litros —concebido para aquellos clientes que buscan ahorro de combustible gracias, por ejemplo, a las bajas fricciones— y 98CV acompañada de un motor eléctrico de 72CV. Trabajando en conjunto, rinden una potencia máxima de 122CV y anuncian un 50% de uso eléctrico en los desplazamientos cotidianos.
La potencia del motor eléctrico no está nada mal para un uso tranquilo en ciudad y, además, desarrolla 162 Nm. de par máximo, por lo que tiene fuerza para circular. Situadas bajo el asiento trasero, monta las mismas baterías de iones de litio refrigeradas por aire que el Prius de tracción delantera. Tienen una fuerza de 3,6 Ah. En este coche las baterías se recargan con la marcha, por no decir sobre la marcha.
Es decir: Este Toyota Corolla no es un híbrido enchufable. Con la retención del motor o la frenada regenerativa, las baterías van recuperando su carga. Podemos forzar a que el motor de combustión las cargue, pero eso sería como mover un molino de viento con un soplador a gasolina.
Conducir este coche es altamente agradable. Que sea suave no quita para que sea sólido. Han trabajado la aerodinámica, los trenes de rodaje y la resistencia a la torsión del bastidor (60% más rígido que anterior) para hacer un coche consistente. Además, utiliza nuevos materiales para aislar del ruido al habitáculo o un parabrisas específico. De este modo, el silencio y el confort de marcha se mantienen… incluso con el motor de combustión funcionando. Podéis saber más en el cuadro anexo de la doble página anterior.
Sin pensar que es un coche únicamente eléctrico, ya hemos dicho que en ciudad se desenvuelve bien en modo eléctrico. Y tiene etiqueta ECO de la DGT. En autopista viaja con soltura y confort a velocidades legales, pero, ¿y en carreteras de montaña?
Pues no os vamos a engañar, no tendréis la comunión automovilística hombre-máquina de un Ford Focus, pero conduciréis con facilidad y sin sobresaltos por muy cerrada que sea la curva. Entra muy bien en los giros, con una dirección precisa e intuitiva, y el tren trasero le sigue con agilidad. No es rápido de reacciones, pero no es torpe.
Neutro, capaz y confortable son tres palabras que alaban el comportamiento del Toyota Corolla en curva.
Sin ser un ahorrativo diésel, de los de mil kilómetros de autonomía por depósito, el Toyota Corolla ofrece consumos de cinco litros a los cien tratándole con mimo. Su parte positiva es la capacidad de rodar en modo eléctrico y la etiqueta ECO, su gran suavidad y confort, su equipamiento de serie y su precio de saldo. La parte negativa..
¡Uy, vaya! Nos hemos quedado sin sitio para seguir escribiendo…
