Ser un objeto de deseo durante años, lustros y hasta décadas, como lleva siéndolo el Golf, es digno de elogio. Es posible que hasta se estudie en las universidades: “el extraño caso del coche que, generación tras generación, seguía siendo deseable”.
Vimos hace un par de números como Toyota tuvo que, digamos, colocarse la cintura con el Auris vs Corolla. Honda cada vez hace cosas más raras con su Civic. Y tendríamos que tirar de Wikipedia para buscar “coches que sobreviven el paso de los años con el mismo nombre”.
Pero que la competencia cambie de nombre no quiere decir que no siga siendo competencia. Ford Focus, (Escort tras el nacimiento del Golf), Peugeot 308 (no había rival en Peugeot en 1976) o Renault Mégane (19 se llamaba en la época) son duros, muy duros, durísimos en muchos aspectos, del sempiterno Golf. Veamos por qué.
Porque hay que hacer las cosas bien.
Porque en un mundo atomizado y globalizado, cargado de intereses, competitivo y con todo un abanico de posibilidades, da igual como te llames: has de ser bueno. Al menos, tan bueno como tu precio.
El recién estrenado Peugeot 308 es un productazo. Ya vimos como el Toyota Corolla es lo más agradable que te puedes llevar a las manos después de un pañuelo de cachemir y pocos no saben hoy en día que la curvas son patrimonio Focus.
Y el Golf 8, siendo buen coche, no es el cochazo que todos tenemos en la cabeza. Y no seremos nosotros los que hundamos la imagen que las agencias de VW se han encargado de erigir en estos años. No seremos porque no queremos, ojo…
Bromas aparte, es nuestro deber informaros de lo que consideramos relevante, si no, no seríamos Fleet People y tú no habrías venido aquí a cazar, así que vamos a contarte que los elementos que dejan mucho que desear en el actual VW Golf de octava generación.
Perdonad un momento, que vamos a situar antes el coche. El Golf Variant es el patito feo de la gama Golf y, sintiéndolo mucho, a estas alturas no creemos que llegue a ser un cisne… nunca. Y, realmente, eso no nos importa. Los coches familiares nunca han sido del agrado del consumidor español. P
rácticos como ellos solos, que se parezcan a un coche fúnebre lo llevamos “grabado a fuego” y huimos de ellos. Todo lo contrario que alemanes, italianos o franceses. Bien, ahora sí, hablemos del nuevo VW Golf Variant: desde fuera es un coche de silueta alargada. Son 35 centímetros más que el Golf de cinco puertas que van destinados al voladizo trasero y, con 4,6 metros de largo, consigue más de 600 litros de capacidad de maletero.
Con la misma distancia entre ejes que el de cinco puertas, 2,7 metros, es el maletero el que se lleva el premio por su capacidad. En el cuadro adjunto, hablamos del motivo de compra de este coche de manera pormenorizada.
Qué pena que no tenga los asientos traseros desplazables longitudinalmente, como sí tenía (y esperemos que tenga un hipotético nuevo) Golf Plus.
Nos sentamos a sus mandos y, simplemente, es el Golf 7 o, si nos torturas, hasta decimos que es el 6. Vale que el estándar de calidad es alto, pero espero tener un coche más evolucionado en una generación nueva. Hablamos de calidad percibida, tacto de materiales, asientos y demás. Del “coche tradicional, de la parte mecánica”, si queréis.
Otra cosa son las pantallas. Tiene para el cuadro de relojes y, en el salpicadero, para el sistema multimedia. Vale, pues preparaos porque: la del cuadro de relojes es más pequeña que la del Golf 7 y la del salpicadero se queda colgada.
La pantalla del cuadro de relojes mide 10,25 pulgadas, mientras que la de la anterior generación medía 12,3 pulgadas. Y no es que nos acordemos de las medidas, que también, sino que lo delata un marco supletorio para hacer el cuadro más pequeño. Hemos visto proyectos de fin de Máster de políticos más elaborados. Además, no deja grandes posibilidades de configuración, aunque sí tenemos cuatro modos de visión, pulsando el botón View del volante.
La parte buena es que los grafismos son actuales y tienen un aspecto moderno. Solo faltaría.
La del sistema multimedia pertenecen a la familia MIB3, la más avanzada actualmente de Volkswagen, y son compatibles con Android Auto y Apple CarPlay incluso sin necesidad de cable.
