Los touaregs son un pueblo bereber del Sahara que se mueve de forma itinerante entre varios países africanos. Son nómadas con más de dos milenios de historia a sus espaldas, tienen su propio idioma y están acostumbrados a vivir en la dureza y la aridez del desierto. En su día a día soportan temperaturas extremas sobre la arena para que sus familias y su ganado subsistan. No es casual que hayan prestado su nombre al más aventurero de todos los Volkswagen.
Cuando la firma alemana decidió fabricar el VW Touareg allá por 2004, sabía que era una apuesta ambiciosa.
La fiebre SUV aún no había estallado y sólo tenía sentido lanzar un todocamino en el más amplio sentido de la palabra, es decir, que fuera realmente hábil en todo tipo de terrenos. Esto, que puede parecer una obviedad, en realidad no lo cumple ni la décima parte de los modelos que hoy habitan en ese segmento. Pero aquel Volkswagen, sí.
Tanto apostaba la marca por su nuevo producto, que al final acabó enviando un equipo de coches a la carrera más dura del mundo, el Rally Dakar, con muy buenos resultados.
Durante tres años consecutivos, este modelo terminó en el primer cajón del podio, uno de ellos con nuestro ‘matador’, Carlos Sainz, al volante.
Echando la vista atrás y fijándose en los detalles, cabe pensar que quizá el destino ya tuviera esto escrito, pues el emblema del Dakar es precisamente una suerte de touareg de rostro enigmático, oculto tras su turbante. Curiosa coincidencia. Dando un pequeño salto en el tiempo viajamos hasta el momento actual para dar la bienvenida a la tercera generación del Volkswagen Touareg. De un primer vistazo, el diseño ha mejorado. Las líneas se han modernizado con rasgos muy actuales y acertados. Pero no, no es esto lo mejor del coche.
Su grandeza está en cómo se ha resuelto el interior y en cómo la marca ha sabido mantener casi intacta la filosofía original, haciendo las modificaciones justas para adaptarse a las nuevas exigencias.
Así es el nuevo modelo
Cuando hablo de filosofía me refiero a esa idea de coche apto para todo tipo de usos. Pero de verdad, no de cara a la galería. En este sentido, el nuevo Touareg sigue siendo bueno en el campo. A pesar de haber perdido por el camino la reductora y algún grado en los ángulos de ataque y salida, sigue ofreciendo una retahíla de elementos que echan un cable al conductor al abandonar la carretera. A su tracción integral de serie se unen unas suspensiones de recorridos largos, una transmisión que se lleva muy bien con el avance suave a baja velocidad, un selector que ajusta la altura de la carrocería en diferentes niveles, y varios modos de conducción para rodar con la mejor tracción posible en todo tipo de superficies.
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Como buen coche de aspiraciones todoterreno, este Volkswagen está preparado para remolcar hasta 3.500 kilogramos y, por si todo esto le parece poco a alguien, existe la posibilidad de montar el denominado paquete opcional off-road (755 euros), que incluye: protecciones para los bajos, depósito de combustible ampliado a 90 litros, ganchos de remolque y programas de conducción adicionales.
No hay aventura que se le resista con semejante despliegue.
Durante varios días y cientos de kilómetros he podido comprobar que el coche, a pesar de su envergadura, se mueve realmente bien por pistas y entornos complicados. Sus dos ejes amortiguan y contienen los balanceos de una forma eficaz. Incluso en esa tortura diaria que son los badenes, grietas, agujeros y demás elementos poco deseables que aparecen en las calles de cualquier urbe, la suspensión hace su trabajo y se lo traga todo para que el conductor y los pasajeros ni se enteren de lo que hay bajo las ruedas.
Y ya que estamos en zona asfáltica diré que la calidad de rodadura aquí es sencillamente impecable. En la marca saben que este coche pasará más tiempo sobre el negro elemento y por ello se han volcado a la hora de lograr una puesta a punto de calidad.
En el modo normal ofrece un tacto de conducción muy confortable, que incluso deja notar ese cabeceo propio de los vehículos todoterreno. Pero no molesta, simplemente aporta suavidad y cuando toca afrontar virajes, lo hace sin problema; en el modo deportivo, en cambio, el chasis se tensa hasta hacer desaparecer por completo esa sensación. En este momento el Touareg se convierte en un vehículo de tacto firme, capaz de moverse más rápido y de una forma más certera. Probablemente sea una de las cosas que más sorprende de esta nueva generación: esa diferenciación tan marcada entre unos modos y otros, que hace que el coche sea capaz de mostrar personalidades opuestas.
¡Menudo cambiazo en el interior!
Decía unas líneas antes que el interior es una de las grandes novedades que esconde el Touareg. Parece mentira que a estas alturas pueda sorprender una pantalla en un coche de última generación. Es el elemento clave hoy en cualquier modelo de cualquier marca, así que ya deberíamos estar más que acostumbrados a ello. Pero es que lo que uno se encuentra nada más abrir la puerta del conductor del VW es casi una televisión integrada en la consola central. Es tan grande que abruma y dirige la mirada irremediablemente hacia ella.
Este monitor carente de botones le da un aire muy tecnológico al habitáculo y complementa a la otra pantalla digital situada en el tablero de instrumentos. Ni que decir tiene que los menús del sistema de información y entretenimiento presentan una estructura lógica y van bien cargados de información. Todo esto es muy positivo, no cabe duda. Pero, cuidado, porque son tantas las funciones posibles y tan grande la superficie de la pantalla táctil, que es fácil distraerse al volante. Soy consciente de que los diseños de salpicadero y consola, cuanto más limpios y despejados, más atractivos son, pero no estaría de más que existiera algún botón o interruptor como acceso directo a ciertas funciones esenciales para ponerle las cosas más fáciles a quien gobierna la máquina.
