Permítanme que comparta mi humilde punto de vista sobre la decepcionante, o incluso frustrante, evolución del mercado del vehículo eléctrico (VE) en España y en la mayoría de los países europeos.
Se trata de un tema apasionante que sigo muy de cerca, tanto por mi convicción sobre la necesidad de dirigirnos hacia una movilidad más sostenible, como por mi faceta profesional de proveedor de movilidad.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció recientemente la intención de crear un parque móvil de 250.000 VE en 2023. Recordemos que, en el año 2008, el recién nombrado ministro de Industria Miguel Sebastián, se fijó como objetivo alcanzar estas mismas 250.000 unidades de VE para 2014 y se despidió del cargo en 2011 con apenas 400 VE vendidos ese año.
¿Por qué cualquier objetivo ambicioso en materia de VE parece inalcanzable?
Son muchas las personas que tratan de aportar su opinión para que dicho objetivo se haga realidad y son muchos los profesionales que solicitan más infraestructuras, más cargadores, más ayudas, menos impuestos…
Si bien es cierto que los puntos mencionados son muy importantes para un desarrollo exitoso del vehículo eléctrico, quisiera añadir 2 puntos que casi nadie menciona y que me parecen quizás todavía más fundamentales que los anteriores:
Uno. Ampliar la oferta de VE en cuanto a cantidad
El parque de VE nuevos en stock es de momento, demasiado anecdótico. Considero que no hay que esperar a la demanda, hay que crearla. Y para ello hace falta una oferta consistente. Si los usuarios siguen sin estar convencidos (y tienen motivos de sobra), seamos los profesionales los que les mostremos el camino trasmitiéndoles confianza.
Un DS3 Crossback E-Tense eléctrico. capaz de recorrer más de 300 kilómetros con una única recarga.
Vivimos una situación similar a la que vivía el sector turístico en tiempos pre-Covid, una especie de “pez que se muerde la cola” donde era común escuchar que algunos hoteles no abrían durante ciertas épocas del año por falta de conectividad, y al mismo tiempo las compañías aéreas decían que si no volaban a según qué destinos durante dichas épocas era por falta de oferta hotelera… Si creemos en la movilidad electrificada, no cometamos el mismo error y no esperemos que el cliente venga.
Dotémonos de los medios necesarios y vayamos a por él.
Dos. Mejorar la competitividad económica de la oferta de los VE
El éxito de la penetración del mercado de los VE no puede depender únicamente de las subvenciones públicas y/o de las acciones de los departamentos de Marketing. Hay que aportar ofertas y condiciones que estén a la altura de los objetivos supuestamente compartidos por todos (países, regiones, ayuntamientos, fabricantes, empresas, ciudadanos…) y no limitarse a acciones de “Marketing y RSC” que priorizan su visibilidad (lo que yo llamo “la foto verde”) por encima de asegurar la sostenibilidad de las operaciones a largo plazo.
Estoy firmemente convencido de que la sociedad está cada vez más concienciada y deseosa de reducir su huella medio ambiental. Estoy seguro también de que una inmensa parte de la población desea circular en vehículo eléctrico. Otra cosa bien diferente es que se lo pueda permitir… y no es sólo cuestión de infraestructuras… En mi opinión, el impacto de los altos precios de los VE sobre la demanda es mayor que el que pueda provocar la falta de infraestructura.
El hecho de que una inmensa parte de las flotas eléctricas esté en manos de: empresas y organismos públicos subvencionados por las administraciones; compañías de Carsharing subvencionadas por los fabricantes (OEMs) y por los ayuntamientos que subvencionan “la ORA” ( por lo menos de momento); y empresas y multinacionales que subvencionan el sobrecoste de dichas flotas eléctricas (en comparación a si fuesen de combustión) a través de sus departamentos de marketing y RSC que consiguen así su “foto verde”, dice mucho de la insostenibilidad económica de la movilidad eléctrica de hoy. No podremos considerar que la electrificación de nuestra movilidad va por buen camino hasta que las empresas que compran vehículos eléctricos no lo hagan ni por obligación legislativa ni por quedar bien socialmente.
En cuanto al mercado particular, ¿qué cuota de vehículos representan los coches que se han comprado por obligación (centro de Madrid, por ejemplo)? ¿De verdad queremos basar el futuro de un proyecto medio ambiental tan esencial a base de leyes y obligaciones…? Mientras se tenga que forzar a las personas a golpe de leyes y restricciones para que opten por un VE, estaremos fracasando. Los años han demostrado que hay casi una sola fórmula que se sostiene en el tiempo: la “ley” de la Oferta y de la Demanda. ¡Hagamos lo necesario para que las personas demanden vehículos eléctricos!
La industria del automóvil, ante la lucha por las emisiones de CO2. FOTOGRAFÍA: SHUTTERSTOCK
Hagamos los deberes y luego podremos abordar otro apasionante tema: el origen de la energía eléctrica. ¿Tiene sentido ver un VE que circula con una pegatina “Cero emisiones de CO2” cuando sabemos que la electricidad que ha permitido cargar el coche proviene de haber quemado carbón?
Mientras tanto y a pesar de todo lo comentado, no nos conformemos con ser meros espectadores. ¡Actuemos! ¡Los pequeños pasos cuentan! No nos limitemos a ser críticos, seamos también constructivos.
En OK, hemos sido el primer rent a car en haber introducido Vehículos Eléctricos en Baleares. Lo hicimos por convicción y sin que ninguna ley nos obligase a ello. Y en OK, somos también el único rent a car de España en comprar un número considerable de VE a riesgo (sin recompra por parte del fabricante). ¿Por qué lo hacemos a pesar de las grandes incertidumbres sobre la evolución de los Valores Residuales? ¡Para obligarnos a crear la demanda!
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Othman Ktiri es consejero delegado de OK Mobility Group