¡Bien por Volkswagen!
Hay dos tamaños disponibles, de 8,25 pulgadas con dos ruletas físicas —que, a la sazón, ayudan mucho— o de 10 pulgadas, llamada Innovision Cockpit, y mejor resolución y sin ruletas (pantalla completa).
Esta, además, cuenta con una superficie táctil en su base para regular temperatura o volumen del audio. Esta es la que montaba nuestra unidad de pruebas y es bastante lenta en su funcionamiento e, incluso, al navegar verticalmente se quedaba colgada, literalmente. Y, al arrancar el coche y meter marcha atrás hay que esperar un buen rato para que se active el sistema y tengamos cámara de marcha atrás. Olvidaos de las prisas.
Las buenas noticias son que el manejo es sencillo, con una navegación por menús intuitiva y podemos configurar el menú principal para tener acceso directo a las funciones más relevantes o que más usemos.
Conducción muy Golf
Nos ponemos en marcha y notamos un tacto de conducción muy “Golf”, como decíamos al sentarnos en él. Si “pedimos el bisturí y nos ponemos la bata de cirujano”, descubrimos una dirección un poco más directa y unas suspensiones un poco más confortables, pero si lo notas es porque, como mínimo, eres amigo íntimo de Carlos Sainz.
Estamos probando la versión tope de gama diésel, que tiene un motor TDI de 150CV. Son cuatro cilindros, dos litros de cilindrada y, aunque tiene el bloque de fundición, la culata es de aleación con cuatro válvulas por cilindro y doble árbol de levas y cuenta con todos los adelantos modernos como inyección directa common rail con diferentes fases, turbo de geometría variable e intercooler.
Todo esto se traduce en que corre bastante.
Pese a las imposiciones medioambientales, el motor tiene carácter y, además, supera las 4.000 revoluciones por minuto con empuje, lo que gustará a los conductores más deportivos. Su régimen de uso es desde apenas 1.600 rpm y da lo mejor de sí entre 2.000 y 4.000 revoluciones por minuto. Este motor sólo está disponible con caja de cambios automática DSG de siete marchas y tracción delantera.
Pero sí debemos decir que, con esta carrocería, hay una versión Alltrack con tracción a las 4 ruedas.
Según cifras homologadas, el Golf Variant TDI de 150CV acelera de 0 a 100 km/h en 8,7 segundos y alcanza 223 km/h… No está nada mal para tratarse de un práctico familiar con un peso algo superior a 1.500 kilos. Por otra parte, los consumos son, ahora por suerte, de generaciones pasadas con una media inferior a cinvo litros. Teniendo en cuenta que el depósito carga 50 litros de gasóleo, es muy probable que las notas de gastos de combustible se os olvidarán en el cajón de la oficina… o del aparador, ahora que todos teletrabajamos.
Volviendo al principio, es decir, al Golf como coche, tenemos un rutero infatigable. Asientos, postura de conducción, tacto general, acabados y remates están a gran altura. Si no, VW quiebra. No se la juegan y tiene un rodar muy bueno, con gran aislamiento sonoro y aerodinámico y hasta podemos decir que el motor no suena mucho a diésel.
Entre curvas, más de lo mismo: es un Golf y eso significa que no tiene el comportamiento más ágil del mundo, pero no te pondrá en apuros.
Las suspensiones, independientes en ambos trenes de rodaje, tienen ese punto de confort que tan bien caracteriza a Volkswagen y, si nos ponemos “bravos”, el tren trasero nos acompaña en los giros más cerrados con un guiño sobrevirador. Aunque, claro, mejor no llevar el maletero a tope…
Antes de acabar, vamos a dar un repaso al equipamiento.
Las preciosas fotos, modestia aparte, que acompañan a estas humildes letras (qué rimbombante me estoy poniendo), son del acabado “R-Line” que tiene tintes deportivos y casi roza los 40.000€ de precio de tarifa.
Tiene asientos deportivos tipo baquet, es decir, con el reposacabezas integrado, y llantas específicas de 17 pulgadas. También climatizador de tres zonas (dos delanteras y una trasera), asistente de aparcamiento (llega a aparcar solo) y numerosos elementos más. Pero, ojo, si queremos que abra sin llave hemos de pagarlo a aparte.
Venga, vamos a dejarlo aquí.