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LA IMPORTANCIA DE UNA BUENA ESPINA DORSAL¿Puede una marca generalista como Volkswagen hacer sentir a sus ocupantes como si estuvieran en un modelo premium de clase superior? La respuesta es que sí, y la culpa la tienen las sinergias entre compañías, en este caso del mismo grupo, que ponen en juego desarrollos compartidos. El Audi Q7 y el Porsche Cayenne son dos referentes que emplean la misma plataforma y se la prestan al Volkswagen Touareg, que, de rebote, hereda gran parte de sus cualidades. La factura va en consonancia con el producto, claro está. Que nadie espere encontrar este VW a precio de saldo. Pero su posicionamiento sigue estando algo por debajo de los más caros, así que no deja de ser un modelo interesante. Cómodo como pocos SUV de su tamaño, este alemán consigue que viajar a bordo sea un placer. El maletero también merece la pena por su amplio volumen -entre 615 y 810 litros- y por una serie de soluciones que facilitan la carga de equipaje. Por ejemplo, los tiradores ubicados en las paredes laterales que permiten abatir los respaldos traseros a distancia o los botones que activan la suspensión neumática para que el coche baje y así poder dejar el plano de carga a una altura más cómoda. No le falta detalle a este Volkswagen que cuida especialmente el confort de sus ocupantes. |
Una vez la vista se ha acostumbrado a la superficie apantallada, toca observar el resto del habitáculo. Y destacamos, sobre todo, el silencio. Bendito silencio al empezar a moverse y ver como los elementos insonorizantes cumplen su función y se alían con esa suspensión de tacto amable para ofrecer una experiencia de conducción totalmente relajada. Es fácil olvidar que llevas un Volkswagen entre manos con el paso de los kilómetros.
La vida a bordo es prioritaria
Por sus dimensiones y aprovechamiento del espacio, nuestro fleet car de este mes está pensado para viajes en familia, de ocio, aventuras o, simplemente, para ir desahogado. Son cinco las plazas que hay en su interior, todas ellas cómodas y amplias. Las de la fila trasera, además, ofrecen varios ángulos de inclinación en sus respaldos y se pueden desplazar longitudinalmente para jugar con el espacio del maletero, que puede pasar de ser bueno a muy bueno.
En el peor de los casos ofrece un volumen de 615 litros, pero si se mueven los asientos posteriores hasta el punto más adelantado, la zona de carga llega a 810 litros, que ya es un cifra de récord.
En materia de equipamiento se da por supuesto un sinfín de elementos relacionados con la conectividad y los asistentes a la conducción. Todos son de última hornada y reservados a la gama más premium de modelos del grupo VW, pero hay uno de ellos que llama la atención: el sistema de iluminación matricial LED, que es capaz de discernir si el coche se mueve en ciudad, en carretera, en autovía o fuera de pista. Incluso sabe si está atravesando un cruce, si está adelantando a otro vehículo, hay peatones en mitad de la vía, señales que reflejen la luz o mal tiempo. Y todo ello, ¿Para qué? Para que el sistema adapte el haz de luz de los 128 diodos LED que hay en cada faro con idea de poder iluminar cada escenario concreto de la mejor manera posible, evitando deslumbramientos innecesarios. Una genialidad que deja muy atrás el concepto tradicional de ‘posición, cortas y largas’. Estamos ya muy lejos de aquello y lo debemos agradecer, pues no hay nada tan fundamental en la seguridad como una correcta visión del entorno.
No maten al diésel, por favor
A la hora de elegir motor, no hay quebradero de cabeza posible. De momento sólo se puede optar al 3.0 TDI de 6 cilindros en dos niveles de potencia (231 y 286 CV). Está prevista la llegada de un gasolina de 6 cilindros y 340 CV, un diésel V8 de 421 CV y, quizá, un híbrido enchufable. Pero eso será más adelante.
Ahora toca centrarse en el gasóleo que, polémicas al margen, sigue siendo la opción más adecuada para mover un coche grande, alto y pesado como el Touareg, que pide grandes dosis de par sin que el consumo se ponga por las nubes. La unidad de pruebas que aquí figura monta el motor más potente de los dos, con 286 CV y 600 Nm, del que solo puedo aportar datos positivos: permite unas aceleraciones y recuperaciones tremendamente ágiles, se lleva a la perfección con la tracción integral y la caja automática de 8 relaciones, y cumple con la más reciente normativa de emisiones.
Como este propulsor va tan sobrado, el escalón inferior (231 CV de potencia) también podría ser una buena apuesta.
Lo que me parece complicado recomendar, al menos sobre el papel, es una motorización de gasolina o híbrida para un uso mixto, teniendo en cuenta que este TDI ya gasta en la práctica algo más de 9 litros /100 km en condiciones reales.
Como conclusión, cabe decir que cada vez son menos los SUV que se atreven con todo. Obtener buena nota en comodidad, amplitud, tecnología, calidad percibida, rodadura en campo y fuera de él, etcétera, no es fácil. Y los que lo alcanzan suelen tener precios que superan la barrera de lo prohibitivo.
¿Por qué no elegir un Volkswagen Touareg como coche de empresa en sustitución de otros formatos más conocidos? A fin de cuentas, es pura representación de marca, y supone la punta de lanza de la gama actual. Los tiempos cambian y puede ser que ya no tenga tanto sentido moverse a bordo de esas grandes berlinas que antaño acaparaban toda la atención.