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Juan Arús
Juan Arús
Periodista económico apasionado en transformar objetivos en resultados, Juan Arús (Madrid, 1975) ha trabajado para diversos medios de comunicación escritos de España, generalmente económicos y habitualmente en las secciones de Empresas y Automoción. Gran aficionado a la moda masculina, cuenta con un vasto repertorio de artículos de referencia publicados sobre vestuario clásico en diferentes medios. Edita y dirige Fleet People desde 2015.

Curro Ariza se abre un hueco en el panorama textil masculino con Patch, una marca que apuesta por la elegancia diaria sin estridencias, pero con personalidad. ahí es nada

FOTOGRAFÍA: DANIEL SANTAMARÍA

A veces, lo más sencillo es lo más difícil de encontrar. Curro Ariza, dueño y fundador de Patch, lo sabe. Y por eso ha creado una marca que se distingue, precisamente, por no distinguirse. Accesible y correcta, elegante sin artificios, sencilla pero no simple: Ariza encarna en sí mismo los valores que transmite a Patch.

Tras estudiar en Estados Unidos, lugar en el que aprendió todo sobre la gestión comercial, inició su andadura en el textil en 1985 donde reconoce haber hecho casi de todo. Comenzó a trabajar para la mayor importadora y distribuidora del momento, que trajo a España marcas como Benetton o El Charro. Esto le dio la oportunidad de vivir de cerca la explosión marquista de los 90 en nuestro país.

“En una década pasamos de no tener marcas a tenerlas todas. España es así”, afirma. A principios de los noventa fundó Main Outlet, la entonces primera cadena de outlets de España y que cerró sus puertas en 2010. En ese momento, Ariza decidió crear su marca propia, inspirada en el nacimiento de GAP: en los años 70. Igual que GAP (hueco), Patch (parche), detectó carencias estilísticas en el mercado. Y por eso lanzó al gran público una propuesta atemporal y discreta: ropa para hombre de inspiración casual americana.

“Nos dirigimos al mercado masculino porque está mucho menos explotado que el femenino y apostamos por la ropa de estilo americano porque, pese a lo que muchos creen en España, la elegancia no es necesariamente inglesa o italiana”, explica. Patch se sustenta sobre una base sólida y meditada, fruto de toda una vida de trabajo y de un profundo conocimiento del mercado. Sólo han pasado cinco años desde su nacimiento y, sin embargo, da la impresión de que la firma ha estado ahí toda la vida. Ha nacido un clásico.

La primera tienda Patch abrió sus puertas en la capital en el 2014, en la calle de Blanca de Navarra, apartada del circuito comercial. “Hasta hace nada, en Madrid sólo podías comprar ropa en calles comerciales. No había callejones como en París o en Londres, con una tienda interesante, una peluquería chula, un restaurante con encanto… Pensamos que este concepto tenía potencial y que encajaba con Patch. Y así ha sido. Hace un año inauguramos tienda en Velázquez y, este mes de abril dos establecimientos más en Barcelona siguiendo el mismo esquema: uno en una calle poco comercial y otro en el Borne”.

Sus tiendas tienen una decoración sencilla, fácil e inspirada en los vestuarios de los clubes deportivos.

La ropa está expuesta en mesas y perchas, donde se puede ver y coger cómodamente. No hay maniquíes porque, tal y como explica Ariza, “no queremos enseñarle a nadie cómo tiene que vestirse. Cuando un cliente entra en nuestra tienda, procuramos orientarle hacia sus gustos basándonos en su aspecto y lo que nos cuenta. No nos gustan los dependientes que tratan al comprador como si fuera tonto, le imponen un estilo y le incitan a llevarse ropa que no se va a poner”.

Patch

Nada que ver con el oso

Aunque parezca increíble, que un hombre se preocupe por el aspecto sigue estando mal visto en España.

“Algunos piensan todavía en eso de el hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso, pero es un disparate. Es posible encontrar un término medio entre seguir las últimas tendencias y no preocuparse por el aspecto en absoluto. Estamos convencidos de que se puede ir bien vestido y ser diferente sin dar el cante”, asegura.

Patch atrae, principalmente, a tres tipos de clientes. Es una marca que gusta a un hombre no especialmente aficionado a la ropa, que no es “marquista”, que no sigue las tendencias pero que quiere tener un buen aspecto dejando de lado los trajes, los tonos grises, los azules oscuros… “Queremos que se sienta bien vestido, cómodo. Que se identifique con lo que lleva, porque la sensación de ir disfrazado crea mucha inseguridad”, explica Ariza a Fleet People.

