El fabricante de automóviles alemán Volkswagen y sus sindicatos principales han mantenido conversaciones que desde los dos lados han sido señaladas como «constructivas», si bien continúan estando situadas en puntos muy lejanos para llegar a algún tipo de acuerdo.
Dichas negociaciones se mantienen bajo un entorno en elq ue la marca de vehículos prevé aplicar ajustes potentes tanto en su estructura industrial —se planeta incluso cerrar factorías— como de costes, lo que ha provocado el inicio de protestas por parte de los empleados de la compañía en Alemania, además de movilizaciones y amenazas de huelga más drásticas.
Los sindicatos han reiterado su negativa a aceptar cierres de plantas, según apunta Reuters, mientras que la dirección de la empresa continúa sin descartarlo.
Los potenciales cierres o cierre afectarían de modo principal a fábricas alemanas.
Arne Meiswinkel, la cabeza visible negociadora de Volkswagen, y de acuerdo con Reuters, ha afirmado que las negociaciones se han prolongado durante más de siete horas y que no han acercado una solución a las dos partes.
De su lado, el portavoz sindical, Thorsten Groeger, ha asegurado que, por primera vez, las conversaciones se han desarrollado «en un clima de diálogo» y que están dispuestos a retomar las negociaciones el próximo 16 de diciembre.
El lunes ha habido nuevos paros y huelgas en algunas de las plantas de automóviles qeu son consideradas por los sindicatos como factores de riesgo de cierre, y en este pack han incluido la matriz del grupo, Wolfsburg, donde se han producido paros en diferentes momentos por cuenta de sus más de 65.000 empleados, según IG Metall.
Los sindicatos no descartan medidas de mayor calado si no se alcanza un acuerdo, como paros de 24 horas o indefinidos.
Volkswagen, por su parte, continúa argumentando que está obligada a efectuar los recortes, y de un modo tan severo, por causa de la caída en la demanda de vehículos en Europa y los elevados costes generales en Alemania, lo que dificultan su competitividad respecto de sus rivales y, especialmente y en los últimos tiempos, respecto de China.
«La gestión de la empresa no puede operar en un mundo de fantasía», ha asegurado en unas declaraciones recientes el primer ejecutivo de Volkswagen, Oliver Blume.