La marca tiene una clientela importante entre los más jóvenes; chicos de 18-20 años que, muchas veces, conocen Patch a través de sus padres, aunque buscan diseños distintos, más slim que también encuentran en la tienda. Los compradores preocupados por la moda y que son muy exigentes con la calidad, también se fijan en Patch. “El público masculino suele buscar ropa duradera, que no pase de moda y realizada en buenos tejidos, con acabados bien hechos”.

El diseño se hace en Madrid y, muchas veces, es Ariza quien hace los patrones, siempre bajo la máxima de la sencillez. “Tenemos varios de un mismo modelo acoplados a diferentes morfologías, para que queden de igual manera a clientes con físicos distintos”. La fabricación de la ropa se subcontrata en talleres españoles, pero los compradores tienen la opción de acoplarla a medida, sin gasto extra, ya que en Patch cuentan con taller propio de arreglos y composturas.

“El cliente lo agradece mucho. Puede parecer que los hombres son más despreocupados que las mujeres con la ropa, pero es lo contrario. Generalmente la compran cuando la necesitan, no para temporada, piensan mucho en el largo plazo y son muy exigentes con los detalles”.

Diseño, calidad… y meteorología

La oferta de Patch es sencilla y ponible. Se dirige, más que a un cliente, a un momento común a todos los clientes; ese en el que quieren estar bien vestidos pero no quieren llevar un traje y una corbata, en el que quieren estar cómodos pero no quieren parecer un mecánico de fórmula uno. “En Patch no inventamos nada nuevo. No queremos pasar a la historia por nuestros diseños, por haber inventado, por ejemplo, la cremallera oblicua del bolsillo trasero derecho. En lo que sí nos distinguimos es en las calidades de los materiales y los colores”.

El color es el ADN de la marca. El cliente puede encontrar estampados más clásicos o más atrevidos pero, siempre, con un matiz diferente. Los tejidos, de primera calidad, se compran en proveedores de todo el mundo. Aunque las colecciones se acoplan a las telas propias de cada estación, en la tienda siempre hay ropa de temporalidad poco marcada, que se pueden usar durante todo el año. Y durante varios años. “El hombre, a diferencia de las mujeres, no compra ropa hasta que no la necesita. Por eso la climatología es muy importante en la moda masculina. Desde que tengo la tienda, me he vuelto un experto meteorólogo”.

Ariza también señala que el mercado de la moda ha cambiado mucho en los últimos años. Para empezar, la forma en la que el cliente se gasta el dinero es diferente. “Antes se dedicaba un presupuesto a ropa, un presupuesto a alimentación, un presupuesto a ocio… y había una serie de cosas que no se compraban, o porque eran muy caras o, sencillamente, porque no había costumbre. Ahora, sin embargo, la gente tiene un dinero en el bolsillo y va recibiendo ofertas para gastarlo. Mi competencia no es la ropa. Mi competencia es la cantidad de oferta que hay ahora en el mercado”, asegura Ariza.

En lo que se refiere a moda masculina, además, las opciones han aumentado en los últimos tiempos.

“Hemos pasado de que no haya tiendas de hombre a que sólo se abran establecimientos dirigidos a un público masculino. Está bien que haya competencia. Si los clientes no ven tiendas para hombres, creen que el mundo es así. Pero, si en cada esquina se encuentran una chula, con la personalidad que sea y con el producto que sea, acaba interesándose por la ropa, definiendo su estilo”.

El dueño de Patch nos indica que, más que competir con otros, comparte clientes con ellos. De hecho en su tienda vende productos de otras marcas: “Para algunas familias de producto, como los zapatos, hacemos acuerdos con proveedores para vender sus productos en nuestra tienda. De esta manera, podemos satisfacer todas las necesidades del cliente en cuanto a ropa y complementos. También hay tiendas multimarca que venden nuestros productos”.

Es importante decir que, en Patch, no son amantes de los logos. No los ponen en casi en ninguna prenda, salvo en las sudaderas y los polos, que quedarían muy sosos de otra manera.

“Hay marcas que son muy Identificables, por el logo o por el diseño, pero Patch no. Es difícil saber cuando un cliente va vestido con nuestra ropa. Te puede gustar más o menos pero no piensas ése es un hombre Patch, y no es esa la idea. Nuestro objetivo es vender a todas las edades y muchos años. No tenemos intención de estar de moda nunca pero sí queremos que, cuando alguien necesite algo de ropa, piense en nosotros. Queremos ser una alternativa de consumo razonable, con buen servicio y atención”.

Un planteamiento atractivo por su sencillez que augura larga vida a la firma. Patch ha venido para quedarse.

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